Mierda, ella no es Jennie.

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POV LISA.

— No tardes – pasó sus brazos por mí cuello atrayéndome hacia ella.

— No tardaré – le confirme uniendo nuestros labios.

— Son unas dramáticas – Interrumpió Jisoo. Rosé río. — Irá al baño por menos de dos minutos y se despiden como si no fueran a verse en días.

— No te metas – Riendo la golpeó una vez más Jennie.

— Déjalas entrometida – Dijo Rosé antes de llevársela seguramente a la pista de baile improvisada. La cual ahora teníamos enfrente. Por más que me había negado Jennie me había hecho entrar en la casa.

Atrapé su labio inferior suavemente, mientras ella hacía lo mismo con mí superior. Rosaba mí lengua con sus labios pidiéndole autorización aún que claramente no la necesitaba. Entre abrió los labios permitiéndome que ambos miembros bucales se declararán en guerra.

— Te acompaño – susurro contra mis labios.

— No – reí — Aquí no. – bufo con fastidio y volvió a cortar la distancia entre nosotras. — Vamos a casa – tres horas ahí ya había sido más que suficiente. Di que sí, di que sí. Mordió mí labio inferior y me miró risueña

— Me despediré de Jisoo y te espero en el auto – una vez más beso mis labios antes de perderse ante la multitud.

Subí corriendo las escaleras, corriendo entre comillas ya que era difícil subirlas con tanta gente en ellas. Caminaba tratando de recordar las indicaciones de Jisoo para llegar al baño hasta que finalmente lo encontré, mire hacia la ventanilla de arriba de la puerta y estaba apagado. Entré.

Terminé de lavar mis manos y me di vuelta para secarme y justo cuando tome la toalla blanca la luz se apagó.

— Mierda. – dije entre susurró al creer que la luz se había ido. Pero no era así ya que la música seguía sonando fuertemente, al igual que las risas y gritos de los presentes.

Di dos pasos tratando de acercarme a la puerta o tan siquiera al lavado y así poder llegar a la puerta. Ya que era una oscuridad total. A lo mucho entraba poca luz por la ventana de arriba pero aún si no lograba ver nada.

Toque la perilla de la puerta, pero un par de manos se posaron en mí abdomen. Estás subieron y bajaron lentamente, cosa que hizo que me relajara.

— Dijiste que esperarías en el auto – no hubo respuesta por su parte más que un par de besos en mí cuello. Decidí seguirle un poco el juego.

Comenzó a empujarme lentamente hasta que choque con el retrete, donde me hizo sentarme.

Esperaba que se me acercara, era tan molesto no poder verla. Estaba por pararme hasta que el sonido de un ziper me hizo quedar pegada al 'asiento'. Sentí sus manos en mis hombros y seguido se sentó en mis piernas. Me integre al juego, puse mis manos en su cintura ahora desnuda y hundí mí rostro en su cuello. — ¿Cambiaste de perfume? – pregunté antes de hincar mis dientes sobre su piel.

Sus manos de enterraron en mí cabello empujando mí cabeza hacia atrás, sentía sus besos sobre mis mejillas, frente, labios. Trate de alcanzarla para poder besarla pero bajo por mí mandíbula hasta mí cuello. El contacto de su lengua contra mí piel me hacia erizar completamente. Tironeaba de mí blusa así que decidí ayudarla alzando mis brazos. Recorría cada centímetro cuadrado de mis labios y justo cuando intentaba besarla se corría.

Finalmente la tomé del cuello y la atraje hacia mí uniendo salvajemente nuestros labios. Rápidamente me separé de ella. Al sentir el sabor del alcohol... ¿Alcohol? -¡Joder Lalisa! ¡Hasta ahora te das cuenta!- su sabor, su olor, sus besos incluso la textura de su piel, su tamaño y peso ¡Todo era diferente! Mierda, ella no es Jennie.

Me, myself and her. - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora