HURRICANE, james potter ✓

━━ THIRTY ONE

┏━━━━━━༻❁༺━━━━━━┓ CAPÍTULO TREINTA Y UNO
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OLIVIA YA NO PUDO CONTAR CUANTAS HORAS HABÍAN pasado o tal vez han pasado días, pero finalmente la habían metido en una celda, una que estaba tan sucia como oscura.

La única fuente de luz en la celda había sido la pequeña ventana completamente fuera de su alcance, pero el sol se había puesto horas atrás y ella estaba sentada en un terrible silencio. Sus manos no abandonan su vientre, sintiendo las patadas de sus pequeños mientras sus lágrimas van y vienen.

Se niega a pensar en James o Lucas. James, esperándola en su habitación, probablemente estaba muy preocupado. Y el pequeño Lucas, que sin duda se había vuelto dependiente de Olivia, quien estaba siempre ahí para guiarlo.

En cambio, ella no piensa mucho. No piensa en la suciedad de su ropa ni en las pesadas cadenas que le envuelven las muñecas y las piernas. Mantiene los ojos cerrados, la cabeza apoyada en la pared sucia mientras siente las patadas de sus bebés y los imagina por primera vez. Se imagina cómo se verán.

¿Tendrán el cabello oscuro desordenado o heredarán el castaño de ella? ¿Tendrán ojos color avellana brillantes o sus ojos grises ahumados? ¿Tendrá dos niños pequeños corriendo o dos princesas que está segura de que James echará a perder?

O tal vez tendría una niña y un niño, como ella y Maxwell, persiguiéndose y protegiéndose mutuamente.

Olivia sonríe levemente al sentir otra patada. 

Habían pasado horas desde la última vez en la que estaba empezando a sentirse sola, o tal vez solo unos minutos, Olivia realmente no estaba segura.

Todo se siente más largo aquí.

Finalmente, arrojan a un Regulus golpeado en la celda junto a la de ella y pueden verse a través de los barrotes, pero no pueden acercarse debido a sus cadenas.

Hablan un poco, asegurándose de que Samuel no haya sido llevado junto a ellos. Después de charlar, Regulus perdió el conocimiento.

Olivia se habría preocupado de si él todavía estaba vivo, pero puede ver lo suficiente a través de la oscuridad para saber que su silueta en el suelo todavía sube y baja.

Y así se queda sola con sus bebés otra vez, lo cual no es nada malo, y sigue imaginándolos, pintando en su mente caritas de una niña y un niño con un torbellino de su castaña cabellera, ella de ojos color avellana brillantes, esos que son más brillante que las estrellas, y mejillas regordetas y labios regordetes.

Llega tan lejos como para tratar de imaginar su risa, pero todo lo que puede escuchar es la ruidosa y despreocupada risa de James, por lo que inmediatamente detiene eso y vuelve a sus rasgos físicos.

Decidido que si tienen una niña, se llamara Euphemia, en honor a la mujer que le había mostrado a Olivia lo que debería ser el amor de una madre. Ella sabe que debería decidirlo con James, pero dudaba que él tuviera algún problema con que le pusiera a su hija el nombre de su madre.

Eventualmente, sus párpados comenzaron a sentirse pesados ​​y cayó en un sueño profundo, soñando con caritas sonrientes. Pero su sueño no dura mucho. Sintiendo como si solo hubieran pasado minutos desde que cerró los ojos, la brillante luz del sol y el movimiento fuera de su celda la habían despertado.

Ella volteó hacía Regulus para ver que todavía está dormido y no pudo evitar soltar un suspiro de alivio de que, aunque golpeado, su cuerpo sigue subiendo y bajando cada pocos segundos.