Miraculous: Engaño

Chapitre Quatre.

Nathalie estaba parada frente al espejo, mientras se tocaba las marcas que tenía sobre sus muñecas, de repente apareció Dexter, las facciones de su rostro demostraban dolor y un profundo arrepentimiento, este se paró detrás suyo y la abrazo por detrás, eso causó un escalofrío que recorrió todo el de la ejecutiva.

─Perdoname, te juro que no lo vuelvo a hacer.

─Dejame─ forcejea y se aparta ─Creo que lo mejor va a ser que nos tomemos un tiempo Dex, así no puedo seguir

─¡No!─ grito y de arrodilló frente a ella ─Si te vas yo me mato, te lo juro, no soy nada sin ti, te dije que no lo voy a volver a hacer

─Levantate, no digas esas cosas.

─Te juro que me mato si me dejas─ repitió, luego se levanta y la abraza ─Y va a ser tu culpa

Nathalie empezó a llorar, y el no hizo otra cosa más que abrazarla, después, los dos se acostaron a dormir, ella le dio la espalda todo el tiempo, este la miraba dormir en silencio, temía que si el cerraba sus ojos, ella se fuera y lo dejara por el estúpido de Gabriel.

Tras el fatídico día, una nueva mañana se hizo presente en la ciudad del amor, Nathalie tomo su preciado suéter rojo, y se lo coloco, era perfecto, tenía mangas largas y un cuello alto, ideal para esconder las marcas que Dexter dejaba en ella, las cuales tardaban en curarse, como si fueran un recordatorio eterno de lo que esté le hacia, en modo de advertencia para que no haga cosas indebidas.

─¿Ya te vas amor?─ pregunto el moreno desde el marco de la puerta de la habitación que ambos usaban

─Si. . .

─¿Me personas?─ entra, ella no dice nada ─¡Te pregunté si me perdonabas!─ exigió tomándola de las muñecas

─Si te perdonó─ lo mira fijo, estaba a punto de llorar

─Ahora dame un beso y decime que me amas─ ella rápidamente une sus labios con los de el

─Te amo Dex, ahora déjame ir.

El la suelta, ella toma su bolso y rápidamente escapa de ahí, al salir del penthouse para un taxi y se sube, mientras su esposo miraba todo desde la ventana, la ejecutiva le pidió al chófer del taxi no conducir tan rápido, tenía que secar sus lágrimas y maquillarse nuevamente para que así nadie sospeche de lo que pasaba, pero, está no contaba que con solo llegar tarde, le daba a Gabriel una enorme razón para sospechar de que algo raro pasaba.

─Nathalie, llegas tarde, ¿todo en orden?.

─Si señor─ desvía la mirada ─El taxista que me trajo era extranjero y no conocía las calles, tardo en llegar hasta aquí

─¿Por qué tomas un taxi cuando Gorilla podría ir tranquilamente por ti?.

─No se moleste señor, me gusta estar así, no quisiera molestar al guardaespaldas.

El diseñador estuvo a punto de refutar pero, la presencia de su hijo detrás de el evito que pudiera argumentar algo sobre este asunto.

─Padre, Nathalie, buenos días, ¿hoy desayunamos todos juntos?─ pregunto sonriente

─Si hijo─ no aparta la mirada de Nathalie

─Ire por mí tableta al atelier, ustedes empiecen sin mí─ se gira y rápidamente se mete dentro

─¿Le has hecho algo?─ cuestiono el menor ante la incertidumbre de su progenitor ─Esta triste. . .

─¿C~Como sabes eso?.

─La conozco. . .no puede usar sus máscaras conmigo─ suspira y deja a Gabriel solo

Este se queda clavado en su lugar, Nathalie se estaba tardando más de la cuenta en tomar el aparato e ir a la mesa, asique decidió entrar al atelier antes de acompañar a su hijo, ahí fue cuando la vio, ella tenía arremangado su saco y el suéter, sus muñecas y antebrazos estaban morados, en los extremos parecían tener marcas de dedos, la piel de Nathalie era blanca y a simple vista se notaba que era delicada, cualquier cosa la haría reaccionar.

─¿Nathalie que tienes ahí?─ pregunto Gabriel entrando y señalando su brazo, la mujer se exalto e intento cubrirse sus extremidades

─Nada─ contesto con miedo

─Por favor no me mientas─ toma sus manos y expone las heridas, viendo con más claridad lo que su asistente escondía

─Me cai, no es nada─ se suelta y baja las mangas de su saco

─Nathalie, esto no es producto de una caída, son golpes, ¿quien fue?.

─Nadie─ desvía la mirada al mismo tiempo que sus ojos se cristalizan

─Sabes que puedes confiar en mí. . .¿acaso tu~tu marido te golpea?.

Ella baja la mirada, y no puede contenerlo más, las lágrimas finalmente salen de sus ojos, el platinado siente como su corazón se estruja ante este momento y decide abrazarla, Nathalie tiembla, era la primera vez en mucho tiempo que alguien le demostraba cariño, verdadero, y sin antes golpearla.

─Tienes que hacer algo, yo te ayudo, vamos a radicarle una denuncia.

─¡No!, usted no se involucre en esto, todo debe quedarse asi.

─Nathalie ese hombre abusa físicamente de ti, tenemos que pararlo.

─No se meta, se lo suplico, todo esto va a parar, créame.

─Pero Nathalie.

─Sin peros, mejor vayamos a la mesa, Adrien nos debe estar esperando.

La teñida se seco las lágrimas, limpio el maquillaje corrido y salió del atelier, Gabriel la siguio de cerca, muy frustrado e impotente, el podría ser un villano, pero no había villano peor que el que no usa una máscara y le levanta la mano a una mujer.

El día continuo normal, Nathalie siguió con su vida como si nada hubiera pasado, en sus ratos libres masajeaba sus golpes, le dolían, pero tenía que ser fuerte para no llamar la atención.

La hora de salida llegó, ella estaba recogiendo sus cosas, en eso Gabriel se acercó a ella, la miro, está le devolvió la mirada.

─¿De que sirve todo mi dinero si no te puedo ayudar?.

─No quiero ayuda.

─¿Que dices?.

─Es mi esposo Gabriel. . .lo amo, esto fue solo un accidente ya te lo explique.

─¿Si lo niegas como te voy a ayudar?.

─Ya se lo dije, no quiero ayuda─ toma su cartera ─Hasta mañana señor Agreste, buenas noches

Ella sale, el se acerca a la ventana y la mira irse, mientras siente un terrible dolor en el pecho, tenía que ayudarla cuánto antes.