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🥀De antemano me disculpo por las posibles faltas de ortografía.
También quería avisarles que tal vez la personalidad de la protagonista cambie un poco, pero seguirá teniendo su dulzura y lado maternal, tal como en la otra versión.

También quería avisarles que tal vez la personalidad de la protagonista cambie un poco, pero seguirá teniendo su dulzura y lado maternal, tal como en la otra versión

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La noche pronto dominaría el cielo, su sobrino se había retirado para seguir con sus estudios. Así que ambas Yedith quedaron solas, la oji esmeralda se sentó en una mecedora y miro atenta a la pequeña.

-"siento algo escalofriante cuando miro tus ojos, pero no me da miedo, existen más cosas a las que temer y tú no eres una de ellas".

La pequeña oji cerúleo azul estaba tranquila desde que su tía la sostuvo en brazos. Algo que sorprendió a las sirvientas, las cuales habían sido enviadas por el duque para satisfacer todos los deseos y órdenes de la santa.

Ambas peli marrones se mantuvieron con la atención en la otra. Viéndose fijamente y casi sin parpadear, algo que divirtió a la Yedith mayor parecían estar jugando.

-Lady -una de las sirvientas por fin volvió a hablar luego de haberse presentado ante la santa -su cuarto ya está preparado, si gusta le indicaremos el camino.

La oji esmeralda las miro y les dio una leve sonrisa.

-me quedaré un rato con Jeanette, mi cuarto está lejos de aquí?.

-no, el duque ordenó que su cuarto estuviera al lado del cuarto de la señorita Jeanette -contestó bajando la cabeza en sumisión.

Todo el personal de la mansión sabía sobre la importancia de la dama.
Y el duque les había ordenado que la tratarán como si fuera el mismísimo emperador. Aunque aún si no fuera por la orden del duque era su obligación tratarla de tal manera.

Ariana estrechó sus ojos pero los cerró y sonrió de lado para luego volver a centrar su atención en su sobrina.

Quien parecía no querer dormirse, había algo en esa mirada inocente tan brillante como las estrellas.
Una enorme curiosidad inundaba su mirada pero había algo más.

-Lady, es hora de la cena de la señorita -comentó nerviosa al ver que la joven no soltaba a la bebé.

-cierto -susurro serena mirando el reloj del cuarto.

Ya pronto sería la hora de cenar, pero claramente primero debía de alimentar a la pequeña en sus brazos.

-L-Lady! -chillaron las sirvientas al ver que la oji esmeralda estaba desabrochando la parte de arriba de su vestido con su mano libre.

-qué sucede, no puedo alimentarla? -parpadeo curiosa haciendo suspirar a las mujeres.

Parece que en el continente vecino era normal que las mujeres amamanten a sus hijos, incluso si eran de la realeza o nobleza. Pero la dama ante ellos ni siquiera había sido madre.

𝐋𝐚 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐢𝐦𝐩𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥.² ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora