Annabeth Swan Partenos, una chica dispuesta a todo tipo de aventuras.
Jackson toma la decisión de enviar a su hija a vivir con Charlie, para mantenerla alejada del peligro que corre en New York, ahora vivirá en el pequeño pueblo de Forks, Washington...
En la noche pusimos una tienda de acampar para que pudiéramos dormir Ness y yo, bueno, Bella también estaba adentro con nosotras.
-Te quiero -Bella le dijo a Jess -más que a nada en el mundo.
-Yo también te quiero, mamá -Contesto ella, y tocó el collar que llevaba en el cuello, en el había una pequeña foto suya, con Edward y Bella.
-Siempre estaremos juntos
-Sí, siempre estaremos juntos en nuestros corazones -le corrigió con un susurro tan bajo como un suspiro -pero cuando llegue el momento, tienes que dejarme.
Sus ojos se abrieron más y le puso la mano en la mejilla. Su silencio negativo fué más fuerte que si lo hubiera dicho a gritos. Yo sólo luché para tragar saliva, no podía ponerme así frente a ellas, después de todo quedaba una larga y solitaria noche.
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A la mañana siguiente cuando el sol se alzó, la escena de la visión de Alice se mostró al completo. Edward y Bella, tomados de las manos, todos mirando a través del relumbrante campo blanco y ninguno decía una palabra. Nos colocamos en nuestros puestos. Yo estaban unos cuantos pasos atrás de la línea frontal compuesta por Calisle, Edward, Bella, Emmett, Rosalie, Tanya, Kate y Eleazar. Muy cerca de mi estaban Benjamín y Zafrina.
Los Vulturi aparecieron alineados en una formación rígida y formal, pero no sé trataba de una marcha a pesar de lo conjugado de su avance. Pasaban entre los árboles como sombras negras suspendidas a pocos centímetros del suelo.
La procesión se detuvo de sopetón al cabo de dos segundos y dejó de sonar la suave música producida por él roce de sus movimientos sincronizados.
-Aro, hablemos como solíamos hacerlo, con palabras civilizadas.
-Palabras justas Carlisle, pero un poco fuera de lugar teniendo en cuenta el batallón que has reunido en contra de nosotros.
-Te doy mi palabra, esa nunca fué mi intención. Pero la niña no es inmortal, la sangre corre por sus venas.
-Artificios -hablo Caius
-Paz queridos hermanos -dijo alzando las dos manos -Yo encontraré cada faceta de la verdad. Así que sí son tan amables, quisiera conocerla.
Edward, Bella, Renesmee, Jacob y Emmett se acercaron hasta donde estaba Aro. Al estar frente a él, pidió la mano de la niña pero en lugar de eso, Renesmee puso su mano en la mejilla de Aro, ahí es donde supo que es mitad mortal y mitad inmortal. Después de eso ellos regresaron a sus lugares.
-Traigan a la informante -pidió Aro.
Los guardias trajeron a Irina frente a Aro.
-¿Es ésa la niña que viste?
-No estoy segura, ha cambiado.
-Tus acusaciones son falsas -le reprochó Caius
-Me equivoqué, los Cullen son inocentes y asumo mi responsabilidad
Al decir eso, Caius prendió fuego y entre dos guardias le quitaron la cabeza para lanzarla al fuego.
-No!! -Las Denali gritaron al unísono y se prepararon para atacar.
-¡Zena, ciegalas! -ordeno Edward y fué a hablar con ellas -escuchen, éso es lo que quiere. Si atacan ahora, todos moriremos -después de unos segundos se fueron calmando.
-Lo vez, no se ha quebrantado ninguna ley -hablo Carlise
-Pero ella es única y no tenemos la más mínima idea de lo que pueda ocasionar o en que se va a convertir.
-No tan única. -discrepó Edward -Poco común, sin duda, pero no es la única.
-Esto..., Aro ¿Tendrías la bondad de de pedirle a Jane que deje de atacarnos? Todavía estamos discutiendo pruebas.
-Paz, queridos míos. Oigámosle. -volvio a decir alzando las manos.
-¿Por qué no te unes a nosotros, Alice? -pidió Edward en voz alta.
-Alice -exhaló el líder Vulturi.
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