No sabes cuanto envidio a Lisa.

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- ¿Me vas a contar qué te pasa?- pregunto abriéndome la puerta del auto.

- No Irene- rodé los ojos y subí al auto- Sólo vámonos ya por favor.

- Como tú digas. - sonrió y rápidamente rodeo el auto para subir al lado del piloto.

- ¿Y Manoban?- preguntó rompiendo el silencio. Una lágrima se deslizo pero rápidamente la limpié.

- Te agradecería que dejarás de hacerme preguntas. - dije sin siquiera voltear a verla. Seguí con mi mirada hacia la ventana.


- Lo siento, sólo que no te ves bien y el auto de ella estaba afuera ¿Se pelearon?- rodé los ojos, estaba por decirle que me bajará ahí cuando mi celular vibró. La pantalla indicaba que era Lisa quien llamaba. Incline la cabeza haciendo que mi cubriera mi rostro ya que no podía resistir más y las lágrimas tomaban sus propias decisiones. Me decidí, sólo no respondería. Guarde de nuevo el celular en mi bolso y disimuladamente limpie las lágrimas de mi rostro.

- ¿Qué había sido tan malo para que derrames lágrimas por ella?- volteé a verla sorprendida. No esperaba que se diera cuenta. - Te conozco muy bien ¿recuerdas? - tomó mi mano y la soltó dándome mi espacio, acción que agradecí inmensamente.

- No tiene importancia- susurré y una vez más regrese mi mirada hacia la ventana.

Afortunadamente no pregunto más y tampoco el celular vibró más.

- Aquí- le dije señalando.

- ¿Qué?- dijo más que sorprendida.

- Que aquí esta bien, aquí déjame- aclaré. Ya que podía ser malinterpretada.

- No te dejaré en este hotel de cuarta- dijo con repulsión. De hecho yo no estaba muy contenta pero digamos que no traía el efectivo suficiente para uno mejor y no traía mi cartera.

- No te estoy preguntando si me dejas quedarme o no...

- No sé que mierda te hizo Manoban, pero yo no te dejo aquí. - me interrumpió y continuó conduciendo- ¿Tú casa o la de Lisa?- pero que magnificas opciones me dio.

- Regresa al hotel- dije cruzándome de brazos- No iré a ninguno de esos dos lugares.

- ¿Entonces?- exhalo con fastidio - Ni pienses que te dejaré en uno de esos lugares - se refería al hotel, no respondí. - Bien ¿No elegirás alguno?- negué con la cabeza. - Perfecto.- rodó los ojos y volvió a mirar el camino.

- Gracias por nada, Irene. - dije cerrando con fuerza la puerta del auto, odiaba que hiciera eso.

- Aún sigo detestando que hagas eso- dijo como si leyera mentes

- Da lo mismo- acomode mi vestido antes de comenzar a caminar por la calle.

- ¿A dónde crees que vas?- preguntó retóricamente.

- No voy a quedarme en tu casa, iré a buscar un hotel- seguí caminando y un fuerte viento me hizo temblar y enmaraño mi cabello. Maldije con ganas de tirarme al piso y llorar hasta quedar seca.

- No seas ridícula y entra ya. - me gire y la vi caminando hacia la puerta. ¿Qué más haría? No tenía donde ir...una vez más. Tal vez no había sido del todo bueno vivir con Lisa.

Tenía ya mucho tiempo de no entrar en la casa de Irene, muchos recuerdos llegaron a mi mente haciéndome estremecer aún más que el frío viento de afuera.

- Dormirás en mi habitación- dijo mientras subíamos las escaleras. -Toma de mi armario lo que necesites, yo estaré en la sala.- abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara.

- ¿No saldrás?- pregunte ya que apenas llego a la fiesta y la hice regresar.

- No- negó con la cabeza- Si tienes hambre baja.

- Quisiera ducharme...

- Pues hazlo- dijo obvia, me sonrió y salió de la habitación.

Apenas se cerró la puerta y me desplomé en la cama, en automático las lágrimas brotaban como si no tuvieran fin. ¿Cómo podía haberme hecho eso? ¡Y con Joy! Tal vez yo me había equivocado en el pasado pero eso no le daba derecho de acostarse con cualquiera... y mucho menos con mi peor enemiga. Me dolía el pecho. Era el mismo dolor que me había atormentado cuando Lisa había dicho que no quería volver a verme. La herida que se había cerrado ahora se había abierto y peor que la última vez. ¿Por qué Lisa?... era lo único que podía susurrar entre llanto. ¿Por qué siempre había algo? Siempre había algo o alguien impidiendo lo nuestro. ¿Por qué? ¡Joder!

Haciendo un gran esfuerzo camine hacia el closet, tome una camiseta y un short. Lo deje en la cama antes de entrar al baño.

Después de una larga ducha salí y coloque cada prenda en su lugar, solo batalle un poco con el short ya que lo ponía en su lugar pero prefería estar en mis tobillos. Me lo quite y busque otros que trajeran cintilla para poder ajustármelos.

Termine de cepillar mi cabello y mire el reloj que estaba el la cómoda al lado de la cama de Irene. Una de la madrugada. Dos golpes en la puerta me hicieron sobresaltarme.

- Pasa- dije suponiendo que era Irene

- Traje pizza- dijo entrando con la caja- Pero tardaste mucho y ahora esta fría- río haciendo una mueca graciosa.

- Es mejor fría- me senté en la cama.

- ¿Me invitas a cenar?- mordió su labio inferior con nerviosismo.

- ¿De qué es la pizza?- la mire con los ojos finitos.

- Pepperoni y queso extra- sonrió confiada- Tu favorita.

- Entonces si puedes quedarte- ambas reímos.

Comenzamos a platicar, en momentos lograba distraerme lo suficiente haciéndome olvidar de todo. Pero de un momento a otro la imagen del baño nublaba mis pensamientos, atiborrándome de unas ganas inmensas de llorar y llorar. ¿Irene lo sabría? ¿Irene sabría que su novia estaba desnuda sobre mi semidesnuda novia?

- Joy...

- ¿Sí?

- Tú sigues con Joy ¿cierto?- me atreví a preguntar.

- No.

-¿No?

- No- respondió como si nada dando una mordida al trozo de pizza.

- Y... ¿Se pude saber por qué?- pregunte disimuladamente.

- Jennie. - suspiró- Me di cuenta que ella solo me quiso alejar de ti- negó la cabeza mirando hacia abajo- Y para ser sincera...- se acerco un poco más a mi- ...Jamás pude olvidarte- sentí mis mejillas arder, en estos momentos no tenía ni la menor idea de cómo reaccionar- Te sonrojaste- dijo sorprendida y río mientras acariciaba mi mejilla.

- Déjame- me cubrí riendo

- No sabes cuanto envidio a Lisa. - tomo mi barbilla para mirarme a los ojos- ... saber que esos labios fueron míos- los delineo con suma delicadeza y mis ojos en automático se cerraron-... Y que deje que otra se adueñaran de ellos. - sus caricias bajaron por mi mejilla hasta mi cuello y de un momento a otro sus labios estaban sobre los míos.

Lo hacia con inseguridad, con temor a mi reacción. Y por más que mi conciencia gritaba 'Detente, Detenla' mis brazos ignoraron y pasaron por su cuello formando con mis manos un nudo en su nuca.

Solo escuche el sonido de la caja de pizza al caer al suelo y sin separarme de sus labios me hinque en la cama para hacerla recostarse y acomodarme sobre ella.

Me, myself and her. - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora