8 - Bailemos hasta que la luna se esconda

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Capítulo 8 - ¿Qué misterio se traen Ron y Hermione?

Draco no estaba del todo seguro de que era una buena idea, saldría con Potter, lo haría pero tenía miedo.

Miedo de que la cita le gustara y no quisiera alejarse de él de nuevo.

Tal vez, y solo tal vez, debería escuchar a su corazón.

Escucho como la puerta era abierta, miro hacia esta.

— ¿Se puede? Bueno igual ya pase— dijo Annette alzando las manos— Un minuto, ¿Por qué nunca me dijiste que tenías tan buen gusto para vestir? Me hubieras ayudado en mis citas

Volteó los ojos regresando a poner brillo labial en sus labios después de las sombras en sus ojos y el toque de delineador.

— En primera, porque ya no estoy acostumbrado a este tipo de ropa, en segunda porque ni aunque volvieras a nacer tendrías buen gusto y en tercera, ¿Acaso nunca te enseñaron a tocar? — concluyo viendo a la chica con una ceja alzada mientras está hacía un puchero

— Ay que malo, eres Drake, solo quería decirte que la pases muy bien esta noche, y por nada del mundo lo dejes meterse en tus pantalones tan rápido, te lo digo yo que soy tu mejor amiga y con más experiencia— concluyo enredando un mechón de su cabello en su dedo

"Mejor amiga" eso le recordaba a Alguien, Pansy. Lo último que supo sobre ella fue que se había ido a Francia a ser maestra de Defensa contra las Artes Oscuras, Blaise estaba en Italia, viviendo y cuidando de su madre enferma.

Theo estaba viviendo en un departamento junto con Neville y el sapo de este.

Y Dafne y su hermana Astoria viajaban por el mundo.

Todos tenían una vida hecha, y él seguía en la amargura de siempre que le consumían las entrañas.

Un pellizco lo hizo reaccionar soltando un quejido.

— ¡Oye! ¿Por qué me pellizcas?— reclamo agarrándose el brazo 

Annette frunció el ceño.

— A veces siento que me escondes cosas— exclamó entrecerrando los ojos— pero bueno, cada quien tiene sus propios secretos, no pienso obligarte a que me los cuentos— finalizó dándole un leve golpe amistoso en el brazo

Draco sonrió.

— Tal vez después te cuente de mi pasado— dijo cruzándose de brazos— pero no será hoy

— Lo sé, ahora ponte ese abrigo y vete mi querida serpiente, que tienes a un cuatro ojos que tentar— alentó teniendo las manos en su cintura

— Annette, a veces pienso que te falta un tornillo como dicen por ahí— le dijo

— ¿A penas te das cuenta? Olvida mi locura y vete— contestó

— Bien, bien, me voy— tomó su abrigo y llaves— volveré temprano así que no quiero que hagas un trío, cuarteto o orgía, ¿Entendiste?

— Si mamá— contestó

————.

Afuera del edificio estaba Harry, que vestía unos jeans negros, botas, un abrigo largo igual negro que llegaba por abajo de las caderas y una camiseta blanca de botones. Su cabello igual de desordenado con el toque rebelde, sus mejillas sonrojadas por el frío del invierno, sus lentes en perfecto estado aunque algo empañados y con las manos dentro de sus bolsillos buscando el calor.

Estaba recargado en la pared que estaba a lado de la entrada al edificio.

Su teléfono vibró. Lo sacó de su pantalón esperando fuera Draco para decirle que ya casi bajaba.

Hermione

Harry, tenemos que hablar.

Es urgente.

Se trata de Ginny.

¿Ginny? Según recordaba no la veía hace como dos meses después de haberse ido.

Otro mensaje cayó.

Ron

Hermano, ahora sí metiste la pata en grande.

La verdad no se que hiciste pero Hermione está como loca al igual que Ginny.

Mi mamá quiere verte, papá está igual de confundido que yo y los gemelos aún no saben de todo este misterio.

Cuídate y ven pronto.

¿Qué estaba sucediendo? Miles de ideas se le venían a la cabeza pero ninguna sonaba con coherencia.

Después hablaría con ellos para saber que pasaba.

La puerta se abrió, dejando ver a aquel joven de cabellos rubios finos y ojos plateados mirándolo fijamente.

Quizás era algo pronto, pero ese rubio lo estaba volviendo loco, completamente loco.

A través de las Máscaras | Drarry/HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora