Capítulo 40

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Cuida de ti
...

Pov JungKook

JK: Lo siento.

—¿Lo siento?... —escondió su cara en la almohada— Eres malvado.

Es tan linda.

Me miró.

—Pobre de ti que te metas con mi altura.

JK: Oh, no te preocupes. Nunca me metería con alguien que no es de mi tamaño.

—Aish, tú.

Me siento apenado por dejarla paralizada de piernas, pero ayer que salimos a una discoteca bebí demasiado y a las justas me pude controlar un poco cuando llegamos a la habitación.

Ahora ella se encuentra echada boca abajo "lamentándose" del superdotado de su esposo.

—Me has destrozado... incluso fuiste más suave cuando lo hicimos en el yate... —mordí mis labios para no reír— Yah, ¿cómo te atreves a burlarte? ¿quieres morir? No me importaría quedar viuda con tal de vengarme  —suspiré.

JK: Ah... —me senté al borde de la cama— eso es nuevo... —aparté un mechón de su cabello detrás de la oreja— tú hablando de venganza.

Me miró con desagrado.

—Te lo buscaste. Subiré el video.

JK: ¿Qué video?

—El video de la fiesta.

JK: ¿Ah? ¿Me grabaste? Ah... que linda eres, cariño~

Me siguió mirando con desagrado.

—¿Siquiera sabes lo que hiciste? —negué sonriente e inmediatamente en su rostro apareció una sonrisa macabra en la suya— Oh,nentonces déjame decirte. Esto ocurrió luego de que perdiera la cuenta de cuantas cervezas te tomaste. Me coqueteaste.

JK: ¿Y? ¿qué tiene de malo? Eres mi esposa —respondí con tranquilidad.

—Me preguntaste si tenía novio y cuando te dije que tenía esposo te pusiste a llorar como una magdalena.

JK: ¿Qué?

—Luego de eso toda la fiesta se trató de tus lamentos. Hasta cantaste en español y no sé como. Creí que en cualquier momento se iba a aparecer el diablo. No bromeo cuando digo que literalmente eras el centro de la fiesta por poco y te reclutan como miembro de un grupo.

Parpadeé confundido.

JK: ¿Yo-yo? —me señalé.

—¿Acaso tengo otro esposo?

Ahora que recuerdo...

Mi cara comenzó a arder.

Mierda...

Carcajeó.

Qué vergüenza. ¿Yo el centro de la fiesta? ¿Cómo? Soy terriblemente asocial, si salía con mujeres era por trabajo no porque realmente lo deseara. Tampoco quería tener amigos más de los que tenía y en las reuniones de la secta solo obedecía porque me daba igual todo.

—¡Ah! ¡carajo, mi espalda!

Ahora yo carcajeé.

—Cielos... no creo que me recupere para hoy —dijo algo entristecida—. ¡Es tu culpa por ser una bestia! ¡vamos a perder días pagados! —volvió a refugiarse en la almohada.

JK: Tranquila, tranquila. Esto se puede solucionar —tomé su celular.

—¿Ah?

Presioné su dedo contra el celular.

Fate •JungKook•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora