Capítulo 2 El cambio

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Cinco días pasaron.

Zhan salía con Yibo al bosque, buscaban leña, paseaban y jugueteaban en la nieve como cuando eran todavía unos cachorros. Luego, regresaban a casa, donde le daba más de esa carne al lobo y él se preparaba algo de comer.

Durante aquellos cinco días, tuvo otro encuentro pecaminoso con Yibo. Esta vez, provocado por él.

Tras ducharse vino a su piel el anhelo de aquellos besos animalescos. Salió de la ducha y fue en busca de Yibo, quien estaba echado en la alfombra de la sala frente a la chimenea, Zhan siempre se preguntaría si este no tenía calor... en fin, se sentó en la alfombra y lo llamó.

Cuando Yibo volteó, Zhan extendió los brazos hacia él. El lobo se levantó de la alfombra, sólo para girar y darle un beso en la mejilla. Él estiró el cuello y recibió más de esos besos. Luego, cayó de espaldas en la madera del piso y dejó que Yibo tomara agua de la piel de su pecho, de sus brazos y manos, le dejó que se entretuviera en su ombligo y, después, lamiera su miembro erecto y deseoso.

Dobló las rodillas y separó las piernas, para darle un poco más de acceso. Se corrió y su eyaculación le pringó el abdomen. Yibo lamió aquello también, tal vez, llamado por la curiosidad.

Zhan se lamentaría de nuevo después, cuando despertó, desnudo, abrazando a su lobo.

Pasaron, entonces, cinco días y, de pronto, algo en la ciudad requirió de Zhan. Él bajaba al pueblo todos los días, sin Yibo, por supuesto; y revisaba si tenía algún telegrama de su oficina. Por lo general, no había nada. Pero en esa ocasión, encontró un mensaje de Yubin, su mano derecha en la oficina, donde le pedía que volviera por un asunto urgente.

Claro que habría querido prolongar su estadía en Alaska, pero parecía que le era imposible. También, estaba seguro de que no podría llevarse a Yibo consigo. No se lo permitirían. Yibo era parte de una especie protegida; sacarlo de su hábitat era un delito. Además, no tenía derecho.

Aquella noche se abrazó a él, una vez más, en la alfombra.

- Tengo que irme - le dijo mientras le acariciaba la cabeza - Intentaré volver cuanto antes, pero... no sé cuánto tardaré.

Yibo lo escuchó y percibió la tristeza de su compañero.

- Yibo, lo siento. Esto parecerá una locura y creo que me encierran en un psiquiátrico por esto, pero, te quiero. Te quiero más que nadie. Desde el momento en el que te conocí, cuando te vi en la nieve, supe que eras mi alma gemela.

Zhan sintió una lágrima cayendo por el rabillo de su ojo y cruzando por el puente de su nariz.

- Si fueras humano, sería más sencillo - dijo cerrando los ojos - Me casaría contigo y todo lo demás. Sería fantástico. Seguramente...

Yibo, en ese momento, levantó la cabeza y alzó las orejas. Zhan se incorporó y le miró interrogante.

- ¿Qué sucede? - preguntó y se incorporó después de que Yibo lo hiciera. Lo siguió hasta la ventana, en la que él se paró y apoyó con sus patas delanteras.

Frente a la cabaña había varios lobos. Una manada. Zhan comprendió. Venían por Yibo.

- ¿Tienes que ir? - preguntó. Yibo lo miró, le lamió la mejilla y se encaminó a la puerta.

Zhan no dijo nada, fue hasta ahí y abrió la puerta. El lobo brincó los escalones de la entrada y corrió hacia el resto de los lobos. Lo vio marcharse con ellos y perderse en la oscuridad.

- Es mejor así - se dijo.

                                🐾 🐺 🐾

Luna llena.

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