T2: Delirios Religiosos.

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[Al Alba]

Los primeros rayos de luz atravesaron las copas de los árboles dentro del pantano, dónde se podía ver cómo los últimos edificios ahora derribados y quemados, sacaban humo después de horas de estar ardiendo sin parar. Los pocos que no habían sido encontrados, raptados, o asesinados, se encargaron de las tareas de limpieza, búsqueda y atención a los heridos.

Mientras tanto de los escombros de una casa, Karu saldría de golpe, con una fuerza no habitual en él, gruñendo, aparte de tener una pupila fina de color carmesí brillando en ellos, además de que de sus ojos también salía un aura carmesí que era tenue pero visible. Las líneas por todo su cuerpo, excedían todo brillo carmesí y se notaban más que nunca. Mirando a su alrededor, el vessel noto que todo había terminado, y que ahora solo quedaban las secuelas del ataque de la noche anterior.

Salió bruscamente de los escombros y se fue caminando, ignorando sus heridas o el hecho de que su apariencia era ahora más intimidante, yendo por las calles del asentamiento destruido, su ira creció al ver a madres desconsoladas llorando por sus hijos, hijos que lloraban las pérdidas de padres y hermanos, y de los llantos y quejidos de aquellos que resultaron heridos o perdiendo mucho en el ataque.

Y entre toda la oscura, desgarradora y desalentadora situación, una cosa llamó más la atención del enojado vessel, en el medio de la calle, un pequeño niño lloraba ante la pérdida de toda su familia, siendo consolado por un murciélago no de fuego, que tenía un vendaje cubriendo gran parte de su rostro. El llanto del niño y como llamaba a sus padres a que se pudieran levantar, solo alimentaron más el enojo de Karu; apretó sus puños con un odio creciente.

Y a pesar de no ser capaz de verlo, todo su cuerpo pronto fue rodeado por la misma aura que salía de sus ojos, este de inmediato se dirigió a la mansión para ver todos los daños causados, y de ahí planear cómo pensaban a contraatacar a los cazadores; pues si de algo estaba seguro. Es que esto no se iba a quedar así.

Dentro de la mansión, Alison despertaba luego de haber sido noqueada, al inicio ella estaba mareada y confundida por el golpe. Sin embargo, al recobrar todos sus sentidos, ella rápidamente se levantó, preocupada y asustada. Viendo que su tío o las niñas no estaban por ningún lado.

—¡No, no, no, no, no!— Exclamó Alison, en lo que buscaba a Edward o las niñas por todos lados. —¡Maldición esto no es posible!— Gritó con furia, cayendo de rodillas, llorando de impotencia mientras golpeaba el piso con sus puños.

Tras unos minutos llorando en silencio, se puso de pie, limpiando las lágrimas de su cara, para salir de la cocina y dirigirse al despacho de su padre. Todo mientras el personal restante, junto a la ayuda de Bell, Rosa y Ned, ayudaban heridos, y a todos con diversos apoyos. En esos momentos el vessel entró por la puerta principal, causando que todo el alboroto se detenga por unos instantes, pues su presencia causó temor en todos los presentes. Tanto que a pesar de que el enojo de la vasija no iba dirigido hacia ellos; algunos se pusieron en posición de combate. Pero él pasó de ellos, yendo directamente al segundo piso, al ver esto, el gusano que recordaba a cierto monarca pero con pelaje, vio a sus dos cuidadores.

Para luego comenzar a caminar detrás de Karu, a pesar de que estos trataban de detenerlo. Pero no importaba lo que ellos intentarán, al final llegó a su habitación y no viendo a Edward o las niñas por ningún lado, su enojo aumentó al punto dónde podían jurar qué sus puños se habían convertido en afiladas garras. Este iría directamente al piso de abajo, para ir al despacho de Isaac urgentemente.

En su despacho, Isaac estaba sentado sobre su silla enfrente de su escritorio, con un semblante decaído, preocupado y triste, delante suya tenía su botella de whisky medio vacía, y en sus manos sujetaba el vaso de vidrio qué estaba utilizando para ahogar sus penas.

Hollow Knight: La Historia de Karu [Remasterizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora