CAPITULO 25

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Samuel ignoraba las llamadas de su padre en los siguientes días, no se atrevía ni contarle a Carla lo que sucede. Lo que si ella notaba era su raro comportamiento, no se iba a la empresa, no hablaba con su padre y andaba muy furioso.

Ese día tampoco acepto la llamada de unos viejos amigos para tomar algunas copas, no tenia cabeza para nada.

-Pensé que ibas a aceptar la invitación – susurra la rubia

-No tengo ganas – responde molesto

-¿No vas a decirme lo que te pasa? ¿Tiene algo que ver con esa noche que pasamos cenando con tus padres?

Samuel se levanta de la cama, lo hace de un golpe, camina hacia la mesa donde se encuentra una botella de whiskey, sirve una copa y la bebe de inmediato.

-¿Samuel?

-¿Por qué lo haces?

Ella le mira confundida, no entiende la pregunta, por un momento creía que fue culpa de ella.

-¿Por qué siempre tratas sacar lo mejor de mí? ¿Nunca te cansas?

Samuel sirve otra copa, sabía que iba necesitarlo para olvidar que igual algún día podría convertirse en su padre.

-Igual estás perdiendo todo tu tiempo conmigo, no valgo la pena – susurra tristemente

Carla se acerca a él, trata quitarle esa copa de la mano, pero no logra.

-No me gusta verte así, no me gusta para nada – susurra asustada

Samuel le mira por un rato más y luego deja la copa en la mesa.

-Creo que voy a meterme en jacuzzi...

Tres horas después ya eran las tres de la madrugada y Carla despertó sola en la cama, al ver qué hora es se le hace difícil de creer que Samuel aun no se había acostado a su lado. Se levanto de la cama y camino por toda la casa tratando a averiguar dónde estaba, al ver que no estaba dormido en el sofá, no estaba en la cocina y tampoco en otras habitaciones decidió averiguar el jacuzzi, donde estaba la última vez.

-¡Samuel, por dios!

Samuel fija su mirada hacia Carla, la ve muy asustada, era notable que el castaño no pudiera dormir, tampoco pudo tranquilizarse.

-Esto es lo único que me calma – explica

-¿Y no pensaste que sería mejor dormir en la cama?

-Si, pero encontré el champagne, así que decidí quedarme acá.

Carla cruza los brazos, le ve como abre otra botella de champagne y bebe un poco.

-¿Vas a salir?

-No, me apetece seguir en el jacuzzi, además acaba de abrir el champagne.

Carla le mira sin saber que decirle, estaba fuera de control y aunque sabía que eso iba parar en par de días aun estaba preocupada.

-Vete, no te preocupes por mi – dijo tratando a asegurarle de que va estar bien

-Bien.

A Samuel le dolió oír esa respuesta tan rápida, esa noche no se lo esperaba.

Sin embargo, dentro de unos segundos ve como Carla aparece al otro lado del jacuzzi en ropa interior, mirándolo.

-Joder, ¿Qué no te habías ido? – pregunto sonriente

-Ya ves que no...

Samuel empieza beber el champagne al ver como Carla estaba quitando su sujetador. La respiración de Samuel se detiene, no podía controlar las ganas que le tenía, aun más al ver como quita las bragas.

Carla entra en el jacuzzi acercándose a él, en cuanto ya está en frente de el empieza besarlo en los labios, mordiéndole.

-¿Ya no quieres irte a dormir? – cuestiona el castaño

Carla le quita la botella del champagne, bebe un poco.

-Cambie de planes – susurra con voz profunda

-¿Cuáles son tus planes ahora? ¿Qué tienes en esa mente de chica mala? – pregunto excitado

Aun teniendo botella en manos ella rodea el cuello de Samuel con ambas manos, acercándose para poder susurrar a su oído.

-Sexo – susurra, rozándole la oreja con los labios

Samuel respira rápidamente sin poder contenerse, no le salía bien controlarse en esas situaciones.

-Aunque no lo puedas ver ahora, te asegura que mi cuerpo está ardiendo en este momento – responde castaño

Carla le provoca con la mirada, en vez de beber champagne, lo derrama sobre su cuerpo, empezando por el cuello. Samuel queda con boca abierta, le toma por la cintura y empieza lamer cada parte de su cuerpo donde estaba el champagne.

Carla pasa con manos sobre el pelo de Samuel, gimiendo al sentir contacto de labios del castaño con su cuerpo.

-Estoy capaz de correrme ahora mismo, Samuel – susurra

-No vas a hacerlo, tenemos toda la noche.

-Son tres de la madrugada – dijo

-¿Y acaso te importa?

Samuel se levanta un poco, le besa en labios...

-Me gustas así, siempre tan dispuesta a todo con tal de mostrarme que quieres intentar cosas nuevas.

Esa noche era reservada para ellos dos y el jacuzzi aunque ni lo sabían hasta las tres de la madrugada, Samuel logro olvidarse de sus problemas con su padre, pero no para siempre.

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