Minjeong.
Minjeong era simplemente un torbellino con pilas ultradurables.
A sus cortos dos años había logrado hacerlo correr tras de ella más de lo que había corrido en toda su vida. Apenas había aprendido a gatear se dio cuenta de que su juego favorito era asustar a sus padre mientras huía de ellos, mejor ni hablar de cuando aprendió a correr. Aún no sabía de dónde su pequeña tenía tanta energía porque la única vez que parecía estar tranquila era cuando dormía, la única vez que parecía un angelito.
A Beomgyu le encantaba ir detrás de ella mientras la niña corría riendo, eso lo volvía loco ya que podía pasarle cualquier cosa pero al parecer la pequeña era de acero. Siempre que se caía por estar corriendo no lloraba, se ponía de pie y seguía con su carrera. Si seguía así lo dejaría sin energías y envejecería muy rápido. En realidad ya se sentía un poco viejo así que solo dejó que Jeno la siguiera por la casa mientras él se sentaba junto a Jungwon que miraba la televisión.
Ojalá Minnie hubiera sigo igual de tranquila que su bebé chiquito, le hubiera ahorrado tanta energía. Parecía que en esa familia los únicos con amor al sueño eran Jungwon y él, adoraba tomar siestas con el pequeño siempre que Minjeong estaba a cargo del rubio o de sus abuelos.
- Mami, ¿por qué estás tan cansado? - preguntó el pequeño acercándose para abrazarlo.
- Porque aún no me acostumbro al correcaminos que se hace llamar tu hermana. Un día de estos la dejaremos a cargo de tu padre y nosotros dos nos iremos a algún lugar para estar solos - le dijo acariciando su cabecita.
- Me parece perfecto - le respondió el pequeño.
- Tengo serias dudas sobre si en el hospital nos cambiaron a la bebé y en vez de a nuestra hija nos dieron una liebre - dijo Jeno apareciendo con la niña sobre sus hombros y Beomgyu caminando a su lado.
- Eso lo sacó de tu parte porque yo soy flojo desde que nací - le hechó la culpa sin dejar de darle mimos a Jungwon.
- Minjeong, mi dulce y loca Minjeong. ¿Cuándo te cansarás? - le preguntó pero la niña, que hablaba poco, solo se rió en respuesta. Al menos esta vez solo se reía y no pateaba.
- Llegué - informó Soobin entrando por la puerta principal.
El chico había crecido bastante en esos dos años, tanto físicamente como psicológicamente. Estaba tan alto como Jeno pero seguía siendo un ángel para sus hermanos, sus padres y su bolita.
- Tú y yo debemos hablar - le dijo Jeno amenazante.
- ¿De qué? - preguntó sentándose al lado de Jaemin abrazándolo.
- No hablaremos frente a tus hermanos, así que sube - le pidió.
El joven hizo caso, Jaemin no sabía el por qué de la seriedad de Jeno. El rubio dejó a la bebé en un pequeño corral del que aún no sabía escapar, gracias a dios.
- Gyu mira un rato a Minjeong, si pasa algo nos avisas.
El niño asintió. Para él era un placer mantener entretenida a la bebé.
Jaemin subió junto a Jeno a la habitación de Soobin, la cual tenía todas las paredes llenas de dibujos.
- No entiendo por qué estás actuando tan serio - dijo Jaemin sentándose en la cama junto al joven.
- Hablemos de la cosa que tienes en el cuello - apuntó al cuello de Soobin quien intentó cubrirse sin éxito ya que Jaemin alcanzó a ver de lo que Jeno hablaba. Un chupetón.
- ¿Qué pasa con eso? - preguntó nervioso.
- Pasa que nosotros dos quedamos en que me tendrías confianza y me contarías tus cosas - dijo algo herido.
- No pasó nada papá, te lo aseguro - le dijo intentando calmarlo.
- La garrapata si era muy garrapata al final - murmuró caminando por la habitación. Jaemin quiso reírse pero sabía que no debía hacerlo.
- Deberías dejar de decirle así - habló Jaemin divertido por la situación.
- ¡Mira cómo le dejó el cuello a tu hijo! ¡No quiero verlo nunca más en mi casa! - se quejó haciendo un berrinche.
- ¿Y tú Soobin? ¿Cómo lo dejaste a él? - preguntó conteniendo su risa.
- ¡Mamá! - se quejó porque sabía que se estaba divirtiendo con todo eso.
- Mínimo lo hayas dejado igual - le pidió Jeno.
- Peor - susurró Soobin, y Jaemin solo pudo soltar las carcajadas que se había estado guardando.
- No le veo la gracia, en serio - gruñó el rubio.
- Nono, mi amor, Soobin es un chico maduro e inteligente y sabe que si quiere hacer cosas con Kai lo tiene que hacer protegido - dijo poniéndose de pie para abrazar a su pareja - ¿Cierto, Soobin-ah?
- Me lo han dicho tantas veces que ya me lo sé de memoria.
- Te lo voy a escribir en un papel y se lo voy a pegar en la frente a la garrapata para que no se te olvide - murmuró.
Soobin se puso de pie y se unió al abrazo.
- Te amo, te prometo que nunca haría algo que te decepcionara - le susurró al rubio.
- Soobin, solo quiero que si haces algo lo hagas bien y tengas la suficiente confianza para contármelo. Yo también te amo y nunca me decepcionarías - le respondió besando su frente.
- Mis dos bebés grandes - les dijo Jaemin dejándose abrazar por los más altos.
- ¡Minnie se escapó! - escucharon como Beomgyu gritaba haciendo que Jaemin cerrara sus ojos y se quejara.
- Yo voy por ella - les dijo Soobin saliendo de la habitación.
- Deberíamos ponerle una correa - se quejó Jaemin escondiendo su cara en el cuello del rubio que solo rió.
- Conseguí que mi mamá se quede con los niños el fin de semana. Así que por fin te tendré solito para mí - murmuró coqueto abrazándolo.
- Ya te dije que no te dejaré embarazarme de nuevo - le dijo.
- Ya sé, pero al menos podríamos intentarlo, digo... para no perder la práctica - apretó su cintura.
- Acepto - levantó su rostro para besarlo lentamente, disfrutando de la tranquilidad, de sus labios, de sus lenguas jugando mutuamente.
Tranquilidad que duró diez segundos, hasta que sintieron como algo se rompía abajo.
- ¡Necesito ayuda! - escucharon gritar a Soobin.
Ambos se miraron con amor, tomaron sus manos y bajaron.
No importa que Minjeong fuera inquieta. No importa que estuvieran cansados, no importa que su vida fuera una completa locura. No les importaba nada de eso, porque lo único que les importaba era que tenían a sus bebés con ellos, sus cuatro hijos. Los cuatro que siempre estuvieron destinados a estar con ellos.
Sus hijos. Su bebé grande, su niño curioso, su bebé chiquito y su niña traviesa.
Ellos siempre intentarían ser los mejores padres. Y lo estaban logrando.
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PADRES
FanfictionNOMIN| "Jeno y Jaemin se odian a muerte. Ambos viven juntos desde hace un año, ya que ninguno puede costear un apartamento solo, así que se convirtieron en compañeros de cuarto. Desde el primer día que se vieron se generó una rivalidad tonta y sin f...