Tío Sess

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Disclaimer: Esta historia no me pertenece. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo sólo la traduzco.

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Día quince:

Sé que dije que le había cogido el tranquillo a esto de ser madre. Eso fue antes de ir a clase y ver lo buenos que eran algunos de los demás como padres. Sus bebés llevaban ropa de marca, mientras que la ropa del mío parecía que estaba hecha prácticamente de piel de animal.

Llevo a mi bebé en un portabebés, mientras que otros estudiantes, como Hojo, tienen cochecitos. ¡Un cochecito! ¿Quién tiene un cochecito? De todos modos, ¿dónde se ENCUENTRA un cochecito?

Por favor, dígame que no nos va a evaluar por los juguetes y demás cosas que compremos para los bebés. Los juguetes de Mikomi están hechos a mano por la familia y los amigos, ¡no le hemos comprado ninguno! Ver todas las cosas que cada uno parece estar comprando para sus bebés hace que me empiece a sentir un poco inadecuada.

Si compramos cosas, ¿nos reembolsarán el dinero que nos hemos gastado cuando termine el proyecto o tendremos que devolver los juguetes a la tienda? O, a lo mejor, deberíamos quedarnos con todo, ya que todos tendremos la fiebre del bebé para cuando esto termine.

Bueno, han pasado algo más de dos semanas desde que Mikomi entró en nuestras vidas y han sido dos semanas muy agitadas, créame.

Esta mañana Mikomi ha conocido a otro miembro de su nueva gran familia, su tío Sess.

Una sombra cayó sobre Kagome. Miró hacia arriba y se encontró con un demonio de cabellera plateada y ojos dorados mirándola fijamente. Normalmente, la visión del medio hermano de su hanyou aterrorizaría a la miko, pero por el momento, lo único que hizo fue hacerle estallar en carcajadas.

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Kagome salió del pozo deprimida. Incluso la gran cantidad de deberes que tenía por culpa de faltar a clase parecía no afectarle. Ver a Hojo pasear a su bebé en su cochecito con volantes le había hecho sentirse como la peor madre del mundo con su portabebés Inu-modificado. Claro que el portabebés era genial para llevar al bebé en el Japón Feudal y seguir siendo capaz de disparar una flecha si se daba el caso, pero la... originalidad del diseño le hizo ser objeto de muchas burlas ese día.

El demonio perro no había entendido su depresión cuando volvió del colegio, no es que la hubiera estado esperando ansiosamente, vaya. Fue una gran coincidencia que estuviera sentado en el árbol de delante de su casa y que resultara estar mirando en su dirección. Sep, pura coincidencia.

De todos modos, después de un poco de insistencia al fin le contó lo de las bromas. Naturalmente, esto enfureció al demonio perro. Y no porque esos niños estúpidos se rieran de su... eh... detector de fragmentos. Fue únicamente porque dijeron cosas malas de su artesanía con el portabebés. No, sus lágrimas no le afectaron ni un poquitín. No. Ah, vale, iba a proteger a Kagome de los malvados compañeros de clase cortándolos en pedacitos. Aquella no era razón para sentarlo, ¿verdad?

No le costó mucho llevarse a la chica de regreso a través del pozo, armada con una mochila llena de ramen y Pocky.

Esperando junto al pozo estaba Shippo. Se lanzó felizmente a los brazos de Kagome. Oliendo una discusión en el aire, cogió a Mikomi e hizo unos rápidos comentarios que garantizaban el comportamiento destructivo de Inuyasha. Sabía que aquello estaba mal, pero era divertido. No podía evitarlo. Las costumbres son difíciles de olvidar.

Shippo observó cómo Kagome decía S-I-É-N-T-A-T-E e Inuyasha se estampaba contra el suelo. Como siempre, esto le hizo gracia al zorrito. Le contó a su hermanita electrónica que creía que el medio demonio era un gran idiota.

El bebé de KagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora