Después de insistir durante unos largos 15 minutos, logré que me dejaran hablar con él en una de esas habitaciones tan pequeñas y apagadas que suelen salir en las series policiacas con una mesa justo en el centro y dos sillas colocadas una delante de la otra.
No tardaron mucho en traerle. Cuando entró en la habitación sujetado por las muñecas mi corazón dió un enorme vuelco. Jack se sentó y el policía salió cerrando la puerta tras de si.
-Hey. -dije intentando romper el hielo.
-No has cambiado mucho desde la última vez que te vi.
-Veo que mantienes tu sentido del humor hasta el último momento.
-Es lo único que me queda.
Pero no era cierto. Yo también le quedaba y él lo sabía, tanto por el beso o por la estúpida sonrisa que se me formaba nada más mirarle.
-Jack.
-Dime, Allison.
Jamás pensé que me podría doler tanto que no me llamase Alli. Sabía que tenía miedo, porque se le notaba en los ojos y en las manos cuando intentaba no llorar. Porque yo sabía que quería hacerlo. Era débil, incluso más que yo. Pero sobre todo era orgulloso, y jamás permitiría que nadie le tuviese compasión, o que le viese llorar.
-Se que esto es duro para ti, y que no tienes culpa de nada.
-Allison, sí la tengo. Se a lo que me arriesgaba si seguía haciéndole caso a mi padre, si continuaba haciendo sufrir a personas inocentes. Se que crees que me conoces, y piensas que soy una buena persona, pero no conoces mi pasado.
-El pasado de alguien no lo convierte en mala persona. Las personas cambian.
-Allison.
-Dime.
-Por favor, márchate.
Ni si quiera me había mirado a la cara cuando lo dijo. No sabía que tenía, pero algo dentro suya me retenía ahí con él, y a la vez me rompía el corazón... No lograba entrarme en la cabeza que me importara a pesar de todo lo que ha tenido que ver en mi secuestro. Alcé la mirada. Estaba llorando. Entonces lo entendí. No quería que le viese así, que descubriera o que confirmara mi hipótesis de que no era como quería aparentar ser.
-Se que la primera vez es difícil pedir ayuda, o llorar delante de alguien, se que no te gusta dar pena, ni parecer débil, pero Jack, todos necesitamos a alguien que nos ayude a levantarnos, una mano, un empujón aunque sea. Jack, no hay persona más valiente que aquel que no tiene miedo de llorar en publico. Ahora me tengo que ir porque el guardia no para de hacerme gestos para que salga, que resultan muy graciosos en realidad -nos reímos- Adiós.
-Alli, espera.
Me giré y no pude creer que lo hiciera. Puso su mano sobre mi mejilla, me acerco la cara a la suya y me besó. Era raro, puesto que en ningún momento hablamos sobre el beso anterior, ni sobre nosotros, aunque ese termino aun no existiera, o simplemente estuviera naciendo. No le quería, o eso creía yo.
Sonreí y tuve que salir tras la tremenda desesperación del policía que no paraba de dar golpes a la puerta. La abrí y salí.
Sabía que cuando el juicio se celebrase, Jack sería declarado culpable. No tenía si quiera abogado, y dudo que supiera defenderse de otro modo que no fuese utilizando la fuerza.
-¿¡Allison!? ¡Hija mía!
Me giré en cuanto lo oí. No podía creer que aquella fuera mi madre. Lo primero que pude apreciar fueron sus ojos hinchados, estaba muchísimo más delgada desde la ultima vez que la vi. Sus brazos eran casi tan delgados como mi muñeca, pero ni fue eso lo que me hizo ir corriendo hacia ella, si no su mirada. Hacía tiempo que no nos dábamos un abrazo así, puede que aquello que dicen de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes es cierto.
-Te he echando tantísimo de menos.
-Yo también mamá.
-Te prometo que meteremos a ese capullo entre rejas.
-Vale.
No podía contarle a mi madre todo lo que había pasado, ni que el hombre que ella creía que le quería era un actor. Tenía que esperar el momento apropiado para abrir la boca.
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The Last Song Club
Roman pour AdolescentsAllison, desesperada tras descubrir a su madre con otro hombre, decide irse de casa y es esa noche cuando conoce al que cree que es el chico que puede cambiarle el día. Mentiras, pasión y delito se mezclan en este trágico romance. ¿Podrías tú enamor...