05. 𝐁𝐫𝐢𝐠𝐡𝐭𝐧𝐞𝐬𝐬.

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Natasha iba manejando el carro que habían robado hace unos minutos, Yelena iba de copiloto y Lorna iba atrás con los ojos cerrados, estaba cansada, harta de todo, sentía que en cualquier momento podría tener uno de sus episodios, Yelena se había dado cuenta de aquello, por lo que no dejaba de mirarla cada cinco segundos para ver qué se encontrará bien.

—¿Aún le pasa?— le pregunto Natasha a Yelena y ella asintio. —¿Cómo logra controlarlo?.

—Medicamento, han sido menos pero estar bajo presión hace que...vuelvan.—la rubia agachó la cabeza. Lorna había conseguido dormir.— Además que el medicamento de la habitación roja era más droga que nada.— soltó frustrada.

—Es bueno que la tengas en tu vida, Yelena.

—Si, al menos ella jamás huyo sin mi— hablo molesta.

—Lorna te necesita y tú a ella, la necesitabas; incluso más que a mi— Natasha hablaba sin quitar la mirada del camino.

El carro comenzó a desequilibrar, Yelena miro a Natasha confundida, pero ella no era la causante.

—¿Qué carajo?— Natasha soltó el volante y el carro iba solo, pero no en el camino correcto, las luces se encendían y se apagaban.

Yelena miro alarmada a Lorna, se removía en el asintio de atrás, sus manos estaban teñidas de verde, movía el carro involuntariamente debido a sus pesadillas, y no solo el carro algunas luces comenzaron a caer enfrente de ellas. La rusa comenzó a llamarle a Lorna para que despertará, cuando por fin despertó el carro se detuvo de golpe y la respiración de ella estaba agitada.

—Esta bien, fue solo una pesadilla— se pasó junto a ella al asiento de atrás.

—Lo siento— dijo avergonzada al ver más luces de atrás en el piso.

—Admito que morir en un accidente de auto no sería cool— respondió Yelena.

—¿Estás bien?, ¿necesitas algo, Lorna?— pregunto Natasha preocupada.

—No, estoy bien— miro sus manos, odiaba a su padre por la única  herencia que le dejo.

—No sabía que la electricidad la controlabas— la peliroja miro por el espejo.

—Te perdiste de muchas cosas, Natasha— respondió Lorna acomodándose su suéter.

La rubia miro a Lorna, observando cada emoción plasmada en su rostro, está preocupada y asustada, y siempre era por las mismas pesadillas que involucraban a su padre, si fuera por Yelena aquel hombre ya estaría muerto.

—Estoy bien— aseguro Lorna tomando su mano al ver la mirada pérdida de Yelena en ella, la rubia asintio más tranquila.

—Natasha dijo que le gustó mi chaleco— señaló Yelena mirando orgullosa la prenda de ropa

𝑷𝒐𝒍𝒂𝒓𝒊𝒔 || 𝒀𝒆𝒍𝒆𝒏𝒂 𝑩𝒆𝒍𝒐𝒗𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora