Tal como eres

604 59 1
                                    

Disclaimer: Esta historia no me pertenece. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de TouchofPixieDust, yo sólo la traduzco.

-x-

Día veintidós:

Hay días en los que miro a Mikomi y pienso en lo genial que sería tener un bebé propio. Puedo vivir sin dormir, ¿verdad? Además, no lo haría todo sola. Este trabajo me ha mostrado que puedo hacerlo. Puedo criar a un bebé. Puedo protegerlo del hambre, del frío y de ataques de demonios. Ja, ja, eso era una forma de hablar. Me refiero a lo de los demonios.

También hay días en los que pienso que no puedo ser responsable de otra vida. ¡Qué miedo da desde el momento de la concepción cualquier decisión que tome, incluyendo lo que como, porque va a afectar a mi hijo! ¿Y si malcrío al niño y crece y se convierte en un asesino en serie? ¿Y si no consigo protegerlo? ¿Y si lo protejo demasiado y nunca aprende a luchar y a ser fuerte por sí mismo?

¿Y si acabo sola? Cualquier momento de sueño que he tenido ha sido gracias a las personas que están a mi alrededor y que me cuidan. Pero ¿y si pasa algo que haga que no pueda volver a estar con ellos ni ellos conmigo?

Muchas gracias por hacer de mí una gran masa de inseguridad. Mi salud pende de un hilo.

Kagome golpeó el papel con el lápiz mientras miraba cómo su acompañante dormía en su cama. Considerando todo el desorden emocional por el que había pasado, no parecía justo que él pudiera dormir tan pacíficamente.

OOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOOooOO

—¡Eres MALA! ¡No sé cómo puede AGUANTARTE Inuyasha! —gritó Souta mientras daba un portazo.

No era la primera vez que su hermano gritaba esa frase en concreto, siempre lo hacía cuando lo echaba de su habitación.

Antes, Inuyasha había cogido a Mikomi para ir a correr, para que ella pudiese concentrarse en sus deberes. De hecho, la había estado cuidando todo el día para que pudiera ir al colegio. Vale, y qué si la había observado desde un árbol en el patio mientras les gritaba a algunos de sus compañeros de clase, pero ella seguía yendo a clase, así que estaba feliz.

Una vez llegó a casa, tuvo que empezar a hacer sus trabajos para que pudieran volver a la era feudal. Su madre le había prometido que le llevaría todo el trabajo terminado al colegio. Se había sorprendido cuando Inuyasha se había ofrecido a llevarse al bebé para que pudiera trabajar, pero le estaba agradecida. Pero, mientras intentaba concentrarse en sus deberes, Souta no paraba de ir a molestarla. Una vez más, había desatado su temperamento y le había gritado que saliera de su habitación y que la dejara en paz. Pelear con su hermano pequeño era normal.

Pero esta vez le pareció diferente. Puede que fuera porque el proyecto había empezado a hacerle pensar en tener una familia propia, y no había nadie al que se pudiera imaginar, excepto a Inuyasha. Estaban unidos como compañeros de viaje porque tenían que buscar la perla. Pero ¿qué pasaría cuando se completara?

Tiempo atrás le había dicho que se quedaría a su lado tanto tiempo como se lo permitiera. Como había parecido no importarle, incluso le había cogido de la mano mientras caminaban hacia la aldea. ¿Habría pensado que quería decir que estaría a su lado sólo mientras estuvieran buscando la perla?

No pasaría mucho tiempo antes de que no la necesitara más. ¿Y luego qué? ¿La haría volver a casa? ¿Se iría con Kikyo?

Kagome apoyó la frente en el libro abierto, los deberes de matemáticas olvidados.

El bebé de KagomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora