Capítulo 7||¿Lees sombras del vacío?

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Desperté con el sonido de la voz de mi madre y sus manos zarandeandome.
— Hija, despierta, el vecino guapo vino por ti — dijo mi madre moviéndome y yo me desperté exaltada
— ¿Cuál guapo? Digo ¿Cuál vecino? — dije levantándome y moviendo las cobijas
— El de ojos bonitos — dijo mi madre
— ¿Jos?
— Si, ¿Qué le digo?
— Que no joda, estoy dormida — dije y me tape de nuevo con mis cobijas
— Ey, ese vocabulario señorita
— Dile al Joven José Miguel que se retire a su casa , la señorita _____ Baker se encuentra en su sueño de belleza — dije dentro de mis cobijas
— Que sueño de belleza ni que nada, son las siete de la mañana, no es hora de dormir
— ¿Las siete? — me destapé — estas bromeando cierto
— No, para nada — veo el reloj de mi celular y efectivamente eran las siete — bueno, te dejo sola para que te alistes ¿ok?
— Ok, en cinco bajo.

Me cambié la pijama y literalmente bajé en cico minutos, entré a la cocina y allí estaba mi mamá, tomé una manzana y le di un beso a mi madre en su mejilla.

— Bye ma, nos vemos
— Adiós hija, cuidate

Fui corriendo hacia la puerta, tomé mi mochila la cual estaba en el perchero de la entrada e iba abrir la puerta pero algo, más bien dicho, alguien me detuvo.

— ¿Te olvidaste de mí? — dijo Jos quien estaba a mis espaldas, había olvidado que Jos estaba esperando
— Lo siento, ya sabes, las prisas — dije girándole hacia Jos
— Si — nos quedamos en silencio — ¿vas a abrir esa puerta o no?
— O si si si si, cierto — abrí la puerta y ambos salimos, me fijé en mi celular y ya eran las siete quince — tendremos que ir volando Jos, nos quedan solo quince minutos para llegar a clases
— Conozco algo mejor que volar
— ¿Qué? — Jos sacó las llaves de un auto, apachurro el botoncito para quitarle el seguro a las puertas y se encendieron las luces de un Lamborgini blanco — ¿Es tuyo? — dije mientras caminabamos hacia el auto
— Algo así — abrió la puerta la cual por cierto se abre muy extrañamente y yo subí al auto, Jos rodeó el auto y subió al asiento del piloto
— ¿Algo así?
— Si, algo así — me puse mi cinturón de seguridad y Jos me vio — ¿Acaso desconfias de mí?
— Prefiero desconfiar que morir en camino a la escuela
— Tienes razón — Jos se puso el cinturón de igual manera — primero la seguridad — Jos arrancó el auto
— ¿Tienes licencia?
— Sólo la de dios
— ¿Qué?
Antes de que pudiera decir otra cosa Jos avanzó con el auto a una velocidad impresionante, yo solo me sostenía del asiento y Jos manejaba como si estuviesen regalando nutella al otro lado de la ciudad.
En auto de la escuela a mi casa y viceversa se hace al menos media hora, pero con Jos al volante hicimos si mucho diez minutos.
Fueron los minutos más cardiacos de mi vida pero eso hizo que no llegara tan tarde a la escuela.
Jos estacionó en auto y ambos bajamos de él, los chicos miraban a Jos con respeto mientras que las chicas comenzaban a verlo con deseo.
Llegamos a nuestro salón de clases nos sentamos hasta atrás y las clases transcurrieron lentamente.
Podía notar como las chicas comenzaban a tener interés por Jos, pero él no les hacia caso y eso me divertía, el maestro de historia nos puso un vídeo «malditos vídeos aburridos me dan sueño» y una chica que estaba al otro lado de Jos le pasó un papelito, al parecer se lo había mandado Kim, Jos ni siquiera lo leyó, lo hizo bolita y lo tiró al piso.
Las clases terminaron y llegó la hora del receso, llegamos a la cafetería y nos sentamos en una mesa.

— Oye Jos, ¿te puedo hacer una pregunta?
— Adelante, hazla
— ¿Tus papás son mafiosos o algo así?
— ¿Por qué la pregunta?
— Es que no es muy peculiar que un adolescente de diecisiete años tenga un auto del año
— La verdad es que, mi papá trabaja en el negocio de la cocaína y mi mamá tiene una cadena de prostíbulos — abrí los ojos como platos — Ok, no, mi papá es entrenador del Real Madrid y mi madre trabaja en una editorial de libros
— ¿Encerio? ¿Tu padre es entrenador del el Real Madrid?
— Si, te lo juro por mi propia vida
— Wow, debe ser genial
— En partes sí y en partes no
— ¿Por qué lo dices?
— Porque nunca tienen tiempo para mí y para mi hermano, nunca han estado en casa desde que eramos niños y ahora mis padres están divorciados, mi padre vive en España y nos manda regalos caros con tal de que vallamos a vivir con él, pero yo simplemente no me veo con mi padre en España, aparte mi vida está aquí le destrozaría el corazón a mi madre, así que, aquí estoy bien.
— Oooo — dije y llegó Alonso a la mesa
— Hola, ¿puedo? — dijo Alonso refiriéndose a la silla
— Si, claro — dice Jos
— ¿Sigue en pie lo de hoy? — pregunté
— Si, claro ¿Qué clase les toca después del receso? — dijo Alonso
— Química — dijo Jos
— Ah, perfecto, entonces me voy con ustedes — dijo Alondo
Revisé mi mochila y me di cuenta de que aún no había entregado los libros que había pedido prestados en la biblioteca
— Chicos, los alcanzo en el salón, tengo que ir a la biblioteca a entregar unos libros — dije
— ¿Cuáles son? — pregunta Alonso
— No creo que les gusten — saqué los libros, uno se llamaba "Detrás de las montañas" y el otro "Culto sagrado"
— ¿Estás bromeando? Estos libros son excelentes, ¿Segura que los sacaste de la biblioteca? — dice Jos arqueando la ceja
— Si, bueno, de la biblioteca de la preparatoria no, solo tienen novelas populares y periódicos viejos, lo saqué de la biblioteca de la universidad — dije, me paré y tomé los dos libros
— Wow, que ruda, te robas los libros de la universidad — dice Alonso
— No los robo, sólo los pido prestados — metí los libros a mi mochila — Ok, los veo en el salón
— Ok, bye — dijo Jos

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