Capitulo 4

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Ya era de día, y tanto como la señora Abel y yo, estábamos nerviosas.

—HA ese Renaldo se está demorando mucho, ¡me va a matar de ansiedad! —Expresó su esposa, mientras jalaba su cabello.

En cambio, yo tenía muchas preguntas en mi cabeza, ¿Cómo llegó aquí?, ¿Por qué esta en ese estado?, ¿Qué le pasó? Y la más importante ¿Quién le hizo esto? No era necesario mencionar que lo iba a matar.

Duque de Cornualles, debía de ver sabido que era un manipulador. Dándole flores y halagos a mi hermana... ¡La estaba cortejando!

Ante ese grito en mi cabeza pateé la pared por la ira que surgía.

Como no se había dado cuenta, cayo siega ante él igual que su hermana, pero ¿Qué había pasado?

—Ha mi Dios, su estado estaba horrible, cre-cres ¿Qué hayan abusado d-de ella?—soltó mi vecina finalmente las palabras que no quería escuchar ni imaginar.

Pero eso aumento mi temperamento, patee más fuerte la pared haciendo que unos pequeños escombros cayeran y la habitación retumbara.

Me dejé caer en el suelo y empecé a respirar profundamente.

No quería que la señora Abel se espantara. Me deje llevar por un momento tenía que controlar mi energía o destruiría todo.

—Victoria—abrí mis ojos enfocándome, donde mi padre—Señora Abel, pueden entrar.

Deje que la señora Abel fuera la primera, tenía que tranquilizarme.

—Yo traeré el desayuno—me ofrecí.

No espere respuesta.

Me dirigí donde la cocina, preparé las bandejas, platos y cubiertos para servir la comida.

Cuando estaba todo listo, me detuve en la puerta, respiré profundo y toqué dos veces.

—Pasa. —hablo una voz delicada que no había escuchado en un tiempo.

Torpemente abrí la puerta.

—Gracias Victoria por traer la comida—dijo el doctor llevando el plato correspondiente donde Amelia, quien ya se encontraba despierta y con vendas en sus heridas. —Quería que todos estén reunidos aquí. Insistí a Amelia que no era necesario que hablara ahora, pero ella se puso firme en contar todo lo que pasó, como a su familia, mi esposa y yo. Amelia date el tiempo que quieras.

—Gracias señor Renaldo, pero pienso que mientras más antes será mejor. —se tomó un momento para aclarase y comenzar su relato— No quiero que piensen que fue todo culpa del Duque de Cornualles, fue muy amable conmigo. Al llegar a la capital fui recibida por los sirvientes del Duque y por su pequeña hija Ximena, estuve al cuidado de ella de inmediato, pero ella se percató por mi encanto en la Medicina e insistió a su padre para que estudiara junto con el Médico de la realeza. — suspiró. —Milagrosamente fui aceptada como una de sus estudiantes, con este trabajo no sería duquesa, pero aun así tendría un puesto grato cerca de la familia Imperial, fue que entonces conocí al Emperador Sebastián II, —paró un momento. — Quedé fascinada por su belleza, pero este ya contraía matrimonio, quien es la Emperatriz Gabriela. Yo no cometería nada contra el Emperador, asique decidí alejarme de él y procuraba que durante mis clases no cruzara con él, pero una noche él se coló en la mansión del Duque y entro a mi habitación para pedirme mi mano—paró por un largo tiempo en el que se oía el sonido del gallo. —Acepte.

—Pero como—preguntó la señora Abel

—Estaba bien enamorada de él y pareciera que él también lo estaba, que incluso dijo que dejaría el trono para vivir conmigo, no podía dejar que eso pasara, pero aun así me dejé llevar.

BENDICION DEL CIELO💮☁️ [#PNA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora