Noche de brujas 1964 - El cielo en el Infierno

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Había tenido que ir de vuelta a la tienda a comprar más cervezas y con la quinta empezó a marearse, no podía apartar de su mente a ese hombre sintiendo como el calor la consumía casi hasta quitarle el aliento. Entró a la ducha con desesperación para deshacerse un poco del fuego abrazador en su piel y en cuanto el agua fría toco su piel cerró los ojos disfrutándola como nunca. Enjabonó despacio su cuerpo haciendo imposible apartar la lascivia que le provocaban esas manos que había detallado tanto, se imaginó con sus brazos fuertes rodeándola. Aunque el agua estuviese cayéndole encima no lograba aplacar esas ansias que ese demonio le había despertado. Abrió los ojos jadeando ante la sensación de necesitar justo a ese desconocido en ese instante tan íntimo y creyó haber perdido la cabeza por completo, o quizá usó algún tipo de vudú, aunque dijera que no era afecto a las religiones. ¿De donde habría salido semejante extraño?.

Al entrar a su habitación miro su ventana a través de la traslúcida tela de su cortina, estaba por suerte cerrada, se acercó y bajó las persianas clausurado así la tentación obligándose a no volver a mirar. Annie y Patricia pasarían por ella en dos horas, aún tenía que peinarse y maquillase. Abrió el cajón de su ropa interior y en lugar de tomar algodón sencillo removió un poco hasta dar con un conjunto hermoso rojo, rojo como su auto. Sonrió. Era noche de brujas y ella podía ser una, no pasaría nada malo. 

Se mordió el labio colocándose el brasier que no ocultaba nada debido a su fino encaje, había comprado ese atrevido conjunto por una apuesta con Annie y jamás había pensado usarlo. Hasta entonces. Tomo la otra parte y la miró con cierto brillo de malicia en sus ojos pensando en el leviatán que se había metido a la casa de al lado y a su mente, suspiró hondamente metiéndola en su pequeño bolso y sonriendo pensó que tal vez hacía mucho calor para usarlo. Se colocó las medias de rayas rojas y blancas hasta el muslo acariciando su pierna, sus manos no dejaban de tocar su cuerpo evocándolo o acorde a la noche invocándolo. Su vestido de cuero muy ceñido a sus pechos le quedaba corto apenas cubría donde terminaban las medias las medias, azuzo su cabello sin peinar ensortijado que llevaba muy largo, tanto que al mirarse se encontró con una verdadera bruja y su mirada se tornó de una forma atrevida. Pinto sus labios de rojo muy lentamente como si pudiera sentir sus dedos acariciarlos, uso todo su maquillaje y habilidad para parecer una bruja mala, oscura y perversa terminando en algo más que sexy y le agradeció a su rubia inspiración. Era la idea se portarían mal. Finalmente se pintó las uñas de negro a excepción de los pulgares, que los llevaba rojos.

Annie llego con un sexy traje de muñeca con trenzas y un cuchillo ensangrentado. Paty era una momia y lo mejor era que solo estaba medio vendada, se echó a reír y la miraron de arriba a abajo alzando la ceja.

- Ustedes señoritas... la verdad que cuando hablaron de portarse mal no imagine esto - su madre las veía sin enfadó, en su lugar parecía divertida – si van a enloquecer esta noche cuídense de las consecuencias, tu por ejemplo eres la mía Candice White

Se colocó su sombrero puntiagudo guiñándole un ojo asegurándole que todo estaría bien y salieron entre risas la calle que estaba abarrotada adornada en negro y naranja con niños disfrazados corriendo de un lado a otro inducidos por los dulces. Annie había estacionado su escarabajo azul en frente, caminaron calle arriba tampoco irían tan lejos y debían exhibir sus excelentes disfraces que para algunos vecinos resultó escandaloso y pára otros realmente geniales para el calor que los azotaba. Se quedó mirando la casa un buen rato, el auto rojo no estaba en el garaje.

- Ya sé que extrañas a Anthony, pero están en comunicación y prometieron verse otra vez - la mire extrañada por su comentario y asentí había olvidado por un momento que aquella fue por años la casa de mi mejor amigo

Comenzaba a divertirse al igual que cuando eran niñas con una adrenalina vibrante. Estaban disfrazadas, pero no pedirían dulces porque irían directamente a una fiesta en casa de Archie. ¿Cerveza y/o travesura?. Aquello era una locura de alcohol y cigarrillos, de tabaco con algo más, bailaron como si no amanecería nunca y muy pronto el ambiente les sobrepasó. Estaban hasta arriba entre risas, sus amigas consiguieron su diversión y ella necesitaba aire. Por un momento sintió la necesidad de algo mucho mas fuerte de lo que le ofreció hasta entonces la noche, les dijo a las muy entretenidas que iría afuera y que no se preocuparan. Debido a los hombres que tenían a su lado la noche terminaría como muchas otras que empezaban así, no era la primera vez que festejaban su juventud de esa forma, pero probablemente sería una de las ultimas pues la vida adulta entre el trabajo de medio tiempo y la universidad llegaría para aquietarlas. Pusieron en su mano otra cerveza, además metieron en su bolsillo otra cosa con un simple "diviértete". 

Druidas y DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora