[Día 30: Hate Sex]

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—¿¡Como que te vas!?— dijo Zenaida

—Tu padre lo ha dicho en su carta, requiere del regreso de la reina para firmar los acuerdos de paz. Tu trato era que te asegurarías de satisfacerme y de divertirme y se te recompensaría por ello hasta que tu guerra terminara, y ese final llegó— dijo Klaus

—Pero, pero... ¿Qué hay de nosotros?

—¿Nosotros? Hablas de nuevo como si fueras mi pareja o algo así

—¡Quizás no lo hayas notado, pero lo soy!

Zenaida se cubrió la boca con las manos; eso no había sido lo que quería decir, pero eso había hecho que la atención de Klaus estuviera sobre ella, pero fue para reírse en su rostro de sus palabras

—Niña, que la relación más larga que hayas tenido haya sido conmigo no es mi problema—dijo él entre risas

—Pero... ¿Qué pasó con lo de que era tu conejita?

—Tengo una gran gran colección de personas que han hecho un trato en donde se me involucrara. Conejitos y conejitas han caído a mis pies y es como he llamado a todos ellos

—¿Y lo del espacio de tu corazón ocupado?

—Ese espacio quedó ocupado mucho antes de que tú o tus padres nacieran.— dijo él, soltando un suspiro como si la simple idea le excitara —Mi única verdadera amante, la única que puede tolerarme sin que tenga que contenerme, quien me suaviza pero a la vez me pone duro como piedra

—¿Quien es ella?— dijo la princesa, sin poder ignorar que aquel era su tono de cuando estaba celosa de algo

Klaus solo le señaló a Zenaida el tocador detrás de ella conservando su sonrisa en el rostro. Al mirar en el espejo lo ve haciendo un ademán con su mano provocando que el reflejo cambie a aquella forma de cabello azul aunque su cuerpo se mantuviera en su forma de cabello rojo, quien le sonríe de una manera algo traviesa a la princesa y es evidente que tiene las mismas heridas pasionales que Klaus.

—Pero... Pero si eres tú— dijo ella alternando la vista entre ambas formas

—Exactamente. Es una historia muy larga; tiene lagrimas, drama y mucho sexo ardiente— dijo Klaus —Acepto que en definitiva has sido una de las conejitas con las que más me he divertido, pero solo por si no lo habias notado: La unica mujer a la que yo amo soy yo, y el unico hombre a quien amo, soy yo tambien. ¿No te encanta como la vida funciona como engranajes en ocasiones?

—P p p p pero— dijo la princesa tartamudeando

—Bueno, supongo que no interesa. Me despido princesa, solo no caigas en guerra pronto

Cuando Klaus se prestaba a chasquear los dedos para desaparecer en aquella nube oscura, Zenaida se movió para abrazarlo impidiendo que lo hiciera

—¡No te vayas! — dijo ella rogándole a aquel ser

—¿Y a ti qué te pasa? Creí que esto te haría feliz, por fin tu cuerpo descansará de todo esto— dijo Klaus

—¡No quiero que descanse si eso te mantiene conmigo! ¡Te quiero y sé que tu me quieres!

Aquello era el colmo, tanto si lo veía con los ojos anaranjados de Eva como si lo hacía con los verdes de Klaus; ambos estaban ya cansados y sedientos de libertad que desde hacia bastante no tenían y si había una cosa con la que detestaban lidiar era con los conejitos y conejitas que quedaban prendados de su belleza o de las sensaciones físicas que les proporcionaban.

Aunque Klaus hubiera querido despedirse de una manera un poco más cordial solo manteniendo algunas bromas, aquellas palabras de la princesa lo llevaron a empujarla para quitársela de encima.

—Escúchame bien conejita, llevo días intentando que te deshagas de mí por tu propia cuenta, te he sometido a las peores cosas que se me ocurren que no acaben contigo en un hospital, si esa es tu idea de que alguien te quiera te recomiendo re pensar tu vida amorosa— le dijo Klaus ya enojado

Como si no la hubiera escuchado Zenaida se volvió a lanzar sobre Klaus, haciendo que él la atrapara por la muñeca y la levantara del suelo

—Deja de intentarlo, de verdad que no quieres pelear contra un ser de la oscuridad— dijo él

—Tienes razón, no quiero pelear— dijo ella —Quiero que me des una oportunidad, quiero demostrarte que si me dejas puedo ser mejor tú y que te enamores de mi

—¿Tantos idiomas en el mundo y tú sólo entiendes el de la lujuria? Debo de haber hecho un gran trabajo contigo— dijo

Cuando Klaus comenzó a apretar la muñeca de la princesa, pero fue como un golpe en el interior de su cerebro que lo hizo aflojar el agarre

—Oye, no es el momento para que te pongas así— dijo Klaus entre dientes

"Klaus se lo que pensamos, no lo hagas"

Aquella era la voz de Eva dentro de su cabeza; el haber estado separados hace tan poco tiempo le daba un pequeño margen de hablar a aquella otra parte que permanecía oculta una vez vueltos a unir.

—¿Qué dices?— dijo Klaus

Fue como un dulce susurro de la voz de Eva en su cabeza con el que le dijo todo lo que aquella segunda parte pensaba.

Klaus sólo sonrió de una manera maquiavélica ante esa idea, miró de regreso a la princesa y su agarre fue utilizado para besarla de nuevo, introduciendo su lengua en su boca. El cómo su cuerpo se tensaba, el cómo se aferraba a Klaus eran cosas que delataban que le gustaba más de lo que debería, considerando de quien venía aquel beso.

—Esta bien princesa, te doy tu oportunidad. Y te adelantaré parte del trabajo— dijo dejándola en el suelo

Con un solo chasquido de sus dedos, Klaus se encontraba semi desnudo, solo contando con una pieza de ropa interior masculina tipo boxer cubriéndolo, provocando un rubor en el rostro de la princesa por admirar de nuevo el cuerpo de un ser visualmente perfecto.

—Enciendeme, intenta superarme con todo lo que te he enseñado este mes, hazme siquiera considerar quedarme contigo —Y siéntete libre, la "Zona de éxtasis" está activada

La mirada de la princesa se iluminó con el brillo de la lujuria un segundo antes de que se lanzara a los labios de Klaus y comenzara a intentar devorarlo.

La princesa quería lo que quería y lo quería lo más rápido que su cuerpo pudiera proporcionarle. Aquello fue lo que la orilló a que a poco tiempo de su jugueteo de besos, él ya se encontrara recostado en la cama, mirándola desde su sitio sujetándose sobre sus antebrazos con una mirada que no hacía más que burlarse de ella.

La princesa se deshizo la ropa interior del pelirrojo y no dudó en insertar aquel erecto miembro en su feminidad; no le fue difícil, ella ya se encontraba lubricada para que el miembro de Klaus se deslizara como mantequilla en su interior.

Con movimientos de arriba hacia abajo ella se saca a sí misma aquellos gemidos, y aunque a Klaus también le era placentero su rostro sólo mostraba un rubor leve y una mirada de indiferencia. La chica aumenta la velocidad de sus movimientos intentando que él mostrara una reacción, no lo consigue y con sus acciones sólo se lleva a sí misma a terminar.

—¿Eso es todo?— dijo Klaus mirando a la princesa jadeando

—¿Qué?

—Justo como lo pensé. Tu lujuria se hizo impaciente, no te das el tiempo de saborearlo

—No, espera, dame un momento

—Demasiado tarde, princesa

Con un toque en su cabeza la princesa cae en un profundo sueño.

~•~•~

Cuando la princesa despertó de aquel sueño no tardó en darse cuenta de que estaba sola. Al revisar su propio abdomen, aquellas marcas negras que simbolizaban su vínculo habían desaparecido, su presencia no estaba por ningún lado. Finalmente, se había ido.

En aquel esfuerzo por intentar que se quedara con ella, había olvidado por completo el hacer sus maletas para su regreso a casa. Aún no había amanecido, y ahora que estaba despierta era momento de hacerlas a toda velocidad.

Las Lunas de Octubre | #Kinktober2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora