PASADO.

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¡Hola! realmente hace años había dejado de escribir esta historia, pero viendo a las personas que me pedían que la siguiera me animaron muchísimo, aunque no son muchas pero me demuestran que algo estoy haciendo bien jiji, muchas gracias <3 

*


—¿Harry te casarás con ella? —Habló el mayor con decepción. El pecho le ardía, las lágrimas estaban a la vuelta de la esquina, sus labios no pudieron articular palara alguna. El menor asintió.

—Espero que sean muy felices, muchas felicidades, nos vemos, recordé que debo ir a la biblioteca. Un placer conocerte Cherry, Harry es muy afortunado, por cierto, aquí está lo de mi café y el croissant. —Te dije que yo invitaba, no te preocupes. —El rizado intentó devolverle el dinero y este lo rechazó. Y sólo se limitó a decir:

—Con su permiso. —El ojiazul se retiró velozmente. Harry tocó su frente y negó con la cabeza. Cherry seguía el doble de desconcertada. Pasaron unos minutos y el silencio se tornó incómodo.

—¿A la biblioteca? ¿un sábado por la tarde/noche? Eso es absurdo, te juro que no entiendo nada. —Mencionó la atractiva mujer en tono de decepción. —No es nada importante, te lo prometo —El rizado tomó la mano de la mujer y esta lo rechazó.

—Harry, quiero que me tengas confianza, no entendí ni la actitud del chico, ni la tuya, ni porque viniste hasta aquí sin avisarme, sigo un poco desconcertada. —La mujer se cruzó de brazos negando con la cabeza.

—Amor, no pasa nada, es sólo que.... —Cherry interrumpió. —Parece que todo estaba bien, cuando me acerqué el semblante de ambos cambió, ¿hay algo que tengas que decirme? Soy tu prometida, Harry y pronto seré tu esposa, me gustaría que me contaras. —Tomó las manos del rizado con las suyas. —Te amo y sabes que nada me hace más feliz que poder apoyarte en lo que necesites. —Supongo que ese joven es un gran amigo tuyo, y por lo que veo, le dolió que no le hayas dicho que te ibas a casar, sabes que una amistad no hay secretos, tranquilo, ya se le pasará. —Harry asintió.

*

Soy un imbécil de primera, ¿Por qué accedí a ir? ¿Por qué me hice ilusiones? —El mayor no podía con su dolor. Se odiaba a sí mismo, y de nuevo el culpable era Harry Styles.

—Es mi culpa, soy un estúpido, él se casará con esa tal Cherry, ojalá que sea feliz.

Las cosas pasan por algo, definitivamente el ojiazul se limitaba a pensar que definitivamente estar juntos no era parte de su destino. Sólo se limitó a olvidar lo sucedido.

Todos estaban en la mesa, cenando, Louis jugaba con su sopa, mientras veía salir el humo de la pequeña taza.

—Si no tienes hambre, no juegues con la comida Louis. —Lo reprendió. Louis dejó la cuchara y se levantó de su asiento. —Iré a lavar la loza que quedó. No comeré la sopa, no tengo hambre.

El mayor lavó los platos restantes.

—Iré a mi recámara, les veo al rato, me hace falta una siesta. —Habló sin mucho ánimo. —De acuerdo amor, ¿sabes algo Lou? Me gustaría que salieras, que te divirtieras, llevas años dedicándote sólo al trabajo y a nosotras, hijo, enamórate, conoce gente, nada me haría más feliz.

— ¿Enamorarme? ¿Para qué? me dejen despreciado y como basura, no gracias, iré a descansar.

Johanna estaba consciente de que Harry sería un problema el resto de su vida. ¿Por qué lo tuviste que conocer hijo? —Habló para sí misma.

Al día siguiente, el rizado no podía aclarar sus sentimientos, el ojiverde quería hablar con Louis, quería verlo, aclarar todo de una vez por todas, no iba a dejar pasar la oportunidad, sus manos y el volante direccionaron hacia un solo lugar, la casa de los Tomlinson.

Losing My Religion. LSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora