Capítulo 2

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Fui a buscar a Ema a su casa para dar una vuelta, bajó puntual como siempre, con su abrigo largo ajustado verde y un gorro de lana blanco.

Calmer en realidad es una zona perdida en el mundo con calles paralelas y llenas de pequeños chalets todos con jardín, hay un par de escuelas, institutos, tiendas, parques, cafeterías y un centro comercial, poco más, si querías comprar más cosas tenías que irte a la ciudad que se encontraba a 54 km.

Caminábamos por las calles nevadas evitando resbalarnos con el hielo, no podíamos parar de gritar como locas y reírnos, cada vez que una se resbalaba agarraba a la otra, si caigo yo caes tú. No solo teníamos que evitar el hielo si no a la cantidad de niños que jugaban a tirarse bolas de nieve, Ema fue el blanco de muchas de ellas. Nos adentramos en el parque a contemplar el congelado lago, en verano ese lago está lleno de patos y de gente en barcas.

Vimos a Adrián detrás de un seto, llevaba su cazadora negra subida hasta el cuello, no entendía como yo que llevaba cinco prendas me ponía más veces mala que él que no se llegaba a resfriar nunca, hablaba con un hombre alto, muy corpulento, calvo, como Adrián el tampoco entendía lo de estar en invierno y hay que abrigarse, vestía una chaqueta de cuero marrón, unos vaqueros y unas botas negras. Supusimos que era uno de sus tantos compradores, a lo mejor había madurado algo y su apariencia había cambiado pero eso de abandonar ese mundo no, decidimos pasar de largo él nunca nos quiso meter en esos temas.

Terminamos como siempre tomando café en nuestro bar favorito, Coffenight, un lugar bastante conocido por la gente de nuestra edad, un lugar donde te reunes a pasar un buen rato calentito con tus amigos o a estudiar.

Estaré ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora