Me odian.

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Una vez más el celular de Lisa comenzó a sonar, esta vez bufó molesta.

— Responde. — le dije riendo mientras me daba la vuelta para comenzar a acomodar mis cosas.

— Esto no se queda así ¿estamos? — me señaló

— Claro que no se quedara así. — le sonreí y subí una de las maletas a la cama.

— ¿Mande? — respondió no de muy buena forma — ¿Para qué? — silencio —Mierda lo olvidé. — dijo frotando sus ojos — Si, si ya— dijo con fastidio — En cinco minutos estoy ahí. — colgó y el aparato regreso a su bolsillo. —Me tengo que ir a la tienda, ¿Vienes conmigo?

— Creo que me quedaré a limpiar el desorden de abajo. — me acerque a ella — ¿Está bien? — asintió con la cabeza.

— Nos vemos más tarde. — unió nuestros labios —Te amo. — susurró sobre estos y salió corriendo sin siquiera dejarme contestarle.

Terminé de acomodar todas mis cosas e incluso tome una ducha y me cambié.

Bajé con pequeños saltos las escaleras, estaba más que feliz. Tomé una bolsa y comencé a echar los trozos grandes de cristal con cuidado de que no rompieran la bolsa. En una hora la sala estaba lista.

No sabía a qué hora regresaría Lisa, Taylor y Sehun hasta dentro de casi dos horas. Y no tenía nada que hacer. Recordé lo que había dicho Lisa sobre su habitación. Muerta de la curiosidad, corrí escaleras arriba.

"Wow" fue lo que salió de mi boca al ver la habitación de la corajuda de Lisa. Era simplemente indescriptible el desastre. Vidrios rotos, cosas tiradas. Se me estrujo el corazón. Si la hice sufrir y mucho.

Bajé una vez más las escaleras para conseguir una bolsa y comenzar a limpiar semejante desorden.

La habitación quedó reluciente de nuevo, conecte el reloj - que también estaba tirado en el piso - y ya eran las 12:20. Rápido volví a mi habitación y saque mi celular para llamar a Lisa.

— Lis! — no la dejé hablar — ¿Puedo ir por Taylor y Sehun? — soltó una carcajada.

— Claro que puedes — contesto — Las llaves de mi auto están en la entrada.

— Perfecto oye... ¿Y a qué hora regresaras?

— No tardo, en diez, quince minutos estoy ahí.

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El timbre sonó y de pronto una oleada de niños llenaba la explanada del colegio. Era más que difícil lograr encontrar a la pequeña Taylor. Me ponía en las puntas de los pies para tratar de verla. Me imaginaba a Lisa en estas circunstancias con su poca tolerancia seguramente al inicio salía echando humo de aquí.

Hasta que finalmente vi su cabellera castaña inconfundible.

— ¡Taylor! — llamé y las otras madres de familia voltearon a verme ¿Qué? ¿Todas se llamaban Taylor? Estúpidas... — ¡Taylor! — llame una vez más y logro verme. Una enorme sonrisa se coló en su rostro.

— ¡Volviste! — gritó corriendo hacia mí con los brazos abiertos

— ¡Sí! ¿Me extrañaste? — pregunté abrazándola y rio.

—¡Mucho, Mucho!

—Yo también los extrañe mucho. — rio de nuevo. — Vamos por tu hermano — aún faltaba Sehun.

— ¡Volviste! — al igual que su hermana me dio un efusivo abrazo. — Te extrañamos mucho, no era divertido sin ti — despeine su cabello cariñosamente.

—Pues ya no se aburrirán más.

Llegamos a casa, ambos corrían a mi alrededor de mi preguntándome que a que jugaríamos.

— Primero vamos a comer y luego jugamos. — les dije abriendo la puerta.

— Lalisa querrá que hagamos tarea.— espetó Sehun y Taylor lo secundo.

— Pues entonces comeremos, hacen tarea y después jugamos ¿está bien? — aceptaron no muy alegremente.

— ¿Cómo les fue? — Pregunto Lisa bajando las escaleras

— Bien. — contestaron seriamente a coro y subieron corriendo las escaleras.

— Lo ves — hizo una mueca extraña — Me odian.

— No seas tonta. — besé su mejilla y subí detrás de ellos.

— ¿Por qué están enojados con Lis? — les pregunté y ambos se sentaron frente a mí en la cama, ninguno hablo solo miraban hacia abajo. —Ella está triste, dice que ustedes están molestos con ella ¿es verdad? — Taylor respondió que si con la cabeza.

— Nos gritó muy feo. — una lagrima resbalo por su mejilla

— Nosotros solo queríamos saber dónde estabas. — agregó Sehun.

— Ay pequeños — sabía que era mi culpa — Lisa los quiere mucho, y le duele demasiado que ustedes no le hablen — ambos se mirar con arrepentimiento. — Si les gritó fue porque tal vez no se encontraba bien en ese momento... así que — canturreé — Quiero que bajen y le den una sonrisita a su hermana ¿está claro? — ambos rieron ante mi tono militar al terminar la oración.

— Está claro. — dijeron ambos con el mismo tono haciendo un saludo con la mano tal y como los soldados.

Me, myself and her. - JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora