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Su mañana había sido algo caótica. La alarma no había sonado y habían despertado tarde, tanto que tuvieron que rogar para que dejaran que Soobin y Beomgyu entraran a clases. Habían corrido de aquí para allá por el maldito despertador y también porque ambos estaban profundamente dormidos, después de su beso el rubio lo había convencido para dormir abrazados, cosa que al principio el pelinegro rechazó, pero que después terminó por encantarle.

Estaban tan cómodos abrazándose que sentían que no necesitaban nada, hasta que Jungwon los despertó porque tenía hambre. Había sido una loca mañana que también había provocado que llegara tarde a su nuevo trabajo, esperaba esto no afectara. Entró en el gran edificio, la empresa se dedicaba a la construcción de hoteles y grandes condominios, aunque había una gran competencia esta lograba destacar entre las demás por el gran manejo que tenía el dueño y creador. Su jefe, el cual había conocido gracias a la recomendación de uno de sus profesores, era un hombre mayor que en cuanto al trabajo era disciplinado y exigente, pero si lo conocías a fondo el señor tenía un enorme corazón.

Saludó cordialmente a todos los trabajadores, no entendía y no quería entender a los trabajadores que no saludaban al portero o a la persona encargada del aseo, para él todos merecían el mismo respeto, así que desde que había empezado a trabajar los saludaba a todos por igual. Al llegar a la planta principal, que era la última, el recepcionista le indicó que su jefe lo esperaba en su oficina.

Tocó suavemente antes de entrar y escuchó un "adelante".

En la gran oficina estaba sentado detrás del escritorio su jefe y enfrente estaba su hijo. Él no lo conocía mucho ya que este era aprendiz para luego de la empresa, era un muchacho alto y de cabellera naranja, debía tener unos cuantos años menos que él.

- Buenos días - saludó al entrar.

- Buenos días, Jeno - respondió su jefe sonriendo levemente. Luego miró a su hijo cambiando su cara drásticamente. Lo miró serio unos minutos y luego suspiró - Bueno, ya está, y no se puede cambiar esto. Ahora como adulto responsable que eres debes hacerte cargo, Jisung - reprochó, aunque no sonó muy duro en realidad. Su hijo asintió para luego hacer una reverencia e irse para dejarlos solos - Tu me habías dicho que tenías hijos, cierto? - preguntó el señor mientras Jeno tomaba asiento frente a él.

- Sí, dos pequeños y un adolescente - respondió orgulloso. Su jefe lo miró sorprendido sin saber qué decir - Los adoptamos con mi pareja.

- Ya veo - respondió más relajado - Mi único consejo es: enséñales a usar correctamente el condón.

Jeno lo miró extraño por el consejo, aunque era un consejo muy útil, él no se imaginaba teniendo que darles la "charla" a sus pequeños bebés, aunque sabía que pronto debía hacerlo con Soobin ya que este era mayor y no quería que experimentara cosas sin protección. El día en que Soobin decidiera experimentar él definitivamente iba a morir. El señor soltó una risa y volvió a suspirar.

- Ya ves a Jisung, tiene solo veintidos años y será papá. ¿Y sabes por qué? Porque olvidó usar el maldito condón, aunque yo le haya enseñado mil veces cómo se usaba y para qué servía.

- Bueno señor, mientras su pareja esté dispuesta a tener al bebé, su hijo deberá hacerse cargo - dijo Jeno.

- Lo sé, y se lo dije, la cosa aquí es que el muchacho al que embarazó no es su pareja y hasta creo que apenas lo conoce.

- Si le sirve de algo, con mi pareja no nos llevábamos muy bien pero luego los niños nos ayudaron a sacar los sentimientos que teníamos ocultos. No estoy diciendo que su hijo se tenga que casar o algo con el otro muchacho, pero si van a tener un bebé eso los unirá de cualquier manera.

PADRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora