Cuentos y niñeras

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Disclaimer: Esta historia no me pertenece. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo sólo la traduzco.

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Día veinticuatro:

Queda menos de una semana de trabajo. Estoy empezando a preguntarme cómo es la vida sin una migraña constante. Por no hablar de que dormir toda la noche parece algo de cuento de hadas.

Y hablando de cuentos de hadas, tal como se indica, he hecho una lista de cuentos y nanas para Mikomi. He tenido un poco de ayuda para elegir los mejores.

También he hecho una lista para dársela a una niñera. Eso supuso un mayor desafío una vez que empecé a pedir opinión sobre lo que debería ir en la lista a los demás miembros de mi pequeña familia.

Kagome cogió otra bola de papel y la lanzó al fuego. Las listas aún no estaban terminadas. Se preguntó si las podría acabar algún día. Con la ayuda de sus amigos... bueno... puede que una lista incompleta no le bajase mucho la nota...

OOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOO

—¡Suéltalo!

—¡No!

—¡SUÉLTALO!

—¡NO!

—¡Inuyasha, SUÉLTALO AHORA!

—¡SUÉLTAME, niña!

Shippo sacó la piruleta de su boca y se rio disimuladamente de los gruñidos que no venían del demonio perro, sino de la miko. Oyó que Sango suspiraba pesadamente y se volvió hacia los humanos que estaban detrás de él.

—¿Por qué Kagome está tratando de estrangular a Inuyasha? —preguntó el zorrito.

Sango resopló.

—Porque es un idiota.

—Siempre ha sido un idiota, pero nunca antes ha tratado de estrangularlo. —No era que el zorrito se estuviese quejando. Un ligero sonido de clic captó su atención, levantó a Mikomi y presionó uno de sus botones. El día anterior se había dado cuenta de que podía oír el clic justo antes de que empezara a llorar, así que comenzó a presionar los botones antes de que hiciera ruido. Claro que no le iba a contar a nadie su descubrimiento. Inuyasha le haría estar levantado toda la noche prestando atención a los clics y a los zumbidos.

La exterminadora de demonios pareció incómoda cuando se sentó al lado del zorrito.

—Bueno, mencionó algo que no debería haber dicho el otro día, mientras estaban al otro lado del pozo.

Shippo asintió.

—SPM. Ayer escuché a Kagome disculparse por haberse exaltado tanto por ello. Pero ¿por qué iba a molestarle eso? ¿Qué demonios es?

Sango se aclaró la garganta, ignorando la mirada curiosa del monje.

—Toda mujer humana tiene un ciclo mensual. —Intentó no sonrojarse bajo su escrutinio.

—¿Mencionó ESO? —Miroku se rio—. ¡Kagome debe de amar de verdad a Inuyasha si todavía sigue vivo!

—Este ciclo es lo que hace posible tener bebés —explicó Sango mientras seguía ignorando al monje—. Cambia el balance hormonal de la mujer mientras está preparando su cuerpo. Y durante este cambio, la mujer a veces siente dolor o incomodidad. También hay otros síntomas físicos. Y, a veces, esto es lo que hace que la paciencia de la mujer sea más corta de lo normal durante este tiempo.

El bebé de KagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora