Era una realidad que comenzaba a tener frente a sus ojos. Acostumbrado a tratos de sentencia corta, aquel era un día aburrido en el que aquel ser de lujuria extrema comenzaba a lamentarse en el día en que había quedado en cautividad con un montón de humanos en una misma casa mientras una guerra se desarrollaba en otra parte de aquella nación. La familia real estaba retenida en el palacete, sin permiso de salir del terreno y para su desgracia eso le limitaba a sus víctimas a menos de que Zenaida le permitiera salir, pero eso sonaba como una posibilidad demasiado lejana por los celos que de repente le invadian.
En uno de esos momentos en donde más se encontraba cansado, el propio ser seria quien se pondría en contacto con Sariel usando sus propios poderes. Aunque la lejanía de sus mundos lo hace encontrarlo como esa figura como una sombra sin cuerpo en la que no puede distinguir sus rasgos.
—Vaya vaya, han sido pocas las veces en tu vida de servicio que te he visto de esa manera— le dijo
—Sariel, haré lo que sea, te puedo satisfacer de las maneras más descabelladas y lo sabes, pero por favor quiero salir de aquí— le mencionó Klaus
—Eso no puedo hacerlo querido, la princesita es quien debería de renunciar a su vínculo y a los beneficios que trae para su guerra
—¿Dices que debo de tentarla?— dijo Klaus
—No me malinterpretes, no es como aquellas tentaciones que ella tiene que hacer para transferirte, tiene que hacerlo de manera sincera como cuando hizo el trato
—¿Y tú desde cuando tienes tales reglas?
—Querido, soy el rey de los tratos en el mundo de la oscuridad, muchos han sido quienes han querido abusar de mi propio poder, me he visto en la necesidad de crearlas. Perdona si eso te molesta
—No me puedo enojar contigo después de todo lo que has hecho por mi, pero si quiero escapar tendré que buscar la manera de que lo diga de manera sincera
—Has desarrollado buena labia y habilidades para manipular personas, estoy seguro de que dentro de poco podrías volver a la oscuridad y ser parte de un nuevo trato
Sariel desaparece, dejando a Klaus pensando y hablando consigo mismo, buscando entre todas sus ideas alguna que pudiera funcionar.
~•~•~
Cuando Klaus hizo aparecer el collar con cadena nuevamente la mirada de la princesa se iluminó.
Cuando él apareció otros juguetes pertenecientes a la práctica del bondage, aunque la idea le asustó al principio, ella aceptó.
Fue de esa manera como tras minutos de colocarle los juguetes, la princesa estaba desnuda con la cara sobre una almohada, cegada y atada con unas esposas que conectaban sus muñecas con sus tobillos y provocaba que estos últimos estuvieran separados.
Le daba algo de gracia que en el proceso mientras que le colocaba los juguetes ella suspirara de una manera suave pero evidente para quien tenía un largo historial sexual
—Vaya, vaya conejita. De repente no se quien se divierte más haciendo esta clase de cosas, si tú o yo— menciona Klaus colocándose detrás de ella con las rodillas en la cama
—Bueno, primero pensé que el único que ganaba eras tú y mi pueblo, pero en ocasiones esto es divertido— menciona la princesa como si se encontrara hipnotizada por aquella experiencia nueva para ella
La princesa se veía ya bastante húmeda, por lo que Klaus vestido con lencería especial hecha de cuero jala de la cadena que la une al collar para ponerla de rodillas. Había evadido el usar las pinzas para pezones, precisamente para que al encontrarse en esa posición ser él quien jugara con aquella zona sensible de la princesa, acariciando y masajeando la zona para sacarle esos suspiros y gemidos pequeños. Desliza una de sus manos por sus pechos y su abdomen hasta que consigue llegar a su feminidad; sabía bien que no podía darse a sí mismo el permiso de entrar en ella de una manera fuerte, pues eso podría traerle un mal mayor de lo que durara su placer mutuo, pero en el momento en que se encontró con ese pequeño órgano cuyo único objetivo en una mujer era el de darle placer, es cuando se pone en acción dedeandola.
Los gemidos no se hacían esperar, el cuerpo de la princesa se encontraba caliente y su respiración se agitaba cada vez más.
—¡Sí, sí!— expresó la princesa en medio del placer que estaba sintiendo
Aquello iba en contra del plan que Klaus había puesto en su mente; quería que ella le odiara, quería que ella fuera la primera en cansarse o que bajo el dolor que pudiera causarle renunciara al vínculo que compartían. Aquel plan es lo que le lleva a jalar la cadena que estaba unida a su collar asfixiandola levemente pero jamás deteniendo sus acciones sobre su sexo. Los gemidos siguen apareciendo, pero ahora eran bloqueados por el collar impidiéndole respirar a la princesa
—K...Kla..Para— dice la princesa de manera ahogada en medio de jadeos y gemidos
Aunque aquella práctica pareció hacer el orgasmo de la princesa más poderoso, al momento en que Klaus suelta la cadena ella cae tosiendo en la cama.
Al haber fracasado, Klaus solo da un chasquido con el que le retira los juguetes a la princesa y le coloca un camisón blanco para que pudiera dormir un poco más cómoda.
En aquel momento la princesa no parecio tener intenciones de renunciar, y ante ello, aquel ser tampoco lo haría hasta que pudiera recuperar su tan anhelada libertad.
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Las Lunas de Octubre | #Kinktober2021
Novela JuvenilUn asesinato de poca planeacion es lo que ha arrastrado al reino de Zenaida a una inevitable guerra, y la culpa ha llevado a la princesa a tomar un trato con algo que pocos se atreven a contactar.