[Día 2: Spanking]

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Zenaida se reunió con su madre para el almuerzo, pero para la princesa estaba más que extrañada ante la ausencia de su padre.

—¿Papá no almorzará hoy?— preguntó curiosa

—Esta en una reunión con el Consejo, están discutiendo lo que se debería de hacer con lo que se encontró en las minas— mencionó su madre

Aquello hizo que Zenaida soltara su tenedor con sorpresa

—Nuestras minas se declararon infértiles hace meses— dijo ella trayendo en hecho a la memoria de su madre

—Hubiera querido que él te lo dijera, pero parece que tenemos a alguien de nuestro lado en esta guerra— mencionó la reina con felicidad

Aquella mañana los mineros parecieron atender a una clase de instinto al momento en que decidieron tomar sus herramientas y examinar la mina una vez más a pesar de lo que hubiera dicho el capataz. A sólo un par de rocas después del que se le había llamado "El punto muerto" los mineros se encontraron con una caverna en la que brillaban joyas en bruto de todos los colores posibles a pesar de no haber tenido señales de ellas jamás en esas minas, los metales que antes se extraian de ahí habían regresado como si atendieran al llamado de la pelea.

Zenaida sólo observa su plato con felicidad; siente como si lo que se había dejado hacer la noche anterior había valido la pena, ahora sólo esperaba que su padre hiciera bien su parte para ganar esa guerra.

—Si me disculpas, tengo que preparar un discurso para nuestro pueblo— mencionó la reina limpiando sus labios y levantándose de su sitio

—¿Discurso?

—Están asustados ante los rumores que han llegado a la calle, como reina está en mí darles la tranquilidad que necesitan

La reina se alejó por el pasillo con alegría más que evidente en su caminar.

—Ahh, conejita, parece que no soy la única que se ve satisfecha por tus acciones— mencionó Eva que había aparecido para rodear la clavícula de Zenaida con sus brazos

—Debo suponer que el hecho de que nuestras minas sean prósperas de nuevo es obra tuya

—No específicamente mía. Tu y yo sabemos quien fue la mano que actúo en ese milagro

A pesar de que Eva deslizó sus dedos por debajo de la ropa de la princesa buscando celebrarlo a su manera, Zenaida sólo se puso de pie.

—Si mi madre dará un discurso, necesitaré prepararme también— mencionó ella

—¿Y qué hay de la celebración?— mencionó Eva

—Ahora que veo esto como real... En la noche quizás podamos, tu sabes

—Si vas a hacerme esperar, más te vale que esta noche valga la pena

—Creo que te dejaré el trabajo a ti, eres la experta

Aquella tarde, la reina saldría ante los ojos de su pueblo de manera sorprendente para todos. Zenaida y Eva la miraban desde un lateral del escenario de madera improvisado que se había construido en el centro de la ciudad para los discursos

—A mi amado pueblo— comenzó la reina —Vengo a ustedes esta tarde, no para negarles los rumores que se están corriendo, pues este no es un discurso de guerra y quisiera que lo vieran como uno de esperanza. Dios ha atendido a nuestras plegarias y ha despertado a nuestras tierras que han comenzado a proveer lo que se pedía con rigor. Dios está de nuestro lado en estos tiempos oscuros que se asoman, quiero que tengan fé, en él, en su rey y en mí. ¡Nuestro pueblo sobrevivirá!

Las Lunas de Octubre | #Kinktober2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora