El despiadado CEO Park Jinyoung, del grupo Park, parecía tener una vida perfecta. Un hombre adicto al trabajo, de temible carácter y odio infinito al contacto humano.
Todo parecía ir según su estratégica planificación de vida. Hasta que recibe la m...
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"Jaebeom lo volteó, sin previo aviso, sus manos acariciaron los perfectos glúteos de forma posesiva; chupó, mordió y lamió ambos, para luego enterrar el rostro en la fruncida entrada. — Comeré tu delicioso culo, haz lo mismo con mi polla...— expresó, dejando la cabeza de Jinyoung frente al gran miembro. La succionó ávidamente como si de una paleta de tratase, el gran pene no entró en su boca debido al tamaño descomunal, por lo que se concentró en el glande y en recorrer con la lengua la vasta extensión. — Omega...— gimió el pelinegro, agitando las caderas, mientras apuñalaba el fruncido agujero.
Un grito inhumano se gestó en la garganta de Park, quien se corrió en la cara de Lim, al mismo tiempo un chorro del caliente jugo de amor llenó su garganta.
Caliente y atrevido. — Ábrete para mí..."
Se tapó la boca, estuvo a punto de gritar cuando una escena lujuriosa le vino a la cabeza. Lim era, sin duda, el hombre más caliente y sensual que había visto en toda su vida. Esconder la masculinidad, detrás de unos tontos lentes, solo acentuó el atractivo y la fuerza viril del alfa. — Maldito, Lim Jaebeom... — farfulló rabioso, mientras limpió veloz cada parte de sí mismo. Necesitaba correr junto a Mark y pedir un consejo, pero sus planes cambiaron cuando la furiosa erección le ordenó trabajar el "problema".
¡EstúpidosecretariocalienteLim!
Suspiró.
Luego de masturbarse en la ducha, decidió ir donde Tuan. Al menos estuvo tranquilo de que Jaebeom no despertaría, aún, pues el Rut de los alfas generalmente los dejaba un día completo fuera de combate, antes de despertar.
Fue a la habitación y se tapó los ojos, no quería ver, bueno sí... quizás un poco.
Calzó una chaqueta y abrió sus ojos, el precioso semblante de Lim le hizo agua la boca. Pecho esculpido por los dioses, cabello pegado a la frente a causa del sudor, piel perlada y... y... la monstruosa y exquisita polla.
Se relamió.
Besó al hombre.
Huyó.
Casi a la velocidad de la luz se dirigió al piso inferior. Precisaba de un consejo, no es que se considerara incapaz de solucionar sus dificultades, pero en el ámbito del amor era un total principiante, es decir, ni siquiera experimentó el primer beso.
