Hollow Knight: La Historia de Karu [Remasterizada]

T2: Un Mal Creciente.

[Durante la noche del día anterior]

[Cerca de las ruinas del reino de las cucarachas]

Mavis caminaba por un sendero boscoso, siendo seguida de cerca por Jeffrey, el encapuchado, y los demás mercenarios infectados.

Y también por los dos Tremors, durante el camino el mestizo de mosquito y mosca no pudo evitar sentirse muy temeroso, pues sus compañeros mercenarios ya no lucían como ellos mismos. Sino como unas carcasas vacías que solo obedecían las ordenes de la mantis. Así que por curiosidad y algo de temor le pregunto a la mantis que fue lo que les había hecho a sus amigos.

—...¿P-Puedo saber por qué ellos parecen zombies?— Pregunto el mosquito mientras caminaba al lado de Mavis.

La mantis lo volteo a ver de reojo mientras caminaba, para darle la respuesta a su pregunta. Pues le parecía divertida la manera en la que se comportaba Jeffrey.

—Ahora están bajo mis órdenes, no te tienes que preocupar por lo que les pase. Te aseguro que se encuentran bien, de hecho me queda muy claro que ellos ya se encuentran en la siguiente fase de mi plan. Y tú también lo vas a estar, pero de otra forma...— Dijo Mavis mientras veía a Jeffrey con una sonrisa algo malévola y muy tenebrosa.

Esto le dio escalofríos al mestizo que en su mente no dejaba de imaginarse distintos escenarios, y en el peor de todos solo podía verse a si mismo como la cena de la mantis. Cosa que le daba gran temor, miedo y preocupación. Sin embargo dicho pensamiento se iría luego de pensar que si ella quisiera comerlo ya lo hubiera hecho. Así que mejor se quedaría callado; no vaya a ser que ahora le de una idea maquiavelica a la contraria.

Siguiendo con su camino, la luz de la luna iluminaba a lo lejos las ruinas de lo que alguna vez fue el reino de las cucarachas. Mavis sonrió al ver que se acercaban a su destino. Por lo cual aumento el paso, ya que tenía prisa por lo que se veía. Y sin más todos le siguieron el paso, claro, Jeffrey aún no se decidía si escapar o no, pero cada vez que la idea estaba cruzando por su cabeza, ver al encapuchado, y a los Tremors lo disuadian de intentar algo que le fuera a costar caro.

Una vez llegaron a las ruinas del reino, la mantis miraba todo el lugar. Viendo edificios caídos y derrumbados, viviendas qué ya fueron consumidas por la maleza y además otras estaban llenas de agua, prácticamente inundadas.

Sin embargo eso no le importaba mucho a la mantis, lo que era de su importancia era llegar hasta el centro del reino, y esto era para iniciar con la siguiente fase de su plan. Por lo cual al momento de estar en el sitio indicado, ella se puso garras a la obra. Mavis fue hasta quedar exactamente en el centro de todo el lugar, siendo observada por los demás que la seguían.

La mantis dejo caer al suelo sus ropajes haraposos, mientras de su espalda sacaba varios de los tentáculos qué Jeffrey había visto antes, y luego ella empezaría a recitar algunas palabras, como si fuera un hechizo lo que estuviera haciendo.

—Seres de la luz, yo os convocó a luchar una vez más. Su lucha no ha acabado aún, y su deber será eterno. Levántense y anden de nuevo, complazcan a su diosa, y lleven la luz a todas partes, la muerte no es el fin para ustedes, ¡anden una vez más, muestren le al mundo la maravilla de la luz eterna!— Exclamó Mavis y tan pronto como termino de decir eso, ella clavo sus tentáculos en el piso.

A continuación el piso se iluminó en un color amarillo/anaranjado, mientras el lugar entero iniciaba a temblar. Jeffrey se asustó por lo que estaba pasando. Pero lo que pronto iba a acontecer, no se lo esperaba tampoco. Varias partes del reino se iluminaron de color amarillo, y de entre los muertos volvían aquellos discípulos de la luz. Mantis modificadas al antojo de Mavis, algunas se levantaban, aún a pesar de no tener más de una extremidad amputada. Pero aún así todas y cada una que no habían sido destruidas del todo, se ponían de pie, escombros eran removidos, o incluso salían del agua estancada en casas, locales y edificios. La cantidad de estas mantis modificadas o "discípulos" no eran tan grande como uno se hubiera imaginado.