El despiadado CEO Park Jinyoung, del grupo Park, parecía tener una vida perfecta. Un hombre adicto al trabajo, de temible carácter y odio infinito al contacto humano.
Todo parecía ir según su estratégica planificación de vida. Hasta que recibe la m...
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"El amor es aceptación, también algo incondicional y desinteresado. Un sentimiento que te llena el alma, la cabeza y el jodido culo que tienes, Park Jinyoung".
Apretó los dientes recordando las palabras de Kunpimook. — ¡Jodido idiota! — Gruñó, mientras ordenaba los papeles del escritorio. Una semana pasó, luego del celo de Jinyoung y la incursión en el mundo sexual activo, algo impensable para el castaño. Sonrió al recordar las noches compartidas con Lim, su alfa, el hombre dedicado a ordenar cada una de las reuniones y que pudo controlar el insufrible carácter del omega en un abrir y cerrar de ojos.
Lim estuvo allí, para él, cada mañana, tarde y noche. Si hubo algo que adoró de aquel insipiente inicio, fue la calidez brindada por el pelinegro, la cual llenó cada parte de su solitario corazón. Jin se tornó comprensivo, incluso respecto a la relación, sin finalizar, con Wheein; la fémina yacía desaparecida o al parecer disfrutando de un viaje. — Necesito que me mantengas informado, Lee. — Jamás confió en las mujeres y mucho menos en una de la familia Jung.
Iba a proteger a Jaebeom, inclusive contra su propia voluntad.
El pelinegro resaltaba por el atractivo e ingenuidad emanada. Quizá, le faltó experimentar maldad en carne propia o, simplemente, poseía un lado oscuro y retorcido; en cambio Jinnie contó con los dedos de su mano a las personas de confianza. — Jae... — Suspiró, al igual que un tonto enamorado. ¿Enamorado? Caviló sobre aquella palabra durante toda la sesión, junto a los inversionistas, frunció el ceño pensando en la posibilidad de que Lim no sintiera lo mismo. — Pero, dijo todo lo contrario. Supongo que no puede expresar más, mientras esté atado a esa zorra...— Golpeteó los dedos contra la mesa. Ojos inexpresivos, examinando con mínimo interés el nuevo proyecto de la compañía.
¿Hacían el amor o era simple sexo?
Recordó el momento en que Jaebeom hundió la lengua en su necesitado agujero, justo antes de llegar a la empresa. Chupo y mordió el borde de la cavidad; extasiado y ansioso se empaló a sí mismo cuando el pelinegro rozó el glande cerca de la fruncida abertura. El culo del omega succionó grandes chorros de semen bombeados cada vez que se enterró, hasta las bolas, en el castaño.
Park lo quería tan mal. Evocó todas las veces en que lo tomó y arremetió contra él, incluso en el baño de un lujoso restaurante.
