La caída del agua lo arrastró fuera de su sueño confortable y cálido. Zhan parpadeó un par de veces, se dio cuenta de la luz del sol que se filtraba por las cortinas de su habitación y bostezó.
Estaba muy bien arropado con las sábanas y edredón, entre almohadones, así que estaba calientito, pero, aun así, le faltaba algo. Ese algo, era en realidad "alguien" y se estaba duchando en esos momentos.
El agua de la regadera caía inclemente sobre el azulejo del baño. Yibo había encontrado agradables las duchas así, con sólo la regadera. Le llamó por un momento lluvia pequeña, porque caía sólo en un punto y dentro de la casa.
El menor rio cuando lo escuchó y amó la descripción, de la ducha, en silencio.
Cuando el sonido de la regadera cesó, se dio la vuelta en la cama. Vio salir, entonces, a Yibo del baño. Como siempre, se le había olvidado la toalla y el agua chorreaba por los mechones de su pelo y por su piel.
El mayor sonrió cuando lo notó despierto y Zhan le devolvió la sonrisa.
- ¿Vas a sacudirte? - dijo en broma.
Yibo sacudió la cabeza nada más, y algunas gotas de agua alcanzaron su rostro.
- ¡Ahh, no! - exclamó, pero al decirlo estaba riendo.
Yibo saltó a la cama y le acorraló contra el colchón.
El menor sacó las manos, de las mantas, para defenderse de ese ataque. Apoyó sus manos en los hombros desnudos de Yibo, pero no evitó que éste se inclinara hacia él y le besara.
Recibió el beso y bebió un par de gotas de agua de aquellos labios, otras gotas resbalaron directo a su rostro. Deslizó sus manos de los hombros al cuello, de ahí, a su nuca, a su pelo mojado, del cual se sujetó, volviendo el beso más demandante.
- Ahora voy a lamerte yo - dijo Zhan en broma cuando el beso terminó y recogió con la lengua el agua de una de las mejillas de Yibo.
Tal vez, fue un error, porque lo que pasó a continuación, fue que se vio despojado de su caliente refugio. Yibo apartó las mantas que lo cubrían y, con su cuerpo húmedo, buscó el contacto caliente de Zhan.
El castaño estaba seguro de que un poco de esa agua se había evaporado ante sus ojos. No supo si reclamar o no. De todas maneras, todas sus palabras se extinguieron en la boca del otro. Sus intentos de recuperar sus cobijas se diluyeron en el abrazo en el que fue sujetado, sometido suave y lentamente hasta sucumbir al deseo.
Él mismo le dio cabida entre sus piernas y levantó la cadera en busca del contacto que lo había vuelto loco y satisfecho durante los días que Yibo había llamado "celo".
Durante ese periodo, Zhan había sentido un calor que iba y venía en olas, doloroso y lleno de necesidad. Esa sensación se calmaba siempre que Yibo le hacía el amor; y cada vez, el calor era menor, hasta casi desaparecer.
Pero el deseo, el placer de estar con él, no había desaparecido.
Yibo le sujetó las piernas por debajo y lo acercó a su pelvis. Zhan gimió ante ese movimiento, ligeramente arrebatado. Casi de inmediato, sintió el pene deslizarse en su interior, hizo la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. No entendía cómo era posible que le gustara tanto aquello, se retorcía de placer y necesidad, no estaba tranquilo hasta que aquel falo lo había penetrado por completo.
Extasiado, clavó sus dedos en los brazos de Yibo y movió ligeramente la cadera.
- Mueve... - fue interrumpido por la primera estocada, profunda, caliente y un poco dolorosa, pero tan, tan deliciosa al mismo tiempo.
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El origen
RandomEn una noche de luna llena, el lobo alfa de la manada pide un deseo. Bajo el amparo de la Diosa de plata surge una nueva raza. ADAPTACIÓN Esta historia no me pertenece