El despiadado CEO Park Jinyoung, del grupo Park, parecía tener una vida perfecta. Un hombre adicto al trabajo, de temible carácter y odio infinito al contacto humano.
Todo parecía ir según su estratégica planificación de vida. Hasta que recibe la m...
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Frunció el ceño, definitivamente odiaba la maldita mansión Park. La opulencia de aquel sitio casi le hizo vomitar, odiando todo allí, sobre todo a la mujer que lo mantenía como si fuera un jodido rehén; un imbécil guardaespaldas en cada lugar era una advertencia constante. — Es por la seguridad de mi bisnieto. Deja de ser idiota, Jinyoung— expresó la fémina, cuando el castaño la increpó respecto a eso. Escapar resultó una verdadera odisea.
Ni muerto se iba a casar con un alfa idiota y mucho menos con uno seleccionado por la matriarca Park.
Apretó los dientes.
Pensó en la amenaza efectuada por la vieja Boyoung y la rabia bordeó su cuerpo. Llevaba dos semanas en la gran casa y ya sentía como si el infierno se apoderara de todo. — La próxima semana iremos a casa de Seulong. Tu prometido estará allí y espero te comportes. Hablamos sobre el bebé y dice que no será problema. — Recordó la orden dada por la mayor. Precisaba hacer algo y romper el acuerdo pactado con el hombre.
Planificó una futura huida, sin embargo, la fuerte seguridad no le permitió efectuar la jugada maestra.
Estaba jodido.
Escuchó algunos gritos y un gran estruendo en la planta baja. No pudo identificar quiénes eran, pero las voces alzaron el tono. Bajó sigilosamente, dos figuras esbeltas ensalzaron las manos como si se tratara de una lucha mortal de dominación, en la cual ninguna de las partes iba a ceder frente a las amenazas ajenas.
— Madre, no estoy de acuerdo. ¿Quieres hacer lo mismo con Jinnie? — El pelinegro apretó los puños mirando desafiante.
— No es tu problema, Junho. ¿Piensas que dejaré nuestro imperio a cualquiera? Jinyoung debe velar por el futuro de la familia— expresó, bebiendo un sorbo del vaso de Brandy.
— Mi hermano estaba predestinado a un buen hombre y lo emparejaste con Chaewon, ¿sabes lo difícil que fue para él? — Los ojos del omega destilaron furia—. Nunca odió a su hijo, él... — Un gritó saltó de la garganta de la alfa.
— ¡Cállate! Ese sujeto no era bueno para nuestro Junki. Tú, no tienes idea de nada... — La mujer estrelló el vaso contra el muro.
— No, no lo sé. Pero, de seguro es mierda— indicó, alejándose del sitio.
— Eres tan débil como tu padre. — Junho volteó lleno de cólera.
— No te atrevas a decir algo de papá. ¡No te perdonaré! — Apretó la quijada, furioso—. Jamás dejaré que dañes a Jin. Soy capaz de todo si lo haces, ¿entiendes? Haré que pagues cada lágrima derramada, Park Boyoung.
