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-"Piensas irte algún día de aquí?" Manjiro te preguntó mientras apoyaba su cabeza en tu espalda

Tu estabas sentada en la cama de tu cuarto cuando él entró e hizo esa acción junto con esa pregunta.

-"No tengo intenciones de irme pronto" le respondiste anotando unas cosas en tu libreta

-"Pero tienes intenciones de irte?"

-"Quizás en algún tiempo" dijiste cerrando la libreta y guardandola

-"Creí que habías dicho que te sentías bien aquí" se acostó a tu lado mirando el techo

-"Nadie puede decir que ocurra en el futuro, quizás me quiera ir, quizás me quiero quedar. Lo que ahora te puedo decir, es que estaré aquí un poco más" dijiste poniendo tu mano en su frente

-"Yo quiero que te quedes aquí para siempre" te observó aún acostado

-"Eso es egoísta"

-"Tu dijiste que no debería alejar a las personas" tomó asiento enfrentandote "Ahora intentó que te quedes a mi lado y me dices que es egoísta?"

-"No debes alejar a las personas, pero tampoco está bien obligarlas a que se queden a tu lado" dijiste con calma "Las personas deben estar de acuerdo en estar a tu lado"

-"Qué necesitaría este lugar para que quisieras quedarte para siempre?" preguntó directamente y tomó tus manos entre las suyas con cierta desesperación

-"Nada en especial, nada puede asegurar mi estadía aquí al 100%. El tiempo lo es todo, cambia las personas, cambia el ambiente, cambia la mente, y cambia pensamientos y acciones"

-"...Somos amigos?" preguntó con cierta pena

-"Eres mi paciente" le respondiste enseguida colocando una mano sobre la suya "Todos lo son"

-"No quiero ser un paciente"

-"Sólo yo y el tiempo decidirá que eres para mi, hoy eres Manjiro Sano, mi paciente, con quien más tengo confianza en todo este lugar" le dijiste con suavidad "Mañana? No lo sé, probablemente sigas siendo lo mismo, pero nadie lo puede asegurar"

Él no te respondió de ninguna manera, sólo mantenía su mirada en tus manos mientras jugaba con tus dedos.

-"Has tenido muchos pacientes?" optó por cambiar de tema

-"En lo que llevaba de mi profesión, tuve 9 pacientes, todos me los enviaba mi jefe. Porque decía que él no podría con ellos... Aún recuerdo muy bien a cada uno, solo con 3 he terminado mis sesiones, he 5 me han abandonado y 1 lo he dejado porque me sacaste de ese lugar"

-"Háblame de ellos..." dijo acostandose y colocando su cabeza en tu regazo

-"Te hablaré de mis 3 pacientes a quienes he dado de alta de las consultas" Acariciaste su cabello "Uno de ellos fue mi primer paciente, un chico de 17 años, era introvertido, le costaba mucho relacionarse con cualquier tipo de persona, tenía pensamientos suicidas, pero a la vez le tenía un gran temor a la muerte.
Un año estuvo conmigo, hasta que vi cómo había mejorado, era muy observador, se volvió selectivo con las personas con quienes hablaba, y ha elegido muy buena compañía en el último tiempo. Si no me equivoco hasta había conseguido un novio, lo veía sonreír más a menudo en las últimas sesiones..."

-"Así que desde el principio hiciste un gran trabajo..." Manjiro comentó

-"La segunda persona fue una mujer, 33 años, al principio se negaba rotundamente a que yo estuviera con ella, tachandome de mocosa y que no conocía nada de la vida.
Me tomó 10 minutos convencerla de que hablará conmigo.
Ella era alcohólica, había perdido la custodia de su hija de 5 años, y había agredido a su ex esposo, ella decía querer mejorar, pero a la vez sólo se comportaba peor. Era muy impulsiva, me había amenzado al menos 3 veces apuntandome con un trozo de vidrio en el cuello, siempre de una botella rota que llevaba en su cartera.
6 meses tarde en darla de alta, dejó la bebida, utilizó distintos metodos para liberar su ira, no consiguió la custodia de su hija pero por lo qué me habia enterado al menos le permitían que la fuera a ver. En el último tiempo ella misma se daba cuenta de sus errores y los admitía, no como antes que buscaba echarle la culpa a alguien más..."

-"Y el tercero?..." preguntó con suavidad acomodandose en tu regazo

-"Era una niña, otra de mis primeras pacientes, tenía 9 años. Fue uno de mis pacientes que más pena sentí... Había sido abusada por su propio padre y tio, y vivía con su abuela en ese momento, ella misma se encargó de que fuese a ver a alguien y llegó a mi.
Ella creía que estaba completamente bien que los hombres la tocarán y la usarán, creía que el dolor que le generaban era algún castigo por algún pecado que ella habría cometido en algún punto de su vida, incluso creía que se lo merecía sólo por nacer... Todas esas cosas le había metido su padre en la cabeza...
Dos años estuvo conmigo, nunca la vi sonreír ni un momento de su vida, ni siquiera cuando se marchó. Su vida ya había sido arruinada, y ella aceptó que debía dejar eso atrás y continuar de todas maneras... Ya no se culpaba de aquellos sucesos que le habían ocurrido... Se notaba más fuerte, pero aún así, se seguía viendo triste, y eso no lo podía arreglar yo por mi cuenta con ella, ella debía encontrar personas para rodearse de ellas y así poder aprender lo que era el cariño día a día..." suspiraste levemente "Mi jefe dijo que hice un excelente trabajo con ella, que desde que empezó con las sesiones había mejorado en la escuela y tenía más amigos... Pero yo nunca creí realmente que la había..."

Te quedaste en silencio cuando notaste a Manjiro estar dormido en tus piernas, acariciaste su cabello suavemente.

-"No sé cuanto me lleve con ustedes... Pero haré todo lo que este a mi alcance para poder ayudarlos..." dijiste en un susurro, casi haciendo una promesa

Te acomodaste como pudiste sin despertar a Manjiro, para poder dormir tu también.

Psicología en contra - Bonten (Tokyo Revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora