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Tulips

AU: Daniel (15), Betty (15)


Tulipanes.

Daniel siempre le traía tulipanes.

Betty aun recuerda la primera vez que el ojiverde, le vino a pedir una cita.

El ojiverde había venido a la puerta de su casa, con un ramo de tulipanes en la mano. Ella por órdenes de su padre, había ido a abrir la puerta, y se había encontrado a Daniel parado en la entrada de su casa.

Se veía nervioso.

—Beatriz, ¿Cómo está?

—Daniel.. —murmurro ella sorprendida, pues nunca se había imaginado ver al ojiverde en la puerta de su casa.— ¿Qué hace aquí?

El ojiverde dio un suspiro, rascándose la nuca con la mano libre.

—Eh.. se que sonara raro, Beatriz, pero, vine a pedirle una cita —respondio el mirándola fijamente.

La pelinegra abrió los ojos sorprendida.

—Daniel yo.. —ella estaba por hablar, cuando escucho la voz de su padre, interrumpiendola.

—Betty, ¿Por qué se demora tanto?

Don Hermes, apareció, acercándose a la puerta, y logró divisar a Daniel, parado en la entrada.

—¿Quien es usted? —pregunto Don Hermés con el ceño fruncido, mirando al ojiverde.

Si el ojiverde hubiera sido otra persona, hubiera salido corriendo de inmediato, pero Daniel jamás se dejaba intimidar. Así que el no se sintió ni siquiera un poco de nervios.

—Soy Daniel Valencia, señor —respondio con firmeza el ojiverde, levantando la cabeza.

El padre de Betty, lo miró un rato antes de hacerle la siguiente pregunta:

—¿Y a que vino a mi casa?

—Yo.. ¡Vine a pedirle una cita a su hija! —exclamo el ojiverde, sin temor de ser rechazado.— Por supuesto, si usted le da permiso.

Don Hermes se quedo mirando al ojiverde, en su punto de vista, Daniel se veía como un buen muchacho, y para el tenía el suficiente coraje, para poder hablarle sin temor, no cómo los otros muchachos de su edad. Que se escapaban al verlo. Asi que durante un rato se le quedó mirando, analizando, hasta que finalmente decido responderle.

—Esta bien, Betty puede ir a una cita con usted —vio cómo al ojiverde se le iluminaban los ojos de alegría— pero, será otro día, para que Betty, se pueda ir con usted de una manera más presentable.

El ojiverde dio una sonrisa a boca cerrada.

—Gracias señor, muchas gracias —agradecio con alegría— Esto es para Beatriz —pronuncio enseñándole el ramo de tulipanes.

—Mija, recibalos.

La pelinegra tomo los tulipanes de las manos del ojiverde.

—Gracias —murmurro ella, con el rostro sonrojado.

Ese ocasión fue el comiencio de la maravillosa relación que ahora mantenía con el ojiverde. Ambos se amaban, y así sería por el resto de sus vidas.

𝐋𝐨𝐯𝐢𝐧𝐠 𝐲𝐨𝐮 𝐦𝐲 𝐰𝐚𝐲 » 𝐃𝐚𝐧𝐢𝐭𝐫𝐢𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora