Chapitre Un.

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A partir de ahora, seré conocido como Shadow Moth.

La historia siempre comienza igual, el encerrado en aquella guarida subterránea, iluminado únicamente por la luz del sol, rodeado de mariposas y lamentándose por la desaparición de su esposa.

Ahí estaba el diseñador más famoso del mundo, convirtiéndose en el que sería el villano más temido de todos los tiempos, bajo su poder tenía dos joyas, el miraculous del pavo real, capaz de crear criaturas a partir de un sentimiento y el miraculous de la mariposa, capaz de transmitir poderes creados a partir de una emoción, las elegidas por nuestro querido antagonista, eran las emociones negativas, según el, son las más fáciles de manipular.

Y ahí estaba ella también, su mano derecha, su fiel compañera y mayor confidente, su nombre era Nathalie Sancoeur, trabaja en la mansión desde hace quince años, fue incorporada para ayudar a los señores de la casa con la crianza de su hijo y también hacerse cargo de diversas áreas de la empresa.

Nathalie, tuvo la desgracia de presenciar el día en el que Emilie desapareció, nunca nadie encontró explicación de cómo ella pudo desaparecer, desde ese día Gabriel no fue el mismo, literalmente, y ella tampoco, se aferró demasiado a la familia y por eso, contrajo serios problemas en su hogar.

La Sancoeur estaba casada con Dexter Tremaine, un tenista reconocido en el mundo, actualmente retirado, los dos tenían su penthouse a unas cuantas cuadras de la mansión Agreste, por lo que Nathalie caminaba de la casa al trabajo, Dexter quería que deje de hacerlo, ella no lo necesita, pero de las pocas decisiones que la pelinegra podía tomar, permanecer trabajando ahí, fue la única, tal vez su esposo se conmovió por la situación del joven Agreste, que a su corta edad perdió a su madre y encontró un reemplazo en la ejecutiva.

Hoy era catorce de septiembre, un día muy especial en la vida de Nathalie, su cumpleaños, sencillamente no le gusta celebrar, pero cara año, su marido insiste en hacerlo.

─Ire por ti al trabajo─ menciono el castaño con aires de superioridad, mientras veía como Nathalie se colocaba sus pendientes

─No Dex, mejor quédate aquí, espérame, tengo una sesión de fotos extensa y luego debo dejar los bocetos en la empresa, será un día complicado.

─Pero amor, es tu cumpleaños, si hablas con el diseñadorcito, estoy seguro que va a entender.

─No le digas así, el señor Agreste es un hombre respetado, además, todos los años es lo mismo, prefiero cenar aquí contigo y listo.

─Hablas tanto de el que parece que es el único hombre del planeta─ se levanta ─¿Estás segura que no está detrás de ti?

─Que decís, es un hombre casado. . .

─Pero su esposa no está.

─¿Y que tiene?.

─Espero no me mientas Nathalie─ se levanta y la toma de la muñeca

─¡Dexter, déjame, me duele!.

─Decime que me amas y te suelto.

─Si eso ya lo sabes, soltame por favor.

─¡Decilo!.

Nathalie duda unos segundos, el castaño pierde la paciencia y el da una cachetada, esto hace que la mujer caiga y golpee su cabeza contra la punta de la cama.

─¡Sos un bruto!─ se levanta y sale corriendo, encerrándose en el baño

─Nathalie, amor, lo siento─ la sigue y se recarga sobre la puerta ─Perdoname, la sola idea de que alguien esté cerca de ti me vuelve loco, eres lo más importante que tengo

¡Pero me pegaste!.

Fue un accidente, prometo que no se va a volver a repartir.

¡La última vez dijiste lo mismo!.

Esta vez es diferente, en serio, salí por favor y arreglemos las cosas.

¡No voy a salir!.

─¡Demonios te dije que salgas!─ golpea la puerta con tanta fuerza que rompe la cerradura y se abre

─¡No!, por favor, no me hagas nada.

─¡Entonces pedirme disculpas y arreglemos esto!─ la toma de los brazos

─¡Perdón!, te amo, sos el único hombre en mí vida─ el contrario se tranquiliza ─Te juro que no hay nadie más, de verdad─ besa su mejilla

─Lo ves amor, no era tan dificil─ la besa por la fuerza ─Yo también te amo─ nuevamente la besa y la suelta ─Esta noche va a ser mágica te lo prometo, voy a preparar tu platillo favorito

─Gracias─ fuerza una sonrisa ─Ahora me voy o llevaré a Adrien tarde al colegio

─Enviale un saludo de mí parte a ese jovencito tan educado, en unos años ya no te va a necesitar y por fin vas a poder dejar ese espantoso trabajo─ sonríe de oreja a oreja

La teñida asiente, sale del baño toma sus lentes que estaban en el suelo y abandona su hogar, tras caminar una cuadras se permitió llorar, luego seco los rastros húmedos de tu rostro y continuo camino a la mansión, al llegar ahí, rápidamente vio a Adrien sentado en las escalinatas, sosteniendo un enorme ramo de rosas rojas.

─¡Feliz cumpleaños Nathalie!─ grito eufórico al mismo tiempo que extendía el regalo

─Adrien, son hermosas, muchas gracias─ las toma ─Sube al auto, iré a dejarlas en agua y te llevo al colegio

El rubio asintió, se corrió de la entrada y la mujer paso al interior de la casa, camino lentamente por los pasillos, hasta llegar a la cocina, tomo un jarrón, lo lleno con agua y puso el ramo dentro, luego se giró, y al hacerlo se chocó con su jefe.

─¡Señor!─ dijo llevando una de sus manos al pecho ─Casi me mata del susto

─Lo siento Nathalie, feliz cumpleaños─ el extiende una diminuta caja

─No se hubiera molestado.

─¿Como que no?, eres fundamental en esta casa, y como se que no puedes usar collares por tu alergia, decidí darte ese pequeño detalle─ la mujer abre la caja y descubre una lapicera dorada con rubíes incrustados en ella

La realidad no era que Nathalie tenía una alergia, cualquier regalo que viniera de un hombre era motivo de pelea en su hogar y para evitarse malas situaciones, decidió inventar esa pequeña mentira, es por eso que Adrien todos los años le regala rosas, las cuales jamás se lleva a su hogar, una vez lo hizo y Dexter no creyó que en verdad venían del niño, quien diría que Gabriel iba a ser más seguro y habría buscado otra forma de darle un obsequio.

─Señor Agreste, es preciosa, muchas gracias, pero no creo que sea conveniente que el acepte, debió costar mucho─ la cierra e intenta devolverla

─Nathalie, no quiero sonar vanidoso, pero no hay nada sobre la faz de este mundo que cueste mucho para mí, soy multimillonario, y no gasto mí fortuna, el dinero me sobra, asique guardarla, sino me enojare contigo─ medio sorie

─Esta bien, la aceptó─ baja la mirada ─Llego tarde a la escuela

Sin articular otra palabra, se escapó del platinado, salió al exterior, se subió al automóvil y partió con rapidez hacia el François Dupont.

Miraculous: EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora