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Yelena mantenía la mirada firme, su mano sostenía la pistola que apuntaba hacia la chica que levantaba el metal, estaba completamente intimidada, hacia unos minutos había matado a una de sus compañeras viudas, pero también gracias ella había salido de aquel trance dónde la la controlaban, en cambio a su chica que tenía en frente quien no tenía poder sobre sí.
—Escuchame, Lorna, están en tu mente. Eres más fuerte que eso— la de cabellera verde no tenía ninguna expresión en el rostro— No quiero hacerte daño.
No hubo respuesta por parte de Lorna, solo la miraba de una forma fría. Tenía un cuchillo en su mano; lo soltó, pero al hacerlo sus manos se tiñeron de verde atrapando el chuchillo en el aire este estaba rodeado de una bruma verde; se lo lanzó. Yelena recibió un ligero rasguño en su oreja al intentar esquivarlo.
Lorna le lanzaba todo lo que tuviera metal y pudiera controlar, lo cual, incluía los cuchillos que tenía atados en las piernas, Yelena era hábil, lograba esquivar cada cosa, claro que no se salvaba de los rasguños. Un tuvo de metal que se encontraba detrás de ella fue directo hacia Yelena quien rápidamente logro esquivarlo deslizándose hasta lograr enredar sus pies junto a los de su contrincante haciéndola caer. Lorna se dió un golpe en la cabeza que la dejo inconsiente por unos minutos. Yelena bufo, no quería hacerle daño.
Miro a todos lados encontrándose rodeada de metal sin encontrar lo que ayudaría a Lorna a salir del trance, maldijo en voz baja sabía que esa era su desventaja.
La chica seguía en el piso, sabía que estaba forzandose a salir de donde sea que la hayan metido, pero no podía le dolía la cabeza y por más que intentará gritar no podía, odiaba no poder controlar cada movimiento que hacía. Levantó la mano y con un intento de no darle un golpe en la cara a Yelena abrió la palma de su mano, pero fue contradictorio ya que termino dándole una bofetada.
— Carajo, Lorna— Yelena estaba molesta, no por lo que habia hecho si no porque ella no hacía nada al respecto y no quería dañarla, ya había hecho que se desmayara no lo haría de nuevo, coloco sus manos en cada extremo de su cuerpo, mientras polaris forcejeaba, Yelena buscaba aquel suero—¡Lo tengo!— exclamó y lo abrió haciendo que un polvo rojo se exparciera a su al redor.
Los ojos de Lorna cambiaron de verdes a rojo por unos segundos, dejo de forcejear y pestañeo varias veces intentando comprender lo que pasaba. Arrugó el puente de su nariz, y apretó los ojos con fuerza, acostumbrándose a tener control de si misma de vuelta, Yelena sonrió y se tiró a un lado de ella.
—No vuelvas a abofetearme o me voy a poner loca— ambas chicas soltaron un suspiro y miraron el cielo. Estaban agotadas.
—Tenemos que levantarnos, vendrán por nosotras— aseguro Polaris tomando fuerza para levantarse y ayudar a Yelena.
