13. Truenos azules y relámpagos violeta

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Nota:

I put spell on you. Marilyn Manson. ( La única excepción)

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XIII. Gusu. Esa noche de otoño.

Le hizo caso. Saco los dedos y puso ungüento en su dureza. Entonces, el otro se apoyó en sus rodillas y subió el cuerpo. Con una mano, buscaba agarrarle y dirigirle.

No tardaron mucho en encontrar la entrada y tratar de abrirla con la punta, los dos con las manos en la erección del Jade.

Jiang Wanyyi gimió de dolor. Sin embargo, no la sacó. Antes bien, respiró profundo y buscó como sentarse sobre Lan Xichen, mientras le iba entrando de a poco.

- Estás tan cerrado, Wanyyi. No quiero hacerte daño. Creo que debería haberte preparado mejor.

- Tonterías. - Y se sentó del todo. El dolor hizo que cerrara los ojos aguados en lágrimas. Quizás se habían precipitado, pero era cierto que se moría por tenerle dentro. Ya no había vuelta atrás, estuviera listo o no.

El líder Jiang jadeaba, descansando su frente en el pecho de Lan Xichen. Las manos le dolían de lo fuerte que le estaba agarrando de la nuca. El dolor que sentía iba cediendo poco a poco, hasta que logró metérsela entera.

- Me estás partiendo por la mitad.

El otro hombre le besaba, le lamía y le chupaba por donde podía. Sus manos se entretenían en pellizcarle las piernas, las nalgas y la espalda.

Así, encima de él, Jiang Wanyin temblaba. Estaba tan caliente que le dolía la piel. Empezó a moverse encima del otro. Al principio con movimientos circulares, y luego hacia atrás y hacia adelante.

Lan Xichen empezó a rugir. Estaba loco de placer. Este hombre encima suyo se lo había tragado entero y ahora le cabalgaba con mucha cadencia. Enterró sus dedos en sus caderas.

- Wanyin, más. Más. - Jadeaba y se perdía en las sensaciones alrededor de su miembro. Todo estaba tan caliente, húmedo y cerrado. Sentía que le latía otro corazón aprisionado dentro de su Wanyin. A veces bramaba, a veces gemía, y otras, sollozaba.

Jiang Wanyin no estaba mejor. Estaba montándole, perdido en placer. No podía comprender cómo algo tan doloroso era en realidad tan placentero.

Sin saber cómo, Zidian pasó de su mano a la del jade, como una cinta de luz que iba de un cuerpo a otro.

Ya en su nuevo amo, Zidian empezó a buscar la piel de los muslos y la espalda de Jiang Wanyin, envolviéndolo por completo.

Entonces, el líder Jiang se echó para atrás y apoyado en las manos, empezó a moverse más profundamente. Este cambio de ángulo, forzó a Lan Xichen a gimotear.

El que estaba encima, arqueaba la espalda y movía las caderas haciendo grandes ochos con ellas. Pensó que iba a morir de placer. Zidian, enroscándose más en todo su torso. Era un espectáculo de luz en movimiento.

Estaba duro también pero nadie se ocupaba de su erección, porque él mismo tenía las manos apoyadas hacia atrás y Lan Xichen le sostenía las caderas.

Entonces, se acercó al otro, pegó su pecho contra él y usando una de sus manos, empezó a tocarse, y con la otra se agarró al cuello del hombre debajo de él.

- Ayúdame a botar encima tuyo, Xichen. - No se lo había terminado de decir, cuando le puso las manos en sus nalgas y lo empezó a subir y bajar con fuerza. - Más, dame más.

Estaba brincando desenfrenadamente. Se oía la tormenta, sus gemidos y el sonido de los saltos chapoteando y empujando.

Eran movimientos bruscos y violentos. Zidian se enrolló en ambos torsos, y empezó a sacar aún más chispas, dando verdaderos choques eléctricos a sus cuerpos.

Lan Xichen fue el primero en estallar. No pensó que fuera tan dulce morir. Casi se desmaya.

Unos minutos después, Jiang Wanyin también llegaba, con su erección aprisionada en su mano. Quedó lleno de un líquido viscoso y a su vez, manchó el abdomen y el pecho de Lan Xichen, de una sustancia similar.

Se dejó caer encima del otro hombre. Temblaban y jadeaban. Sentían que acaban de luchar con mil demonios, pero también, como si se hubiesen dado un baño caliente. Estaban demasiado relajados.

Si esto era morir, bendita, la muerte.

Si esto era morir, bendita, la muerte

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Anochecer y amanecer. Parte 2. XiCheng - ChengxiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora