XXII - Clichés

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¿Alguna vez os habéis preguntado cual es la primera gota que cae en una tormenta? Esa que lo desencadena todo, la que inicia un espectáculo de rayos y truenos y agua por doquier... Una tormenta en toda regla. La primera gota de la tormenta de Louis y Harry fue intercambiar miradas inocentes una noche en el Bellagio.

Y ahora, Harry estaba ahí con las ultimas palabras que compartió con Louis antes de dormir la noche anterior grabadas a fuego en su mente.

Estaban en la cama, tumbados, después de hacer el amor, Louis recostado sobre el pecho de  Harry y ambos cubiertos solo por las finas sábanas de la cama.

Louis elevó su vista para mirar a los ojos de Harry, una vez más el verde conectó con el azul creando esa aurora boreal llena de intensidad como cada vez que se miraban.

-Harry, no me puedes dejar ser tu daga - pidió Louis - No puedes porque yo ya he sido la rosa, y no quiero eso para ti. No quiero hacerte daño

-Alguien tiene que ser mi daga Louis, y si ese alguien eres tu me apuñalaría una y mil veces

Y aunque Louis no pudo admitirlo en ese momento, sintió miedo porque Harry lo quería, lo quería de verdad.

Respiro hondo y volvió a acurrucarse sobre el pecho del más alto plantado un pequeño beso ahí.

-No puedo darte una relación normal - habló en castaño después de unos segundos - Porque no somos una pareja normal. No tenemos un primer beso bonito, una historia de amor bonita o un flechazo a primera vista... No tenemos ninguno de esos clichés que tienen las parejas, pero lo voy a hacer lo mejor que pueda

Esta vez fue Harry quien plantó un suave beso sobre la cabeza del más bajo. No respondió, no hizo falta. Solo con ese beso Louis entendió que no pasaban nada, que construirían esos momentos juntos poco a poco, que cada vez que pasasen juntos desde ese momento sería tan especial que no harían falta estúpidos clichés.

Poco a poco el ritmo de la respiración de Louis fue disminuyendo, y Harry supo unos segundos después que Louis se había dormido.

Si, Louis y Harry estaban consumiendo gota a gota las nubes de su tormenta, porque, lo que para ellos había sido un temporal imposible de abordar, era solo el principio, el principio de la verdadera borrasca.

Pero ellos no lo sabían, y ahora lo tenía ahí al lado, tumbado en la cama,  boca abajo, con su flequillo pegado a la frente por el sudor de la noche anterior y su carita de ángel. Joder, Harry estaba muy feliz.

La calma antes de la tormenta, así lo llaman.

Toda la espalda de Louis estaba al descubierto, mostrando pequeños lunares que Harry comenzó a besar sin vergüenza alguna por despertar al otro. De echo esas eran sus intenciones.

Y lo consiguió. El ojiazul comenzó a removerse lentamente sobre las sábanas, refregando su mejilla en la almohada y gimiendo de cansancio sin querer despertarse. Harry no detuvo su tarea de besar toda la superficie de piel expuesta de Louis, que en ese momento era mucha.

Finalmente Louis giró, aun con los ojos entrecerrados sin querer abrirlos del todo. Harry sonrío mostrando su precioso hoyuelo. Beso los labios de Louis de manera lenta y no muy profunda.

-Buenos días Lou - dijo entre el beso y con dificultad ya que Louis presionaba su cuello contra el para no perder el contacto con sus labios

Y realmente eran buenos, porque Louis ya podía ser suyo. El castaño por su parte se encontraba desbordante de felicidad, como nunca antes, pero una ola de incertidumbre lo recorría por dentro. ¿Que iba a pasar ahora? Harry era su pareja, su novio. Y sabía que sería difícil, lo sabía pero el saberlo no hacía que le diese menos miedo.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2021 ⏰

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