[Día 14: Bloodplay]

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Zenaida sintió la llegada de aquella presencia como si fuera un golpe con una tabla lo que una vez más la hizo despertar cuando llevaba poco tiempo intentando volver a dormir. Encendió la lámpara de la mesa de noche para encontrarse con una imagen que la dejaría impresionada.

Klaus había regresado, en su rostro el éxtasis era más que evidente así como la sangre que lo manchaba por todo el cuerpo, alguna con la frescura de gotear en su suelo

—¡Klaus! ¿Estas bien?— dijo la princesa en voz baja saliendo de la cama para pararse junto a él y revisarlo

—Estoy bien, estoy excelente.... Después de todo, esta sangre no es mía— dijo el pelirojo

La manera en como esa frase se le había deslizado con una sonrisa le era levemente terrorífica a la princesa

—Klaus... ¿Qué hiciste?— dijo ella

—Supongo que te enterarás en la mañana...— dijo el mencionado quien pasó a lamer uno de sus dedos manchados con aquella sangre —Pero ahora...

Aquello lo dijo solo un momento antes de tomar a Zenaida del cuello para dirigirla a que se recostara en la cama

—No soy solo yo quien brilla aquí, tú ya estabas necesitada de que regresara— le dijo Klaus posicionándose sobre ella y tomándola de las muñecas

—¿Qué?

—No intentes mentirme, conejita. Mírame a los ojos y dime que no me extrañaste

Zenaida no pudo contestar ante aquello, pero no era porque lo confirmara como una verdad o como una mentira, sino porque Klaus manchado de sangre la tenía externando su propio miedo. Klaus solo toma con sus dedos algo de la sangre que había en su cuerpo y hace un pequeño dibujo de corazón con ella en la mejilla de Zenaida antes de inclinarse a besarla sin esperar a que reaccionara para introducir su alargada lengua en su boca.

Apenas pudo emitir unos sonidos con los que Klaus captó que a la princesa le faltaba el aire

—Espera, ¿Qué pasó con que te pueden oír?— dijo Zenaida en medio de jadeos

—Aquí la única ruidosa eres tú, querida. Está en tí que nos descubran o no— le dijo él con un éxtasis más que notable antes de besarla de nuevo con aquella intensidad, deslizando sus manos por debajo de su pijama hasta encontrar que la princesa no tenía sostén

El cuerpo de Zenaida no reaccionaba, Klaus la sostenía de las muñecas, pero seguía teniendo sus piernas para defenderse si no quería eso, ¿Porque no lo hacía?

Mientras que Zenaida hacia el mayor esfuerzo por no emitir el más mínimo sonido, Klaus se deslizó a su cuello para darle algunos besos y continuó deslizándose y acariciándola hasta que estuvo de rodillas a los pies de la cama, donde le retiró la parte de abajo de la pijama así como las bragas a la princesa, pero deteniéndose para soltar una risilla por lo bajo.

—Me falta algo aquí...— dijo Klaus —Oh, es verdad. Si me descubren será tu culpa, hagamos esto... Interesante—

Aunque al principio parecio una caricia por su pierna, pronto se convirtio en sentir como las uñas de Klaus se internaban en su muslo a la par que una lengua se comenzaba a colar en su sexo. Zenaida queria gritar, queria pedir ayuda, pero sabia que lo primero que verian al entrar seria a un joven de 1.70 con cabello rojo cubierto de sangre haciendole sexo oral, solo imaginaba la manera en que escaparia que dejaría claro lo que era.

Klaus retira sus uñas, toma algo de la sangre que sale de las heridas y la prueba asegurándose de que Zenaida la estuviera viendo

—Deberia de hacer esto más seguido, tu sangre no esta tan mal— dijo Klaus antes de volver a colar su lengua en el sexo de Zenaida

—No... Por favor— dijo Zenaida ignorando el rubor que crecía en su rostro y el placer que le daban las acciones del chico entre sus piernas

—Te recuerdo que tú no eres quien manda aquí

La garganta de Zenaida parecía querer ceder a las sensaciones que le transmitía todo lo que sucedía; quería expresar dolor, quería expresar placer, pero un simple recordatorio le hacía negárselo, por lo que decidió estirarse para tomar una de sus almohadas y morderla para de esa manera sacar aquella sensación de su cuerpo.

Klaus consiguió hacer terminar a la princesa, aunque al levantar la mirada se encontró con que tenía los dientes enterrados en la almohada, sitio en donde también era más que evidente la mancha de saliva.

—Bien bien conejita— le dijo poniéndose de pie —Llegaste a ese sitio maravilloso más rápido que de costumbre, ¿Estoy mejorando en lo mío o tú te estás debilitando?

Zenaida solo la miró con unas lagrimas en el rostro mientras que Klaus le lanzaba su pantalón de pijama y sus bragas

—Si me disculpas, necesito quitarme toda esta sangre— mencionó el muchacho

Zenaida desde la cama solo la miró modelar hasta el baño, donde cerró la puerta detrás de ella.

¿Que había sido eso? ¿Un juego más?

...

Quería creer que sí. Que aquello había sido solo un sacio de algún impulso o curiosidad de un fetiche que hubiera visto. Quería creer que la unión de sus mundos tenía algo que ver con aquel éxtasis. Quería creer que cualquier otro día no la trataría de esa manera.

Las Lunas de Octubre | #Kinktober2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora