XVII. Trunks

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Bulma

El tiempo pasó volando. Trunks crecía con rapidez, pronto cumpliría un año pero en medio del desastre con Cell y los androides no había espacio para pensar en ello.

Especialmente, cuando tu hijo viene del futuro para pelear con el villano prácticamente invencible que quería destruir la Tierra por diversión. Un día cualquiera en nuestras vidas.

A medida que voy envejeciendo (y haciéndome más hermosa, debo agregar) me doy cuenta de que nuestras vidas se vuelven más locas y peligrosas. Pero todo eso tiene su propia gratificación cuando podemos celebrar la victoria.

Claro que antes de la celebración estaba la perdida y todos los dolores de cabeza en consecuencia. Por aquellos días no podía dejar de ver a Trunks, de preocuparme. Sabía que en algún momento Vegeta y Gokú se lo llevarían para entrenar o pelear en alguna desfachatez pero mi hijo tenía menos un año, tenía tiempo para prepararme. Sin embrago, las cosas se torcieron y en medio de esa batalla me encontré sentada junto a una versión adulta del bebé que gateaba a pocos metros de mí, y hacía algo tan simple y vulgar como cortarle el cabello para que se fuera con el idiota de su padre a entrenar.

Estaba enojada con Vegeta, se había ido de la casa unas semanas atrás para entrenar en las montañas. Apenas nos habíamos visto, él no parecía contento. Estaba errático y no paraba de despreciar los intentos de Trunks por acercarse a él, me enojé más al verlo.

—Ahora estás igual de guapo que antes. —Trunks se sonrojó, igual que su padre no podía recibir un cumplido sin avergonzarse.

—Gracias.

—¿Cómo van las cosas con Vegeta?

—Ah, eso, pues bien.

—No sabes mentir, Trunks. Igual que tu papá, supongo que eso es una ventaja. Así sabré cuando hagas alguna travesura. —Rodé los ojos y me senté junto a él en la mesa. —Demonios, parece que te hubiese moldeado con arcilla. Solo tienes mis ojos, y mi inteligencia.

Él sonrió mientras acababa de comer su sándwich.

—Debo irme, papá. Está impaciente por ir a entrenar, no quiero que me deje. —Lo detuve del brazo para que volviera.

—¿Pasó algo entre ustedes?

—Yo... Dije cosas que no debí decir, cuando estábamos en la habitación del tiempo. —Asentí y dejé que se marchara para que pudiese cambiarse de ropa. Fui a buscar a Vegeta, debíamos tener una conversación.

Vegeta.

—Vegeta. Hablemos.

—Ahora, no. Voy con Kami Sama para...

—Ahora. —Deje la armadura sobre la cama y fui hasta Bulma, estaba enojada. —Solo dilo. Vamos, gritame por lo que sea que estés enojada. Tengo que irme y no tengo tiempo para escuchar las estupideces de bebé que haya hecho Trunks o no sé qué tontería se te pase por la cabeza.

Me había pasado, lo sabía. Pero cuando estaba enojado no era la persona más agradable de ese estúpido planeta y apesar de que Bulma se había mantenido a distancia, justo como debía ser, ella lo arruinó todo. Cuando la pelea se acercaba le pedí que se mantuviera al margen, en su lugar se lanzó derecho a la acción con el mocoso en brazos. Y yo había cometido una estupidez tras otra desde entonces. Especialmente, con el la versión adolescente del niño con el que no había dejado de tener roces y unas infinitas ganas de golpear, sobre todo después de lo que pasó en la habitación del tiempo.

—¿Qué pasa contigo? ¡No pagues tú ira conmigo!

—Nada. No pasa nada.

—Vegeta, no has estado aquí en semanas. Trunks no puede ni verte porque se larga a llorar, estás enojado todo el tiempo y no paras de estallar por cualquier cosa. Ni hablar del adolescente que te sigue como un cachorro herido, algo de lo que por cierto tenemos que hablar.

Te Necesito [Vegebul (Vegeta X Bulma)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora