El despiadado CEO Park Jinyoung, del grupo Park, parecía tener una vida perfecta. Un hombre adicto al trabajo, de temible carácter y odio infinito al contacto humano.
Todo parecía ir según su estratégica planificación de vida. Hasta que recibe la m...
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Ocho meses y medio de embarazo.
Jinyoung no podía creer que la matriarca de los Park los obligara a contraer nupcias con la gran barriga del castaño a cuestas. La organización fue un maldito infierno a causa de las hormonas de los tres omegas. Definitivamente, tener un bebé no era un proceso fácil y mucho menos debido a cruentas peleas irradiando el ambiente, sin embargo, todo finalizó de manera positiva.
Jin se vio en el espejo, el precioso traje conseguido por Kunpimook se ajustaba en los lugares precisos; el culo de infarto y fetiche Jaebeom, se veía sexy como el infierno. — Yeonjun, sé bueno con papi. Por favor, cariño... también te deseo conmigo, pero no hoy— gimió por algunas contracciones que comenzó a experimentar, respiró profundo y guardó el pequeño secreto —. Me casaré, incluso si el puto infierno se interpone — gruñó, para luego retocar su maquillaje.
La jodida bocina tocó sin cesar. Jin respiró profundo, su precioso momento, no era justo que elevara toda la furia contenida por aquello, ¡maldición! Le dolían los pies y la espalda, Yeonjun creció demasiado el último tiempo y solo podía pensar en que el pequeño saliera de la panza lo más pronto posible. — ¡DEJA DE TOCAR LA PUTA BOCINA, HIJO DE PUTA! — vociferó, seguido de una larga y feroz contracción.
¡Infierno!
Salió del penthouse dando grandes zancadas, el sudor recorriendo el cuerpo cálido y tembloroso. —Bebé, por favor... necesitamos casarnos con papá. He dejado mi maldita sangre en este matrimonio, aguantando a la zorra de BamBam por más de 3 meses. Hazlo por papi... — Se acarició la barriga, sintiendo un pequeño golpecito que le arrancó una sonrisa. Su niño era niño era muy inteligente.
— ¡MUEVE EL PUTO CULO A LA LIMUSINA, PARK!
— ¡Cierra el pico!
— ¡Ciérramelo, zorra!
— Te voy a...
— ¡Cálmense! Las jodidas hormonas nos van a matar a todos. Tendré que soportar a este par algunos meses, pero tú... ¿Por qué sudas tanto?
— No es nada. Vamos al hotel, Suho.
El beta soltó un largo quejido y tomó del brazo a Kunpi, metiéndolo dentro del vehículo, seguido de un nervioso Jinnie. — Dejen de joder, ¿por qué pelean tanto? Se supone que debemos estar en 20 minutos en la ceremonia — dijo un muy embarazado Mark. El gruñido de advertencia, de parte de los otros dos omegas, hizo al rubio alzar el dedo medio. Suho rogó a los dioses de todas las religiones que conocía para que le dieran fuerza y no terminara matando a los tres omegas, antes de llegar al hotel.
