Aquel día siguiente Zenaida tuvo que decir que no se sentía muy bien para evadir el salir de su propia habitación; quizás no podía ganarle a ese ser en cuanto a habilidades en la cama se refería, pero ahora estaba obligado a quedarse con ella en su dolor.
—Vaya, se nota que yo soy quien hace divertido este cuarto— dijo Eva
—Tu tuviste tu día de quedarte en la habitación y ahora yo tengo el mío— dijo Zenaida haciendo un esfuerzo por ponerse de pie
A Eva le daba algo de risa aquella frase; ese día había estado haciendo todo menos quedarse en la cama a cómo lo hacía la princesa.
Zenaida consiguió ponerse de pie y directamente fue al balcón con aquel caminar que asemejaba a un cervatillo con poco tiempo en el mundo; pensaba en el aire de la montaña como algo tan puro y sano que quizás y la ayudaría a olvidarse un rato de aquello en lo que ella misma se había metido.
Estando en el balcón, a Zenaida no le pasó de largo que Eva se había quedado viendo algo: A Dante que desde el jardín revisaba uno de los rosales con un libro en la mano aunque sus ojos denotaran que estaba más cansado de lo que debía por la hora que era.
—No puede ser— dijo Zenaida— ¿Te enamoraste de Dante?
—Conejita, en mi corazón sólo hay espacio para amar a una persona y ese puesto ya está ocupado. Pero... No lo sé, es algo raro, no puedo explicarlo— mencionó Eva
Aquellos ojos con los que Eva miraba a Dante no eran los que anunciaban que te haría de su propiedad de todas las maneras que conociera, eran un tanto más tiernos.
Era claro que el hecho de que no le regalara esa clase de miradas a ella le era motivo de celos, pero con aquella confesión que le había compartido le era suficiente; se estaba dando a sí misma aquel lugar en el corazón de ese ser basándose en las señales que creía ver, pero que su educación le hacía no ser la que lo dijera primero.
—Bueno... Si alguien más tiene tu corazón supongo que un día con Dante no haría mal— dijo Zenaida
—¿Disculpa?— dijo Eva con una sorpresa más que genuina
—Hoy en definitiva no me puedo abrir a ti aunque quisiera y has querido experimentar con Dante desde hace días— dijo Zenaida— Te transferiré a él, pero con una condición
—Dime
—No vas a hacerle nada a lo que Dante no te dé el "Sí" primero, él no es Bernardo y hasta donde sé no ha hecho nada por lo que te pudieras querer vengar de él, ¿Entendiste?
—Entiendo... Gracias— dijo Eva con un tono más suave, haciendo a Zenaida sonreír de una manera tonta
~•~•~
Su prima lo había llamado para tener una pequeña conversación con él en la que ocultaba el hecho de haberle transferido a su lujuriosa criatura.
Era día de lecciones de equitación y como todas las semanas, el equino y Dante parecian no concordar correctamente haciendo que el joven cayera de la silla de manera repetida, aunque a Eva casi le saltaba ese algo raro que tenía por Dante en forma de ir a ayudarlo para ponerse de pie, Bernardo en esta ocasión se le había adelantado
—Oye, ¿Estas bien?— dijo Bernardo ayudando a Dante a ponerse de pie
—Sí... Estoy bien. No se me da tan bien como a Soraya, Mara o tú, eso es todo— mencionó Dante
Eva miraba aquella escena desde la distancia algo conmovida. Bernardo había tenido sus momentos de tranquilidad desde que la lección que Klaus le había dado se le había quedado en la cabeza a pesar de que sus recuerdos de esa situación no lo hubieran hecho.
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Las Lunas de Octubre | #Kinktober2021
Novela JuvenilUn asesinato de poca planeacion es lo que ha arrastrado al reino de Zenaida a una inevitable guerra, y la culpa ha llevado a la princesa a tomar un trato con algo que pocos se atreven a contactar.