4. El miedo

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Nota:

This place is dead. Deftones.

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IV. Receso en las nubes, Gusu. Aquella noche de otoño, una semana atrás.

Wei Wuxian entró con una bandeja enorme y sirvió dos cenas copiosas al estilo de Yumeng.

- ¿El resto está comiendo también?

- Mn. - Asintió y empezaron a beber una sopa picante que les devolvió la vida. - Extrañaba muchísimo este sabor.

- Sabes que puedes venir al Muelle cuando quieras. ¿Cuándo fue la última vez?

- En primavera. No, fue al inicio del verano. Iré pronto. Quizás antes que empiece el invierno.

En estos dos años, habían empezando a paso muy lento pero firme a recuperar su relación.

Jiang Wanyin había aceptado que quizás nunca volvería a ser como antes, pero diferente podría ser sólo eso, no necesariamente peor.

Continuaron comiendo y hablando de lo que podrían hacer cuando Wei Wuxian volviera de visita.

El líder Jiang quería que revisara unos libros del clan Yu, que tenían guardados en el Muelle. Era un favor que le estaban haciendo a Nie Huaisang. Ya habían revisado las bibliotecas de varios clanes, buscando rituales de apaciguamiento.

Terminaron de comer y, luego de un par de copas, el hermano mayor hizo una pausa y, encontrando el valor, empezó a hablar.

-A-Cheng... Dime, ¿Qué pasó en verdad? Nosotros vimos activado el fénix de luz, cuando íbamos de camino. Ese fénix aparece en contadas ocasiones, y casi siempre es por cultivo dual. Revisamos la montaña y no había rastros del demonio, lo más seguro es que rl fénix le destruyera.

Jiang Wanyin se sirvió otra copa de sonrisa del emperador y la tomó de un trago.

Apartó la mirada de su shixiong y vio hacia afuera. El bosque estaba en silencio, pero él lograba distinguir los sonidos especiales de la noche. Había una suave brisa que se colaba por la puerta posterior, abierta de par en par. Frente a ella, los hermanos recostados en el suelo, tenían una actitud relajada; el uno, pensativa; el otro, triste.

Meditaba al respecto y decidió que no tenía sentido mentir. Lan Xichen estaría contándole a su hermano también, y de todas formas, Wei Wuxian lo sabría.

- Sí. No sé cómo pasó, porque realmente no fui consciente que hubiésemos activado al fénix. Lan Xichen cayó al acantilado y yo le salvé a duras penas. Teníamos muy poca energía y no nos quedó más que caminar. En algún punto tuve un ataque de pánico, recordando esos días oscuros - se tocó el pecho, la cicatriz - y Lan Xichen empezó a cantar una canción de tranquilidad. Creo que así empezó. - no volvió a ver a su hermano mayor por la vergüenza. - Tú ya sabes el resto.

- Entiendo. - Wei Wuxian se sirvió una copa también y la acabó de un tirón. - ¿Estás enamorado?

 - ¿Estás enamorado?

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Anochecer y amanecer. Parte 2. XiCheng - ChengxiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora