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Cada segundo era de vital importancia, pues la vida de Bucky dependía de su rapidez y habilidad para curar a alguien, ya que la bala impactó en una zona muy posiblemente crítica.

— Hey, hey, Bucks, tú puedes, tranquilo, yo te voy a curar, sí? Solo no cierres los ojos.

— Ugh... No prometo nada. – un poco de sangre se asomaba por los labios del mayor, quien mantenía su mano ensangrentada sobre el lugar del impacto, muy cerca de un pulmón, o incluso en uno de estos.

El nerviosismo empezó a invadir a Tony, pero debía mantener la calma sí quería salvar a su primer y único amigo.

— Recuesta te en la cama, voy a buscar mi botiquín.

Sin decir una palabra, ambos castaños hicieron lo que Tony había dicho previamente, siendo este quién más alterado estaba, buscando por todos lados él dichoso bolso rojo, donde se encontraban las cosas que podrían salvarle la vida a Bucky.

Finalmente encontró lo que buscaba, acercándose de manera rápida a su amigo, deshaciéndose de la camisa del Delta y canalizandolo de manera improvisada, colgando la morfina en la ventana, agradeciendo por primera vez que les hubieran enseñado cómo curarse a sí mismos en situaciones similares, cosa que, claramente, funcionaba también para curar a alguien más.

Aplicándole anestesia general en aquella zona, masaje ando un poco antes de seguir con el procedimiento.

— ¿Estás listo?

— Entre más rápido mejor. – solo con un débil tono de voz, manteniendo uno de sus brazos sobre su cabeza, evitando mirar lo que hacía el menor.

— Bien... Solo recuerda, no te duermas...

Las manos de Tony temblaban de manera suave, respirando antes de utilizar aquellas pinzas para intentar sacar la bala del cuerpo ajeno, agradeciendo que esta no hubiera penetrado el pulmón, pues de lo contrario no podría hacer nada, o bueno, creía que no podría hace nada.

Escuchó un suave quejido por parte de Bucky cuando ingresó las piensas y las movió un poco.

— Perdón... Tal vez no aplique suficiente anestesia... Pero al menos sé que sigues vivo. – bromeó intentando adivinar el ambiente.

— Claro, cómo no eres tú el que tiene una bala dentro. – Bucky le siguió la broma de manera suave para volver a soltar un quejido de dolor.

— Bien... No hables, estoy cerca de poder sacarla, necesito que no te muecas y respires tan suave como puedas.

Bucky acató las órdenes del menor, aparentemente sabía lo que hacía, así que no protestó, sabiendo que le había confiado su vida desde que salieron de la cafetería.

De manera cuidadosa, Tony siguió moviendo las pinzas, siguiendo el camino trazado por la bala, finalmente encontrandola para poder extraer la, consiguiendo esto con un silencio mortal rodeandolo, pues Bucky sé había centrado en seguir sus instrucciones.

— ¡Ya está! Bala afuera... – exclamó Tony victoriosamente, poniendo la bala recién extraída a un lado sobre algo de algodón. — Bien, voy a poner gasa sobre la herida, te recomendaría no hablar mucho y seguir respirando suavemente, no quiero que botes más sangre.

Escuchó una suave afirmación por parte de Bucky, empezando a buscar la gasa para cubrir la herida, encontrandola al fondo del botiquín.

Desinfecto un poco la herida para luego cubrirla con algodón y gasa, usando cinta quirúrgica para mantenerlo en su lugar, respirando profundamente después de haber pasado varios minutos en aquel procedimiento, sentándose en el borde de la cama, moviendo la cabeza de Bucky para apoyar la en sus piernas.

— Ya puedes hablar... Sé que no es un trabajo profesional pero hice lo que pude para ayudarte, además, agradezco que no haya sido en el pulmón.

Obtuvo unos pocos segundos de silencio como respuesta, pues Bucky estaba respirando profundamente, abriendo los ojos por completo para mirarlo directamente.

— Gracias Tony... – soltó con una tenues sonrisa, manteniendo una mano en la recién cubierta herida para finalmente cerrar los ojos.

— Descansa... Yo voy a arreglar unas cosas afuera.

Y sin más, salió del lugar con una sonrisa, asegurándose de que nadie, que no fuera él, pudiese entrar, para dirigirse a donde se suponía debían estar ambos Alfas desangrados, o al menos lo suficientemente débiles y en sus últimas de vida, pero en cambio solo vio un cuerpo, dándose cuenta de que Steve no había muerto.

— Debiste de haber apuntado a la cabeza.

Escuchó una voz detrás suyo, intentando reaccionar, pero fue inmovilizado por un fuerte brazo rodeando su cuerpo y encarcelando sus brazos, mientras que la otra mano libre se encontraba con un trapo lleno de cloroformo sobre su boca y nariz, con la intención de hacer que se durmiera.

— Qué mal Superior... Pudo haber ganado... Me pudo haber matado... Pero no lo hizo, apuntó al abdomen, sabiendo que soy de las personas que nunca sale sin un chaleco antibalas... ¿Por qué?

Tony se removía entre los brazos del rubio, intentando escapar, fallando en el intento, intentando encontrar alguna forma de derribar al mayor.

— Dime Tony... ¿Por qué prefieres a alguien que no sea yo? ¿Por qué un Delta? ¿Por qué a Bucky? ¿Qué tiene él qué no tenga yo? ¿¡Eh!?

El tono de voz del Capitán se tornó un tanto histérico, apretando cada vez más su agarre, dejando ver su lado más celoso, en especial, porque hace un tiempo había hecho un descubrimiento, y era qué, aquel hombre, era su destinado, entonces haría cualquier cosa para qué ese Omega fuera suyo, sin importar a quién tuviera que matar.

Pasaron unos pocos minutos hasta que, entre reclamos e intentos de Tony por escapar, este fue perdiendo la fuerza hasta, finalmente, caer dormido, quedando totalmente vulnerable ante Steve.

Varias horas después empezó a despertar, sintiendo como si todavía estuviese atrapado, dándose cuenta de que así era, pues se encontraba atado a una silla... Nuevamente, parecía que eso se iba a volver algo rutinario en su vida, despertar atado a una silla de vez en cuando, claro, ¿por qué no?

— Veo que ya despertó Superior... Bien, voy a ir al grano, es hora de negociar.

Con una sonrisa cínica, Steve agarró otra silla, poniendola al frente de Tony, sentándose en está, al revés, apoyando sus brazos cruzados en el espaldar de la silla.

Tony soltaba varias maldiciones, palabras, y frases, las cuales se escuchaban como simples balbuceos.

— ¿Qué? ¿Qué dices?... Oh... Claro, no puedes hablar con esa cinta en la boca, qué torpe de mi parte. – se burló Steve despegando la cinta de la boca del menor, recibiendo un gruñido después de hacer eso.

— Eres un imbécil Rogers ¿por qué haces esto? Es decir, ya es la segunda vez que me atas a una silla en medio de una habitación a oscuras ¿tan obsesionado estás conmigo?

— Oh Tony, si tan solo entendieras...

— ¿Entender qué? ¿Tu estúpida naturaleza de Alfa que se cree mucho más que los demás?

— No... Que eres mi destinado... Finalmente te encontré... – el morbo y el cinismo eran las únicas palabras que llegaban a la mente de Tony al ver la expresión del mayor, aquella sonrisa de superioridad, aunque, claro, tampoco es como si pudiera pensar en otra cosa que no fuera la información que acababa de recibir.

Omega Dominante // Stony [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora