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-"Tienes algún sueño?" Manjiro preguntó mirando a un lado mientras estaba sentado en la cama del cuarto que te había asignado, tu estando a su lado

-"Un sueño?" repetiste terminando de escribir algo en una libreta para voltear a verlo "Solía tener uno... Con el tiempo lo he dejado de lado... Y ya no es lo que quiero hacer" respondiste

-"Cuál era?" preguntó volteando a verte

-"Quería volverme una actriz, alguien famosa, pensaba hacer todo tipo de películas, aunque me imaginaba haciendo algunas de terror, romance, y hasta suspenso, me gustaban más esos géneros... Qué hay de ti? Tenías algún sueño?"

-"Deseaba... Mantenerme con mis amigos, y con mi familia... Tenía una hermana, quería verla feliz, más que a nadie en el mundo... Quería que creciera, que se casará... El sueño de ella era ser una novia... Tener una familia, pero nunca..."

-"Es suficiente" dijiste tomando su mano "No es necesario continuar si no quieres"

Asintió sujetando tu mano con mayor fuerza.

Todas las noches, antes de ir a su cuarto, Manjiro pasaba por el tuyo, para platicar un poco contigo, asegurarse de que estabas bien, querías algo, o algo por el estilo, y quizás desahofarse. Esta noche parecía optar por la última.

-"Tengo curiosidad... Cómo ha sido tu vida?" preguntó mirándote aún sin soltar tu mano, pasando sus dedos por la misma dándole suaves caricias

-"La mayoría del tiempo? Un infierno, hasta mis 6 años fui feliz, y a partir de mis 22 me libere de todo lo que me dañaba"

-"Has estado casi una semana aquí... Y parece que lees perfectamente la vida de los demás... Pero no sé nada de ti"

-"Quieres oír de mi vida? Hace años no escucho a alguien pedirme eso" dijiste tomando asiento a su lado

-"Me contarás?" preguntó apoyando su cabeza en tu hombro

-"Claro" Asentiste "Vivía con mis padres, como mencioné hasta mis 6 todo fue bien, el acto que hizo que todo se desmorone fue la muerte de mi padre. Mamá desde entonces perdió la cabeza, tenía depresión, su único refugio era el alcohol y las personas que llevaba a casa... Yo era una niña, cree un propio mundo imaginario para alejarme de todo eso" te encogiste de hombros "Así hasta mis 15..."

Miraste de reojo un momento a Manjiro, él te escuchaba con atención, pero no te miraba.

-"Los hombres que mamá llevaba a la casa se empezaron a interesar en mi, y mamá me terminó encerrandome en mi cuarto cada que llevaba a alguien para que no me vieran. Pero luego se le ocurrió la idea de usarme, para tener otro ingreso, de esta manera mi propia madre me terminó prostituyendo... Perdí mi virginidad con un extraño, quedé embarazada por otro, tuve un aborto espontáneo luego... Poco a poco perdí toda fé en cualquier tipo de persona, nunca espero nada de nadie"

Silencio obtuviste como respuesta, pero no te interesó, no pedias ningún tipo de consuelo.

-"Así fue hasta mis 19, que me encontré con un hombre que me quiso rescatar de todo eso. Empecé a vivir con él, terminé el secundario, y me llevó a una Universidad para estudiar, elegí psicología porque quería entender por qué me pasó eso a mi. Quería entender mejor al humano... Y eso es todo, ahora estoy aquí"

-"Te traje de nuevo a un infierno" dijo mirando tu mano aún en la suya

-"No lo diría así, alguien que se cree santo en el infierno agoniza más que un conciente pecador en el mismo" respondiste "Deberías descansar, tus horas de sueño no son una broma, tu cerebro va a empezar a hacerte malas jugadas si es que no lo hace ya"

-"Dormiré aquí está noche" dijo acostandose sin más

-"De acuerdo"

Fueron las únicas palabras que soltaste antes de acostarte a su lado, ambos mirando el techo del cuarto en silencio.

-"(T/n)" dijo "Por qué he alejado a todos los que quiero?"

-"Porque te has sumergido en un mundo donde crees que todos los que están a tu lado acabarán en un infierno" dijiste al instante

-"Y qué debo hacer?"

-"No los alejes, que ellos ardan en tu propio infierno y te ayuden a salir si quieren algo mejor, los que no les guste ese lugar solos se irán"

-"Eres cruda..."

-"Es la única manera de hacer que las cosas se entiendan..."

Después de eso, no se volvieron a dirigir una palabra por el resto de la noche, eventualmente ambos cayendo dormidos, cediendo al sueño, y gustosos de la calma que sentían en ese instante. 

Psicología en contra - Bonten (Tokyo Revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora