𝐂𝐁| 𝐉𝐞𝐟𝐞 𝐂𝐫𝐮𝐞𝐥
❝ Su crueldad es su esencia cautivante ❞
━ Señor, necesito un aumento.
- Jungkook lo miró esperanzado, con el corazón acelerado y con el desespero de recibir una afirmación.
El hombre que estaba de espaldas hacía él, no hiz...
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❝Tres personas, un camino❞
Exasperación.
Eso que lo que sintió Jimin al salir en zancadas duras y largas de aquella casa, azotando de paso la puerta de la misma. Podía sentir las rafagas de rubor en sus mejillas ardiendo en auténtico enojo, ni hablar del temblor en su cuerpo con rabia bastante acumulada, y que por obvias razones quería dejar salir, o bueno; sí lo hizo, pero eso provocó que se enojara más.
Park Sun-Hee, nombre que detesta, personalidad que detesta, voz que detesta, ojos que detesta, tacto que detesta, cabello malditamente perfecto que detesta, persona que detesta.
Simplemente lo saca de sus casillas con aquella sonrisa que por más natural que se vea, sabe que es falsa.
Ella es falsa, algo tiene que la hace ver así, él no se va a creer el cuento de que es una gran y buena samaritana.
¿Por qué nadie le cree?
Era cierto que no se ha esforzado en exteriorizar esa nueva faceta oculta en su prima lejana, porque eso era lo que desconocía, que ella fuese su prima y se lo contasen no hace poco pero sí muy tarde. Los padres de Sun-Hee, el padre en su mayoría, era una persona bastante rigurosa con un pensamiento antiguo. Las veces que Jimin a llegado a pisar esa casa, nunca faltan los comentarios despectivos a su tono de cabello, forma de vestir, andar, de vivir, de existir.
Pero Sun-Hee lo elogiaba, lo veía como un ser magnífico. Pero había ese algo, un algo que jamás y nunca iba a cuadrar en Jimin.
Cuando conoció a Sun-Hee, fue en una reunión familiar, sus padres llegaron como si nada integrándose en la familia, comentando que eran familiares lejanos y que anteriormente vivían en Seúl pero por cuestiones bastante desconocidas decidieron aparecer con esta noticia que sacó bastante de lugar a Jimin. Todo fue muy rápido, ellos se habían integrado a la familia de forma muy forzada y brusca. Nadie los conocía, era curioso que su madre sí y que todos especularan de la repentina existencia de ciertos personajes. Nadie recuerda a Sun-Hee, ni lo que fue de su niñez, ni siquiera su existencia. Tampoco a sus padres, nadie los reconocía, solo Jina; la madre de Jimin.
Claro que estuvo un tiempo buscando información de esta familia tan curiosa, le comía la duda y no dudó ni un segundo en escrutar,, cosa que resultó ser real, eran de su familia.
¿Castigo o castigo?
Desde que la mencionaron, nunca le dio buena espina, en realidad, no soporta que exista y que respire su propio aire. Tiene algo en su mirada, como si con su encanto te cautivara, pero si te fijas mejor en sus cuencas, podrías ver su alma rota y llena de maldad. Ella era una manipuladora nata, él lo sabía.
Porque él también era manipulador.
Más nadie le creía.
¿Y como creerle? Si él era la oveja negra de la familia y Sun-Hee era todo lo opuesto, todo lo que estaba bien con una vida perfecta y resuelta.