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-pequeña flor, eres tan hermosa y tierna -sonrió aún cuando sentía sus mejillas doler por estar todo el tiempo sonriendo.

Desde que llegó a la mansión fue directo a la habitación de su hija.
Quien ya estaba nuevamente despierta, antes de ir al palacio la alimentó y ella se volvió a dormir.

La bebé gimoteo moviendo sus piernas mientras miraba todo a su alrededor con curiosidad.

Las dos estaban en la habitación cerca del balcón dejando que la luz del sol entré e ilumine el lugar. Decidió sentarse en el suelo rodeada de almohadones y peluches, mientras le mostraba unos peluches a la oji cerúleo y le hablaba.

Las dos sirvientas que estaban a su disposición sonrieron con ternura sin poder evitarlo.

-Lady Ariana -la voz del pequeño Alfierce se escuchó tras la puerta haciendo que las mujeres miren hacia allí.

-adelante -sonrió con ternura al ver el rostro avergonzado de su sobrino.

-madre pregunta si le gustaría tomar el té con ella -el oji ámbar entró al cuarto mirándola con serenidad aún con un ligero rubor en sus mejillas.

Ariana estiró su mano libre hacia él haciendo que se acerqué a donde estaban ambas Yedith.

-me gustaría pasar tiempo contigo, tienes un momento para jugar con tu tía y tu prima? -acarició con su dedo pulgar el dorso de la mano del joven duque como una muestra de cariño.

-en unas horas tengo clases pero puedo jugar con ustedes -sonrió alegré sin poder contener su felicidad.

La fémina soltó una risita y el menor se sentó delante de ella viendo a su prima, que también lo miraba curiosa hasta que le sonrió y estiró sus manos hacia él.

-díganle a la duquesa que no iré, aunque si gusta puede venir y pasar tiempo con nosotros y con mi hija.

La sirvienta al entender hizo una reverencia.

-como ordené Lady.

La mujer salió del cuarto y la otra siguió su acción al ver que su Lady le hizo una seña de que los dejé solos.

-tía, Jeanette cuando podrá jugar conmigo? -el menor miro a su tía mientras su prima sostenía su dedo índice y lo apretaba mientras gimoteaba como si le estuviera hablando.

-aún es muy pequeña pero puedes leerle algún cuento o enseñarle lo que más te interesa de tus estudios.

-no creo que entienda pero con gusto le leeré muchos cuentos -el menor volvió a mirar a su prima dándole una sonrisa amable.

-"para ser un niño su forma de hablar está bastante desarrollada y es muy inteligente".

Miro a su sobrino atenta, sus facciones eran idénticas a las del duque.
Era una pequeña réplica del peli gris.

Parece que su pequeño sobrino sí era un prodigio como tanto susurraban sus padres.

-Isekiel, te gustaría que les cuente una historia? -acarició con suavidad su cabello.

-si usted quiere -miro para otro lado sonrojado dejando en claro que sí quería que le cuente una historia.

-bien, esta historia la conozco desde que era niña, es sobre una bailarina que la apodaron rosa de los rubíes.

-rosa de los rubíes? -el menor ladeo la cabeza curioso por el apodo.

-sí, ese apodo se lo ganó gracias a sus largos cabellos rojizos, su cabello era tan rojo como el fuego y era tan hermosa como una rosa, su baile era como la danza de los pétalos de una rosa en medio de una brisa primaveral.

𝐋𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐢𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥.² ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora