25. Qué alegría para esos ojos heridos

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Pov's Ben

Intentaba prestar atención a las cosas que decían los tres, pero pensaba en otros asuntos que no quería que hablaran sin tener respuestas, ha sido una semana complicada y ahora estaba sentado frente a mi escritorio con la mirada perdida, mostrando una casta sonrisa.

-Rey Ben, aún no hemos escogido el color de los manteles- mencionó con su claro acento francés

-Y aún falta saber el bufet que se preparará- con voz tranquila mencionó la Sra. Potts 

-La lista de invitados tiene que cambiar con los nuevos nobles que se integraron este año- Ding Dong parecía estar preocupado por sostener una larga hoja a la que miraba y anotaba cosas 

-Bien, pueden preguntárselo a mis padres, suelen dar esas respuestas y no soy bueno escogiendo esa clase de detalles- musité mirándolo a los tres, creyendo que aceptarían me levanté, pero pronto volvieron a hablar

-Es momento que usted lo haga solo, sus padres han pasado por esto durante diecinueve años- aclaró señalando con una mano la última foto que nos tomamos el año pasado

-Sabemos que tiene que reuniones todos los días y una fila de papeles por leer que no reducen por más que haya avanzado con la mayoría- asentí sin comprender a lo que querían llegar, la Sra. Potts pareció esperar algo de mí, pero parpadeé un par de veces guardando una mano en mi bolsillo, Lumieré cerró los ojos y soltó un suspiro- y tiene una secretaria en su respectiva oficina a la que consiente demasiado- fruncí el ceño inmediatamente, no consentía a Mal

-No lo hago- negué regresando a mi sitio

-La última secretaria de su padre renunció por demasiada presión- el ex candelabro soltó una risa, al parecer recordando lo ocurrido

-No fue porque la reina Bella...- antes de que terminara de hablar Lumieré extendió otra hoja frente a él

-Mira que excelente caligrafía tiene el rey Ben- Ding Dong se desconcentró por unos segundos, pero rápidamente quitó el papel de su rostro

-Eres tan fastidioso Lumieré- bufó alejándose

-¿Podrían dejar de discutir ustedes dos?- la voz de mi padre nos sorprendió a los cuatro y rápidamente lo miramos

-Si me disculpa, ni en cien años voy a llevarme bien con ese... con Lumieré- se cruzó de brazos mirándolo directamente

-Padre, no esperaba que vinieras tan temprano- enuncié acomodando mi camisa

-Escuché que tienes dificultades con la decoración- asentí dudando de cierta manera- tu madre y yo estamos dispuestos a ayudarte, pero debes de poner de tu parte

-Lo hago, aunque el año pasado, gracias a Evie y Jane logramos ganar reconocimiento por la decoración

-Es verdad, Evie tiene excelentes gustos y hace un gran trabajo, pero notificó que no podrá ser parte de este evento- fruncí levemente el ceño- es la encargada de los vestuarios y tiene una larga lista así que justificó sus razones

-Evie es importante en estos casos

-El que sea consejera no quiere decir que haga las cosas por ti- su tono severo de alguna manera llamó la atención de los cuatro, por lo que nos mantuvimos callados

-Lo sé, no pedía que ella haga todo, pero...-moví mis manos intentando explicar, pero nuevamente alguien ingresó a la habitación

-Tienes a Mal- enunció mi madre cerrando la puerta- es buena en su puesto de secretaria... personal- dudó un poco, pero continuó hablando- y veo que no tiene más cosas que hacer en su oficina

The Queen of my heart | Beal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora