𝐂𝐁| 𝐉𝐞𝐟𝐞 𝐂𝐫𝐮𝐞𝐥
❝ Su crueldad es su esencia cautivante ❞
━ Señor, necesito un aumento.
- Jungkook lo miró esperanzado, con el corazón acelerado y con el desespero de recibir una afirmación.
El hombre que estaba de espaldas hacía él, no hiz...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝ El vinotinto en el remolino ❞
Jungkook se sienta en la cama de la habitación de Sun-Hee, cerrando un poco los ojos debido al agotamiento y la poca siesta que ha tomado. Durmió al rededor de tres horas desde que había salido del bar a las siete. Cuando llegó a su hogar no se molestó en quitarse la ropa, así mismo como había llegado se había tirado a dormir. Eran aproximadamente las once, casi las doce del medio día, Sun-Hee seguía haciendo sus maletas, escogiendo qué llevarse y qué no al nuevo hogar que aún no habían llegado a ver ni a comprar. Jungkook tenía el dinero para rentarlo, tenía la dirección y el apoyo de Bethany, solo faltaría que a Sun-Hee le gustase el departamento, porque de lo contrario estaría más que perdido por ese lado.
Jungkook quiere darle todas sus comodidades, al igual que un departamento donde se sienta cómoda y a gusto. Si ella querría otro departamento, se lo daría, así eso le costase hasta quitarse la vida, porque nunca le ha dicho "no" a Sun-Hee y menos lo hará ahora que trae nueva vida al mundo.
"Pobre idiota."
Se mantiene erguido pese a que quiere encorvarse y cerrar los ojos para dormir un poco más, pero mantiene: o mejor dicho, se obliga a permanecer despierto para opinar acerca de las cosas que Sun-Hee le cuestiona si llevar o no.
—¿Crees que esto sería adecuado?
—¿Mm?
—No me estas prestando atención, Jungkook. — Sun-Hee rodó los ojos y dejó en su cama uno de sus tantos vestidos.
—Lo siento, estoy cansado, Sun.
—Lo sé, pero al menos intenta estar despierto, es tan difícil escoger qué llevarme.
—Lo prometo para la siguiente. Y con cualquier atuendo te ves espectacular, solo déjame cerrar los ojos un momento. — él suelta una risa y Sun-Hee le lanza su prenda al pecho, también riendo un poco.
—¡Jeon!
—¡Ya! Está bien. Solo empaca lo necesario, buscaremos todo una vez estemos instalados.
—¿Es grande el departamento?— preguntó una vez cerró la maleta.
—No lo sé, eso es lo que vamos a ver. Realmente espero que te agrade. Una gran mujer me ayudó a conseguirlo y tengo tanto que agradecerle.
—¿Debo ponerme celosa?
—Para nada. —niega, se levanta y camina en dirección a ella. Enrolla su brazo al rededor de la cintura de la más baja, su otra mano toma la de ella y la entrelaza, apoya su mentón en el hombro de ella y la abraza con fuera a su cuerpo. — Prometo hacerte feliz. Me estoy esforzando al cien para que estés cómoda. Por favor, no me falles. —por alguna extraña razón, le susurra lo último, como si realmente esperase alguna mala reacción de Sun-Hee. Se siente incómodo al haber pensando aquello, lo que lo hace carraspear y separarse, girarla y hacer que ella lo mire con una mezcla de sorpresa y confusión.
