She Is Not My Girlfriend. - Andrómeda y Almendra-

Capítulo 3

~Almendra~

Ya era el Domingo por la noche, Drome estaba en el baño y yo sentada en mi cama, ya lista, esperando a que salga.

- Te falta pintalabios.- se asomó por la puerta, sujetando un pintalabios violeta oscuro en su mano.

- No.- dije firme.

- ¿Brillo labial?- volvió a salir con un brillo.

- No.- repetí.

- ¿Bálsamo?- parecía suplicante, así que reí levemente, asentí y se acercó emocionada.

Se sentó en mi regazo, con una pierna a cada lado, destapó el bálsamo y comenzó a colocármelo sobre los labios, con un tacto suave sobre éstos.

- Listo.- y cerró el bálsamo- ¿Sabes? El bálsamo es caliente.- me guiño un ojo y yo me sonrojé, pero logré controlar mi cabello.

- Vamos o no podremos ver las estrellas, Droms.- le dije mientras me paraba luego de que ella se levantara de mi regazo.

- Vamos entonces.- me sujetó de la mano y arrastró hasta fuera de la sala común.

Sus palabras seguían resonando en mi mente mientras caminábamos sujetas de las manos. El bálsamo es caliente. Ella me había propuesto el bálsamo y sé que no es muy notorio. Sé que es tonto, pero... en ese momento sentí algo, no en mí, es decir, sí, pero ya está hace unos dos años, tal vez es debido a la cercanía con alguien y que nunca tuve una cercanía así con otra persona, de igual manera, me estoy desviando, sentí que ella no lo decía solo para animarme, sino que...

No. No, Almendra, es tu amiga, claro que lo dijo para animarte, idiota.

Seguimos caminando y cuando estábamos llegando a la Torre de Astronomía se escuchaban voces y leve música. Una vez que entramos allí vi a varias personas, causando un cierre en mi garganta. Apreté levemente más fuerte la mano de Andrómeda y ella pareció notarlo, porque al instante me apretó de igual manera la mano, regalándome, también, una sonrisa reconfortante, que provocó un cosquilleo en mi estómago.

Caminamos hasta el gran ventanal de la Torre de Astronomía, donde por fin Andrómeda habló.

- Iré a buscar algo para tomar, ¿me acompañas?- preguntó, elevando un poco la voz para que la escuche entre todo el ruido.

- Me quedo aquí.- dije tras dar una gran inhalación de aire.

- Bien, vuelvo enseguida.- fue lo último que dijo antes de desprender su mano de la mía y desaparecer entre la multitud.

No mucho tiempo después, tal vez unos segundos, se me acercó un chico pelirrojo.

- Hola, soy Austin, tú eres Almendra, ¿no?- preguntó con una sonrisa y yo me limité a asentir.

El chico se quedó ahí, buscando conversación, y me animó un poco.

- Oye, me preguntaba si te gustaría ir este fin de semana conmigo a Hogsmade.- interrogó él, con cierto nerviosismo en su voz.

Cuando estaba por responder, Andrómeda llegó a mí lado y pasó su brazo por mis hombros, pegándome por completo a ella.